REDACCIÓN.- La presidenta del Colegio de Enfermería de Valencia, Laura Almudéver, alerta de los problemas psicológicos que sufre la Enfermería por el exceso de presión asistencial durante los últimos meses. En este sentido, destaca que “ahora están aflorando los problemas emocionales entre las enfermeras y enfermeros tras la presión asistencial insostenible que se ha vivido durante la ‘sexta ola’”.

Según explican desde la institución, “los contagios rompieron las previsiones de la Administración y, como consecuencia, las plantillas quedaron desbordadas en la mayoría de las unidades hospitalarias, especialmente las UCI, las Unidades de Críticos y en los centros de salud”

“Las enfermeras y enfermeros están sufriendo problemas físicos y mentales graves porque se llevan el trabajo a casa. Llevan en sus mentes la inquietud y el nerviosismo que les impide disfrutar de su familia, por la precaución de evitar más contagios. Se ‘autoaislan’ socialmente para evitar más transmisión COVID-19, mientras ven irresponsabilidad en algunos sectores de la población”, apunta la presidenta de las enfermeras valencianas.

El director de la Fundación Salud y Persona, Joan Piñol, como psicólogo describe que “estrés, frustración y tristeza” son cuestiones que ha detectado en los sanitarios, un colectivo al que “le cuesta pedir ayuda”. Su equipo se encarga de la atención psicológica que ofrece el Colegio de Enfermería de Valencia gracias a la iniciativa ‘Estar preparados’, de la asociación empresarial del seguro Unespa.

“La ansiedad y el estrés aparecen continuamente y, sobre todo, las enfermeras nos preguntan sobre cómo gestionar el conflicto interno (muchas piensan en abandonar su profesión). Otro tema recurrente es la frustración y el miedo por falta de medios. Muestran un estado de ánimo bajo y tristeza”, según Piñol quien añade síntomas físicos como “el insomnio, el nerviosismo y alteraciones alimentarias (metabólicas)”. El psicólogo también destaca el estrés postraumático por los momentos tan duros que se vivieron o el duelo del profesional, por todas las pérdidas de pacientes, compañeros y familiares.

Desde el colegio consideran que esta situación debe obligar a replantarse la dotación de las plantillas de profesionales. Por ello, solicitan que se vuelvan a contratar los 3.300 sanitarios cuyos puestos dejaron de prorrogarse a fecha de 1 de junio del año pasado (habían contratado a 9.350, y no prorrogaron a todos, sólo a 6.050). Unos contratos que se centrarían en cubrir la demanda clínica.

Almudéver insiste en que la Administración sanitaria valenciana ha perdido, en la última década, entre 8.000 y 11.000 plazas estructurales y que los 9.350 contratos COVID sólo supondrán un parche, porque únicamente servirán para reforzar las plantillas de forma coyuntural si no se aumenta la ratio de enfermeras/os por número de pacientes.

La presidenta del Colegio de Enfermería de Valencia incide en que “no estamos en situación de prescindir de ninguna/o profesional actualmente contratada/o, y es completamente necesaria la estabilización de las plantillas con una reconversión a plazas estructurales de todas aquellas necesidades asistenciales hospitalarias y de cuidados que, cada día más, demanda la población valenciana”.