MARINA VIEIRA.- Una nueva investigación publicada por Ipsos MORI, a través de la Red Europea de Bioseguridad, revela que el COVID-19 provocó un aumento de 276.000 casos de lesiones cortopunzantes en trabajadores en ámbito sanitario en Europa en el último año. Las lesiones cortopunzantes son accidentes en los que una aguja u otro instrumento médico afilado penetra en la piel con el potencial de transferir virus transmitidos por la sangre, incluido el VIH o la hepatitis B o C del paciente al trabajador sanitario y viceversa. Esto supone un incremento de un 23% de casos más que en el último informe publicado.
Esta investigación, que se ha presentado en seminario virtual que ha contado con la asistencia de representantes internacionales expertos en bioseguridad, revela que el 98% de los encuestados considera que el aumento en el número de lesiones cortopunzantes se debe a un aumento de la presión y el estrés debido al COVID-19. El 47% de los encuestados también considera que se debe a la falta de dispositivos de seguridad. Además, ha concluido que los trabajadores de la salud en toda Europa, al proteger y cuidar a sus pacientes del COVID-19, se exponen innecesariamente a un mayor riesgo de contraer otras enfermedades mortales como puede ser el VIH.
Mecanismos de protección
Las lesiones cortopunzantes provocan un aumento de los costes y la interrupción del sistema de salud, que de todos modos se han visto agravados por la pandemia. Este tipo de lesiones también tienen un gran impacto emocional y mental en el personal que siempre pone a los pacientes en primer lugar y, literalmente, han arriesgado sus vidas durante el COVID-19. José Luis Cobos, vicesecretario general del Consejo General de Enfermería de España, ha sido uno de los ponentes en esta reunión y ha reclamado más mecanismos de protección para reducir estas preocupantes cifras. “Este impacto de la pandemia no es nuevo. Además, no debemos olvidar que estas lesiones no afectan únicamente al personal sanitario, tal y cómo revelan los datos de la encuesta, el personal de limpieza también cuenta con datos preocupantes. Necesitamos instituciones para observar y solucionar esta situación”, ha reclamado el vicesecretario general del CGE.
Por su parte, Ian Lindsley secretario de la Red Europea de Bioseguridad, ha presentado los datos de la encuesta y ha concretado que es necesario implementar políticas para paliar esta situación. “Se lo debemos a todos los trabajadores de la salud, enfermeras y otros profesionales que nos han protegido del COVID-19 durante el último año para que dejen de estar expuestos a enfermedades mortales propagadas por lesiones cortopunzantes”. El secretario de la Red Europea de Bioseguridad ha añadido: “No se debería haber permitido que el aumento de la presión y el estrés debido al COVID-19 pusieran a enfermeras y los médicos en mayor riesgo de enfermedades mortales causadas por lesiones cortopunzantes solo por cuidarnos”. También ha destacado la intervención de Mario Gabrielli, oficial de políticas y asuntos legales en la Comisión Europea, quien ha presentado su trabajo centrado en el desarrollo del estándar y la normalización respecto de la protección contra las lesiones cortopunzantes y la correcta interpretación de los reglamentos europeos. Una regulación muy reclamada por parte de todos representantes de los países que estaban presentes en la reunión.
Enfermeras, las más perjudicadas
Las enfermeras han sido quienes más lesiones han sufrido (82%) seguidas de los médicos (54%). Además, tal y cómo se ha expuesto en la presentación, la vacunación por COVID-19 también ha aumentado el número de lesiones en sanitarios, siendo las enfermeras las más afectadas al ser las responsables de este proceso. España, junto a Italia, ha sido el país que más incremento a lesiones ha sufrido en el colectivo enfermero. Además, colectivos como el personal de la limpieza también han sido muy afectados por lesiones en esta pandemia por COVID-19. El estrés y la presión son las razones principales que se alegan en todos los países como causa del aumento de estos incidentes, seguido a la falta de equipos de protección adecuados y la falta de sistemas de seguridad. Según el estudio presentado, las lesiones se han producido mayoritariamente en servicios de emergencia y cuidados intensivos, tal y como demuestran las respuestas de dos de cada cinco encuestados. Además de ha informado de que estos datos se obtuvieron a través de Ipsos MORI entre marzo y abril de 2021 y que para obtener los resultados se encuestó a 80 de los hospitales nacionales más grandes de Francia, Alemania, Italia, España y Polonia. La cifra total de encuestados es más que representativa para llegar a una conclusión certera sobre la situación real: 300.000 trabajadores de entornos sanitarios.
El vicesecretario general del Consejo General de Enfermería ha expuesto, en la reunión, que no sólo es necesario el desarrollo de leyes y mecanismos de protección a los trabajadores expuestos a estos riesgos, también es imprescindible invertir en formación e información. “Hay ciertas resistencias de los profesionales a utilizar algunos dispositivos. Necesitamos promover la formación continua”, ha concretado.
También se ha llamado a todos los presentes a elaborar un estándar normalizado de normas de protección a profesionales para obtener conclusiones a nivel europeo y establecer unos estándares comunes a nivel internacional. “Es importante establecer una implementación universal y también un observatorio permanente, necesitamos implementar y desarrollar un estándar nuevo con la participación de todos los stakeholders. Necesitamos recolectar los datos de lo que está ocurriendo en toda Europa”, ha concluido el vicesecretario general del CGE.