ÁNGEL M. GREGORIS.- María Guinot es enfermera del Centro de Información y Coordinación de Urgencias (CICU) de la Consejería de Sanidad de la Comunidad Valenciana. Hace unos días vivió una situación que recordará siempre. Durante su turno de trabajo, la centralita de emergencias le derivó una llamada porque una mujer adulta estaba inconsciente en su domicilio. Hasta aquí todo normal. Lo que escuchó al otro lado del teléfono fue lo que hace de esta historia una historia diferente y un ejemplo para aprender y prevenir posibles complicaciones. “Por favor, necesito ayuda, mi madre no está bien, que alguien venga”. Era una niña de cuatro años, que había cogido el teléfono ella sola y había logrado llamar a urgencias porque su madre se encontraba inmóvil y no reaccionaba a sus estímulos.
Aunque en esta ocasión la madre, con una crisis epiléptica, logró reponerse sola, un gesto como este podría salvar muchas vidas. Por eso, educar a los más pequeños y enseñarlos desde edades tempranas para que sepan actuar ante casos así es fundamental. “Estamos ante una generación que siempre está con un sistema informático en las manos, ya sea móvil o tablet, es importante que les enseñen a desbloquearlo, marcar el 112 en caso de emergencia y, sobre todo, que sepan ubicarse”, explica Guinot.
Conocimientos
En este sentido, la educación enfermera en los colegios ayuda también a que los niños y niñas obtengan estos conocimientos. “Nosotros cuando vamos a hacer algunas charlas siempre decimos que, igual que se aprenden el teléfono de un familiar, que se aprendan el 112, que se les vaya repitiendo la calle, el portal y el número donde viven. Si ya el menor empieza a leer, dejarle un papel en la nevera para que pueda leer la dirección exacta. Si no está en casa y, por ejemplo, va a un centro comercial, decirles el nombre”, apunta la enfermera.
Para ella, el papel de las enfermeras en cuanto a educación sanitaria es importantísima porque “depende de nosotros”. “El trabajo en equipo es primordial, pero las enfermeras somos una figura cada vez más importante y tenemos todos que luchar por cada vez tener más reconocimiento de nuestra labor”, subraya.
Tranquilizarla
La enfermera estuvo hasta que llegaron sus compañeros a la casa hablando con la niña para tranquilizarla. “Intenté adecuar las preguntas que le haríamos a una persona adulta, adaptándolas a una jerga más infantil. En lugar de preguntarle si estaba consciente o inconsciente le dije que si la mamá respiraba solita o si había abierto los ojos. Me dijo que de vez en cuando parpadeaba y respiraba solita. Hay que sacar tu mejor versión para conseguir que no llore y que esté tranquila”, concluye.