ALICIA ALMENDROS.- En las últimas décadas España se ha convertido en un país receptor de inmigrantes de diversas culturas y religiones. Una realidad cultural donde los sanitarios no deberían encontrar un escollo insalvable en su labor profesional. “El hecho de vivir en una sociedad cada vez más diversa influye consecuentemente en la práctica enfermera, ya que hace que sea necesario proporcionar unos cuidados culturalmente coherentes para evitar choques interculturales entre el profesional y el binomio paciente-familia y de esta manera ofrecer una atención de calidad”, explica Laura Garzón, enfermera del Instituto Catalán de Oncología (ICO), en Hospitalet de Llobregat (Barcelona), y autora del estudio El final de la vida en la cultura islámica, publicado en la revista Metas de Enfermería.
Sin duda, un nuevo contexto que plantea retos sobre los que las sociedades modernas están obligadas a reflexionar con el fin de diseñar políticas públicas y modelos de gestión adecuados. El pluralismo religioso es una realidad, y el ejercicio de la libertad religiosa un derecho fundamental cuya garantía ha de ser tenida en cuenta en la planificación de los servicios públicos, entre ellos, la atención sanitaria.
Cada vez son más los enfermeros que se enfrentan en su día a día con pacientes de otras culturas. “Los sanitarios no tenemos una formación específica al respecto, salvo gente que se haya formado por su cuenta, por lo que el tratamiento y el cuidado que hacemos depende un poco del talante de cada uno de los profesionales. El que damos es un trato muy personaliza-do, depende de la personalidad de cada uno”, argumenta Amparo Albiach, matrona del Hospital de La Plana, en Villareal (Castellón). Amparo es musulmana, por lo que en el hospital puede ayudar con algunos temas que al resto de sanitarios se les escapan. “Intento ayudar en lo que puedo. Ahora no llevo velo, pero cuando lo llevaba nunca tuve ningún problema. Es cierto que tienen curiosidad y quizás sí que me he topado con el comentario de alguna persona ignorante en el tema, pe-ro cuando te conocen pierden el miedo. Es cuestión de dialogar las cosas y llegar a un acuerdo”, asegura.
Alimentación
La alimentación de los pacientes puede generar “conflicto”. Los budistas tienen aversión a los productos de carne animal, incluso a los utilizados para hacer ciertos medicamentos. Los judíos solicitarán una dieta kosher y los musulmanes no con-sumen productos que contengan cerdo, alcohol o gelatina, y muchos prefieren que la carne sea halal. “En mi hospital tenemos con frecuencia pacientes musulmanes. Al principio, el personal no estaba acostumbra-do a tratar a este tipo de personas y teníamos problemas con la dieta. Tras ver qué podíamos hacer optamos por un menú sin carne para todos los musulmanes, ya que algunos no comían nada de carne, otros sólo las que estuviera matada de forma islámica…Era mucho lío y optamos por eliminar la carne de la dieta. Cuando una persona está enferma no ayuna, está exento de hacerlo”, comenta Albiach.
Los judíos cuentan con varios días de ayuno en su calendario. Además, los practicantes deben seguir la regla estricta de no trabajar ningún sábado. De hecho, un estudio publicado en Nursing Center muestra cómo esta regla la cumplen hasta tal punto que no usan herramientas eléctricas entre las que se pueden encontrar un interruptor de luz, pulsar el botón de llamada en la habitación en la que está ingresa-do, utilizar una bomba de analgesia controlada por el paciente o ajustar una cama su hospital, diseñaron unos pictogramas. “En Ceuta con-viven cuatro grandes culturas-religiones cada una con su propia idiosincrasia, y los profesionales sanitarios encontramos muchas situaciones don-de la información que nos pueda aportar el paciente jun-to a las pruebas que adjuntemos, suponen un gran valor para tomar decisiones de cara a la atención que prestemos”, afirma Rodríguez.
A veces la recogida de información es una barrera a la hora de tomar decisiones, “por ello elaboramos unos pictogramas que sirven de forma sistemática como medio de comunicación en el área de paritorios sobre aquellas personas que no entienden el castellano. A través de ellos, podemos recabar información importante como puede ser la edad gestacional, los hijos que han tenido previamente, si ha roto la bolsa…”, prosigue Rodríguez.
Hasta el momento, la ayuda de los pictogramas ha sido crucial, porque con una rápida ojeada la mujer va identificando a través de los dibujos la información que los sanitarios demandan. En la actualidad, estos pictogramas se han implantado a través del Servicio Andaluz de Salud en todo los paritorios de los hospitales públicos andaluces. “Incluso lo solicitaron países del norte de África y hasta India. Lo más complicado es transmitirle la información de su situación clínica”, asegura Rodríguez. “Hay que intentar adoptar frases más cortas, con palabras populares de la calle, con sinónimos… para facilitar un poco el idioma y que el paciente te entienda”, comenta Albiach.
Asistencia
“Personalmente, creo que hay que ser muy tolerante como enfermera”, explica Garzón. Y es que algunos pacientes musulmanes prefieren ser atendidos por sanitarios del mismo sexo. “Los hombre árabes sí que suelen ser más propensos a hacer esta petición, pero realmente en sus países se pue-de ver que la mayoría de los partos, por ejemplo, son atendidos por hombres porque hay pocas mujeres médico. Sin embargo, cuando llegan a España lo piden, creo que es por desconocimiento. Cuan-do ha habido algún problema con este tema, les explico que sólo vamos a atender y no habrá ningún problema. Sin embargo, cuando acuden a un centro de planificación fa-miliar o a su centro de salud quizás puedan elegir, si es posible bien y si no, no pasa na-da. No se puede ir con favoritismo ni con discriminación de sexo porque no tiene ningún sentido religioso”, argumenta Albiach.
El rezo es otro de los momentos clave para los pacientes musulmanes. “Practican el Salah, que consiste en rezar cinco veces al día orientándose a La Meca. Los enfermos pueden realizarlos en la cama. Antes de cada rezo es preciso lavarse por lo que suelen necesitar utensilios para ello. Además, en esos momentos solemos evitar todo proceso no urgente”, comenta Garzón. Aunque esta enfermera explica que no ha vivido ninguna experiencia concreta, re-cuerda que una compañera al repartir la medicación, a las seis de la mañana, encontró a su paciente tendido en el suelo. “Su instinto fue levantarle rápidamente y mantenerlo en pie. El paciente se asustó, era musulmán y estaba rezan-do… No hubo ningún problema, la enfermera pidió disculpas y el paciente no se molestó por ello”, recuerda entre risas.
Algunos católicos suelen poner estampitas y crucifijos en sus habitaciones. Incluso piden pasarlas a quirófano. Los budistas en cambio piden estar en lugares tranquilos donde sea posible la meditación. Además, un estudio publicado en Nursing Center muestra que hay veces en las que se niegan a tomar analgésicos porque según ellos “la claridad de la mente es muy importante para la práctica de su religión”.
Algunos han tenido que mediar con pacientes que son testigos de Jehová, ya que están en contra de recibir personalmente cualquier tipo de sangre en una trasfusión, medicación, subproducto de la sangre o comida. Algunas enfermeras reconocen que es un poco frustrante, ya que como personal sanitario están pre-paradas para salvar vidas mediante tratamientos. “En alguna ocasión hemos tenido casos extremos. Intentamos dialogar para que razonen y llegar a un consenso. Hay ve-ces que si estamos en niveles aceptables de la enfermedad podemos proponerle un tratamiento alternativo, pero cuando es imposible llegar a un acuerdo y peligra la vida o la salud de alguien hemos te-nido que recurrir al juez de guardia”, relata Albiach.
Muerte
La llegada de la muerte es otro de los momentos clave. Los católicos suelen solicitar que la extremaunción y las bendiciones sean realizados por un sacerdote católico. No hay una preparación especial del cuerpo tras la muerte. La Iglesia Católica respalda la sepultura en lugar de la cremación, aunque no prohíbe esta práctica.
Los musulmanes, por su parte, siguen otras prácticas. En su estudio, Laura Garzón muestra cómo “justo antes de la muerte, el paciente debe colocarse en dirección a La Meca; si esto no es posible, basta con mantenerlo en decúbito lateral derecho y la cama en dirección a La Meca. En el momento de la muerte se inicia el ritual del lavado, el cual es preferible que sea realizado por dos musulmanes de la familia cercana y del mismo sexo. Por eso hay que destacar que los profesionales deben llevar siempre guantes para tocar el cuerpo. Durante el ritual se realizan maniobras para evitar distorsiones corporales, se reza y, finalmente, se cubre el cuerpo con una tela blanca llamada kafan. La familia agradece la rapidez con la que los profesionales preparen la documentación ya que prefieren que el entierro sea el mismo día”, relata Garzón.
Al igual que los católicos con el cura, los judíos suelen solicitar un rabino, y la sepultura sucede rápidamente, por lo general dentro de las 24 horas. Incluso muchos judíos practicantes prefieren evitar la autopsia, aunque eso queda en manos de la decisión del médico forense. En cambio, los budistas pueden cantar o rezar en voz alta, y solicitar la quema de incienso o velas. En esta ocasión son los sanitarios los que deben dar permiso.
Muchos enfermeros echan en falta algo más de información sobre el tema, pero Rodríguez reconoce que “la propia experiencia profesional, la de tus compañeros, incluso la de las propias gestantes y sus familias te aporta conocimientos continuamente”.
5 Comentarios
Maria del Pilar
Hola a todos.
Soy creyente en Jesús y enfermera.
Gracias por el artículo.
Yo pienso que cuando trabajamos debemos hacer nuestro trabajo y que cada profesional actúe según su fe.
Gracias. Un cordial saludo.
marta
Si las personas tienen salud mental y sentido comun y respeto al progimo, no es problema que un-a paciente practique una religion distinta de la cristiana. El problema comienza cuando el paciente o la familia no están acostumbrados a respetar a los demás o no tienen salud mental, entonces necesitamos normas muy concretas.
joaquín
Lo siento mucho…debo aaportar aquí un inciso que seguramente va a ser criticado ( pero en el fondo pensamos todos lo mismo ): creo que se trata de FAVORITISMOS , para que no se diga. me parece una absurdez seguir tolerando estas prácticas dentro de los hospitales ni en los centros de salud. Quien precisa la asistencia es el paciente, y nosotros se la prestamos…pero por favor que no nos toreen basándose en SUS criterios. No soporto ni los velos ( siempre la mujer es la víctima, ya que el hombre va vestido a veces de manera inapropiada con bermudas o camisetas de tirantes; al igual que tampoco soporto los móviles dentro de las consultas mientras se les atiende, ni masticar chicles ene stas situaciones.
ya sé que me llamereis de todo, pero creo que debemos poner freno a estas costumbres que nos tratan de imponer : No somos mayoritariamente católicos en este País ( de pandereta a veces) ? Tratamos de imponerles nosotros nuestra costumbres ? es mas habría que recordarles que el extranjero es él, no nosotros
Mateos Sanchez
Mi mujer, Licenciada en Filologia Inglesa, hablando y escribiendo perfectamente 5 idiomas, es Musulmana y lleva el velo, porque ella cree que debe llevarlo, Como ella hay millones de mujeres que están sometidas a su Dios.
igualmente hay hombres, que pese a ser musulmanes visten de manera inapropiada, al contrario que sus mujeres.
Pero eso, no te da derecho a ti, ni ha ningun imbecil como tu, a menospreciar a 1500 millones de musulmanes.
Para mas inri, eres un profundo desconocedor tanto de la empatia profesional y personal con los demas, como de nuestra Carta Magna, documento legal, que muchos mermados como tu, olvidan cuando sacan a relucir su racismo y su islamofobia.
Y me expreso en estos termino, tan poco finos, para ponerme a tu altura de miras.Quizás, con la contundencia de las palabras entiendas las dificultades mentales u personales que tienes.
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Enhorabuena por el artículo; hoy en día nos encontramos en un contexto multicultural y no intercultural, ya que las religiones no se interrelacionan entre sí, y cada uno se relaciona, salvo en excepciones y momentos contados, con los de su adscripción cultual. Por otro lado, la tarea de la enfermería se me antoja difícil y hay que saber mantener la conpostura ante situaciones que surgen ante los problemas religiosos: que si puedes venir más tarde que está rezando, que no como carne de cerdo, que no como pescado con escamas… Las políticas llevadas a cabo por la administración son a veces insuficientes, y mantienen actitudes de discriminación positiva provoca que al final un colectivo salga en cierto modo perjudicado en relación a otro. En definitiva es un tema difícil de abordar y no tenemos la suficiente formación para ello. Un saludo.