ÁNGEL M. GREGORIS.- El trasplante de médula ósea autólogo es un procedimiento en el cual el donante de la médula es el mismo paciente. Consiste en obtener las células madre de la persona afectada y luego volver a dárselas después de realizarles un tratamiento. Pilar Rodríguez, enfermera de la Unidad de Oncohematología (trasplante de médula ósea), del Hospital San Pedro de Alcántara (Cáceres), ha querido poner en valor el enorme trabajo que realizan las enfermeras en un área como esta. “Somos la esperanza de vida del paciente, que, además, tiene un largo trayecto desde su diagnóstico hasta que se decide el trasplante. Nosotras nos encargamos de realizar lo que es la infusión de la médula ósea, pero no es tan rápido. Primero están en una unidad aislados mucho tiempo y nosotros somos como una gran familia para ellos”, apunta Rodríguez.
Para ella, es imprescindible la labor humana en esta unidad. “Ser enfermera significa ser una gran cuidadora. Muchas veces están aislados de su familia, de su entorno, de todo su mundo… por lo tanto, nosotros hacemos de esa familia”, puntualiza.
Empatizar
La enfermera considera fundamental empatizar, pero recuerda que para cuidar hay que cuidarse: “Hay que tener cuidado porque existe lo que se llama la fatiga de la compasión y la podemos sufrir aquellos que estamos en continuo contacto con el dolor y con la muerte. Nosotros nos tenemos que proteger”.
Sin duda, Rodríguez subraya que “la enfermera es la que pasa más horas con ellos”. “Cuando no entienden algo, nos lo preguntan. Y qué importante es esa comunicación verbal, pero mucho más la no verbal.
En definitiva, cuando la soledad y el aislamiento se cierne sobre los pacientes, las enfermeras siempre están ahí para darles una mano confidente.