REDACCIÓN.- Las infecciones hospitalarias son uno de los mayores peligros de la asistencia sanitaria, pues ponen en riesgo la vida y la seguridad de los pacientes. De hecho, son el segundo evento adverso contra el que hay que luchar, por detrás de los errores de medicación. Combatir a estos auténticos enemigos invisibles, tanto en las propias instalaciones como en los pacientes, es tarea para los enfermeros que se dedican a la prevención y control de infecciones.

Su función va dirigida a la prevención y control de la infección y seguridad del paciente, tiene una visión más integradora de la asistencia y los cuidados. Es un trabajo crucial dentro de un centro sanitario y a la vez muy transversal, en el que tocan muchísimas áreas. Como explica Luisa Rodríguez Navas, enfermera del Servicio de Medicina Preventiva del Hospital Príncipe de Asturias de Alcalá de Henares (Madrid), “nos dedicamos, por ejemplo, al fomento de la higiene hospitalaria, auditorías del cumplimiento de higiene de manos, aislamientos, antisépticos y desinfectantes, sistemas de vigilancia de la infección de la herida quirúrgica, infección asociada a dispositivos, etc”.

Las infecciones son el segundo evento adverso más prevalente

“Trabajamos mucho junto con el profesional sanitario, damos muchísima formación en las unidades de hospitalización, verificamos que las medidas se están utilizando correctamente, y que tienen todos los productos que desde Medicina Preventiva se han pactado como óptimos para esas medidas de prevención.

Auditamos para poder saber cómo se está realizando y realizar propuestas de mejora. Hacemos recomendaciones sobre cómo hacerlo mejor. Hay cosas que cambian, no tienen por qué saber que hemos cambiado de Betadine a la Clorexidina, y el por qué. Desde preventiva lo sabemos y se lo explicamos”. Con docencia, con investigación, y explicando mucho las cosas. Y es que “docencia e investigación son una parte esencial de nuestro día a día. Vacunas que se ponen nuevas, controles para auditar la limpieza, nuevos productos que se prueban continuamente para saber si están dando resultado o no. Es una enfermería muy en pro de la investigación”.

Bioseguridad

Preventiva3Cargados de muestreadores microbiológicos, con contadores de partículas, placas de agar Sabouraud, placas de RODAC y soluciones hidroalcohólicas van a verificar que se cumplen las medidas establecidas en diferentes áreas de riego del hospital. No es raro verlos tomando muestras de agua subidos en las torres de refrigeración para controlar la legionella, sobre todo en verano, o con cultivos de hongos que muestran en las charlas con el personal sanitario, “algo que siempre les resulta interesante”, comenta Luisa Rodríguez.

Como parte de los sistemas de vigilancia chequean los aislamientos del hospital. Toman muestras de las habitaciones de aislamiento inverso de pacientes inmunodeprimidos, de los quirófanos, las UCI de adultos y pediatría y neonatos. En todos los lugares de riesgo se controla la bioseguridad ambiental y un muestreo de superficies de mayor contacto del paciente, comprobando la limpieza y desinfección. Las habitaciones de aislamiento inverso, para pacientes inmunodeprimidos, tienen unos estándares establecidos, en las que no se debe sobrepasar un cierto umbral. La placa de agar Sabouraud se pone directamente en el muestreador ambiental que, a modo de aspiradora, recoge las partículas en suspensión de aire por metro cúbico y se cultiva directamente en la placa de Petri especial para hongos. “Las partículas de aire se toman a una distancia de un metro de donde está el paciente, y también se toma una muestra de las rejillas de expulsión de aire, para controlar cómo sale en la habitación. Solemos recoger unos 500 litros de cada muestra”. explica esta enfermera que también es presidenta de la Asociación Madrileña de Enfermería Preventiva.

“Tenemos una visión más integradora de la asistencia”

La placa se sella y ya estaría lista para la incubación. Estas partículas se incuban a 37ºC y se hacen dos lecturas, a las 48 horas y a los 5 días. Si el umbral es mayor del establecido en el estándar se manda limpiar todo nuevamente o cambiar los filtros HEPA. También se toman muestras en las rejillas de expulsión de aire para controlar cómo sale el aire en la habitación y se verifica la temperatura ambiental.

Mientras se recoge el aire, “con las placas de RODAC se toman muestras de las superficies de contacto de la habitación para comprobar que la limpieza y la desinfección son correctas. Estas placas son especiales para superficies. Se ponen unos segundos en las zonas de mayor contacto del paciente: en la cama, la mesilla, el sillón… Simplemente con el contacto directo se toma la muestra y luego se meten a incubar a 37ºC y se hace un recuento de las unidades formadoras de colonias a las 48 horas”. Entre proceso y proceso toca lavado de manos con solución hidroalcohólica. En cada turno pueden llegar a lavarse las manos hasta 30 veces. El muestro de bioseguridad ambiental de estas habitaciones incluye la recogida de muestras de agua, tanto del lavabo como de las duchas, para evitar la contaminación del agua.

Se realizan auditorías de limpieza mensualmente, chequean el contenido del carro de la limpieza para comprobar que tienen todos los utensilios necesarios, se observa el proceso de la limpieza y el resultado final, y se revisa una habitación con la limpieza ya realizada.

Epidemiología y vigilancia

 Además de chequear los aislamientos del hospital, como parte de la epidemiología y los sistemas de vigilancia se verifican diariamente los pacientes aislados por un microorganismo epidemiológicamente importante.

Como explica Luisa Rodríguez Navas, “la mayoría de los aislamientos son por bacterias resistentes a antibióticos. Cuando un paciente tiene una muestra positiva sea tanto en una muestra biológica o de colonización se toman precauciones mayores: con una habitación individual, higiene de manos, utilización de bata, de guantes…

Auditan todo el hospital,personal einstalaciones

Tras las comprobaciones se encargan de sacar un listado de microbiología, con todos los pacientes que tienen una muestra positiva en el hospital, ya sea resistente o no. Todo se chequea para saber qué pacientes necesitan estas precauciones, para bloquear las camas, trasladar a posibles compañeros o para hablar con las enfermeras de la planta correspondiente sobre las medidas especiales a seguir. “Contamos con un sistema informático de alertas, en el que si un paciente ya ha estado en el hospital con un aislamiento, al hacer el nuevo ingreso nos saldría la alerta y directamente se bloquea la habitación y se establecen las precauciones necesarias”.

AlertaEn otros casos, hay un sistema de vigilancia activa de multirresistencias. Así, por ejemplo, “a todos los pacientes que están ingresados en el UCI se les hace un screening, desde el momento de ingreso de todas las multirresistencias, para saber si precisan aislamiento. Con el resto de pacientes no se hace una búsqueda activa, se detectan en microbiología y después se pone la alerta desde el servicio de preventiva”, explica Luisa Rodriguez Navas. Para poder levantar el aislamiento a un paciente son necesarios tres negativos consecutivos.

Control quirúrgico

“Por ley estamos también obligados a vigilar la infección relacionada con la herida quirúrgica, se revisa el parte de quirófano todos los días y se controlan y vigilan los procedimientos quirúrgicos comunes en todos los hospitales de la comunidad de Madrid: prótesis de cadera, prótesis de rodilla, la cirugía de mama y toda la cirugía de recto y de colon”, explica Mª Luisa Rodríguez. A todos los pacientes que van a ingresar con este tipo de cirugía se les abre la ficha en el sistema de vigilancia por riesgo NNISS, con una evaluación individualizada. Cuando en la intervención se coloca un implante, por ejemplo, una prótesis de cadera, de rodilla o un implante de mama se revisa más riesgo de contraer una infección. Todos estos datos se facilitan a salud pública”.

En los implantes se revisan las infecciones hasta el año

“Nosotros verificamos que las medidas de higiene se han hecho correctamente, que se ha hecho la antisepsia de piel en el quirófano, que se le ha puesto la preparación quirúrgica. Hay registros que tenemos que ir directamente a la planta a cogerlos, otros los tenemos en la intranet del hospital. Es un sistema de vigilancia con muchísimas variables”, comenta la enfermera. Aunque su contacto con el paciente es limitado, sí que se encargan de la vacunación de pacientes inmunodeprimidos. “Se les vacuna de las enfermedades más prevalentes en cada caso, pues cada especialidad tiene unos protocolos de vacunación específicos. Hay protocolos de vacunación para los pacientes que han sido sometidos a un trasplante de médula ósea, pacientes en hemodiálisis, pacientes de diferentes servicios que van a empezar con un tratamiento inmunosupresor”.

El mayor protocolo de vacunación es para los pacientes con trasplante de médula ósea. A los pacientes de hemodiálisis, por ejemplo, se les controla más la hepatitis B, especialmente antes de la diálisis”. De todos modos, desde los distintos servicios les remiten pacientes, especialmente a aquellos que van a empezar con un tratamiento inmunosupresor. Tablet en mano también se encargan de auditar el cumplimiento de higiene de manos en el hospital. Se hacen auditorías semestrales en todas las unidades de hospitalización. “Vamos con el profesional, en su trabajo diario, observando si cumplen las recomendaciones de higiene de manos, si se hace de forma correcta y en los cinco momentos que establece la OMS”, explica.

Resultados

Preventiva8Con todo esto pretenden en todo momento la seguridad del paciente y la prevención de las infecciones relacionadas con la atención sanitaria. “Estamos consiguiendo que la infección relacionada con la atención sanitaria vaya disminuyendo. La tendencia del EPINE es muy clara —sostiene Rodríguez Navas—. En los años 90 la prevalencia era del 10%, ahora estamos en torno al 6%”.

Sin embargo todavía queda mucho por hacer. “En realidad hay cosas nuevas todos los días. Hay que adaptarse a todas las novedades que surgen. Es un ámbito muy cambiante, no hay nada estanco, está en continuo crecimiento y cambio gracias a los avances de la evidencia científica”.

“La enfermera de prevención y control de la infección —concluye Rodríguez Navas— es un profesional clave para la mejora de la calidad asistencial focalizada en las políticas de seguridad del paciente, como el camino hacia una asistencia sanitaria exenta de todo daño, y por ello requiere unos conocimientos, aptitudes y habilidades específicas de estos profesionales de enfermería.

Pese a su rol avanzado, la formación no está reglada

Por ello se elaboró un documento nacional, actualizado, participativo y consensuado para definir las funciones y competencias específicas, para que proporcionen un marco facilitador para evaluar el desempeño, la formación y el crecimiento profesional.

Las infecciones nosocomiales en España 

Preventiva1De los 57.142 pacientes que ingresaron en los 276 hospitales españoles en 2015, 4.608 sufrieron alguna infección nosocomial, lo que supone una prevalencia del 8,92%, teniendo en cuenta que un paciente puede tener varias infecciones de diferente localización, según los datos provisionales del estudio Epine-EPPS 2015.

Como suele ser habitual, la herida quirúrgica es donde hay más riesgo de infección nosocomial, aglutinando más del 25% de los casos. Le siguen de las infecciones respiratorias, debido a la ventilación mecánica, las urinarias por el sondaje vesical, así como las bacteriemias e infecciones asociadas a catéter.

Cuando se desconoce el estado infeccioso del paciente al ingresar, la infección suele considerarse nosocomial cuando ocurre 48 horas después de la hospitalización. Si aparece antes se considera que esta infección se estaba incubando en el momento de la admisión del paciente en el centro.

Con independencia de la vía de transmisión, el estado del paciente favorece la aparición de una infección nosocomial: la edad y los problemas de salud previos son especialmente importantes. Las personas de edad avanzada, las personas inmunodeprimidas, los recién nacidos (en particular los prematuros), los politraumatizados y los grandes quemados son los grupos con más riesgo. También algunos tratamientos pueden facilitar la aparición de una infección de este tipo: los tratamientos con antibióticos que desequilibran la flora de los pacientes y seleccionan las bacterias resistentes y los tratamientos inmunosupresores.

Las infecciones son más frecuentes cuando se realizan procedimientos invasivos.

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