GEMA ROMERO.- El verano es sinónimo de vacaciones, sol y calor, mucho calor. Para combatirlo, a falta de playa, lo más habitual es recurrir a la piscina. “En España estamos muy acostumbrados al verano, lo vemos como algo normal, y es precisamente en tu entorno cotidiano donde se producen los accidentes más graves. No solemos pensar, cuando vamos a la piscina, que uno se puede ahogar”, afirma Alejandro Blanco, enfermero de las instalaciones deportivas de la Universidad Complutense de Madrid. “Y sin embargo -añade- en España tenemos muchos ahogados”, alrededor de 450 de todas las edades, a lo largo del año. De hecho, según el Comité de Seguridad y Prevención de Lesiones no Intencionadas en la Infancia de la Asociación Española de Pediatría, el ahogamiento es la segunda causa de muerte accidental (después de los accidentes de tráfico) en menores de 19 años.
Hasta el 80% de los ahogamientos en niños se producen en piscinas privadas, “sobre todo por negligencias y descuidos en la vigilancia de los menores. Es la típica piscina en un chalet en la que el niño, cuando el padre se está echando la siesta, se va, se baña, le pasa algo y se ahoga”, explica Blanco. Para evitarlo, lo mejor es poner vallas con cerrojos y no perder de vista a los niños.
Y es que las piscinas privadas siguen exentas de cumplir las normas de seguridad establecidas en el Real Decreto 742/2013, de 27 de septiembre, por el que se establecen los criterios técnico-sanitarios de las piscinas, pues sólo son aplicables a las de uso público. Además, las piscinas de las comunidades de vecinos no tienen un criterio común, en las distintas comunidades autónomas, para ser consideradas públicas o privadas.
Enfermeros en piscinas
La cosa cambia en el caso de las piscinas públicas. Aquí cada comunidad autónoma establece los requisitos de socorristas, enfermeros y médicos en función del volumen de lámina de agua. En la Comunidad de Madrid, por ejemplo, hasta los 500 metros cuadra-dos de lámina de agua es obligatorio contar con socorrista, entre los 500 y 1.000 metros cuadrados (una piscina de 25 metros o más de un vaso) además, es obligatoria la presencia de enfermera en servicio permanente y, a partir de los 1.000 metros cuadrados —el equivalente a una piscina olímpica— debe haber médico y enfermera mientras permanezca abierta la instalación. “Quizá los más sensato sería establecer la obligatoriedad o no de enfermera o el número de socorristas en función de la media de usuarios, y no por la lámina de agua”, afirma Alejandro Blanco. Así, pone un ejemplo: “en las piscinas, estos grupos de adolescentes que vienen a pasárselo bien y a armar escándalo seguramente son el foco del accidente y no la profundidad de la piscina”, afirma. Ante esta situación los socorristas les prestan una especial atención. Como sostiene Blanco, “lo principal, para pasarlo bien cuando se acude a la piscina es, sobre todo, ser un poco sensato, y tener sentido común”.
Prevención
En caso contrario entra en juego la enfermera, cuya principal labor es la prevención. “Estamos también por si ocurre cualquier cosa, explica Cristina Rubio, enfermera de la piscina de verano de la Universidad Complutense de Madrid, “pero sobre todo para prevenir cualquier tipo de accidente. La piscina parece que todo es sol, verano, el agua…, pero es verdad que hay muchos riesgos que pueden requerir la intervención de una enfermera”. Los principales: traumatismos, caídas, anafilaxias, golpes de calor, insolaciones, deshidratación, y desgraciadamente, también los ahogamientos. Por ello, la presencia de la enfermera es de vital importante. Al fin y al cabo, para Rubio “todo usuario tiene derecho a tener una RCP de calidad, a que ante cualquier urgencia se les pueda atender en las mejores condiciones”.
Los enfermeros, para actuar con rapidez es “vital que estemos formados en urgencias extrahospitalarias”, sostiene Cristina Rubio, y actualizar conocimientos. Por ello, en las instalaciones deportivas de la Complutense realizan simulacros periódicos para estar preparados.
Principales recomendaciones
- En piscinas privadas poner vallas con cerrojos
- Vigilar siempre a los menores (nunca al cuidado de otro menor)
- Los niños a partir de los 4 años deberían aprender a nadar
- Familiarizarse con la piscina
- Ducharse antes y después de bañarse
- No nadar por encima de sus posibilidades
- No correr ni saltar
- Conocer la profundidad del vaso
- Evitar tirarse de cabeza
- Hidratarse bien
- No exponerse al sol completamente
- No ingerir alcohol ni comidas muy pesadas
- No andar descalzos
- Actuar con sentido común
Me parece importante, casi imprescindible, difundir el trabajo de la Enfermería en sus diferentes campos. Pero me llama la atención, e incluso me ofende, cuando se realiza un reportaje y cometemos mil errores… Y lo peor es que, todo orgullosos, lo subimos a la red. ¿Pretendemos así que el resto de colectivos que tratan de picotear nuestras funciones nos tomen en serio?
Demostramos, bueno… tratamos de demostrar, la importancia de que existan enfermeros en las piscinas. Y ponemos de ejemplo a una compañera sin uniforme de piscina (que seguro que su empresa no se lo proporciona, pero simulemos imagen!), con calzado inadecuado y, lo peor de todo, que comete decenas de errores en la secuencia de RCP.
Hace unos meses, cientos de profesionales sanitarios alzamos la voz en contra de Pablo Motos por difundir indicaciones erróneas sobre la reanimación en su programa El Hormiguero ¿Acaso no deberíamos ser nosotros una fuente de ejemplo? ¿nos creemos inmunes a las críticas? Si actuamos así en un simulacro grabado, editado y con posibilidad a repetir ¿cómo lo haremos ante una situación real?
Cargamos en nuestros lomos con el estereotipo histórico de ser profesionales dependientes de los médicos. Algunos de nosotros tratamos de defender que la enfermería es un profesional autónomo, que puede tomar decisiones y realizar técnicas que muchos nos tratan de arrebatar. Pero ¿cómo podemos defender esta posición con vídeos como este?
Es posible que muchos de los que lean esta crítica, la consideren como tal. Una “critica”. Un ataque en toda regla contra la pobre Cristina. Si así lo ves cabe dos posibilidades: eres amig@ de Cristina o no eres enfermero (o no merecerías serlo). Con este comentario trato de poner algo de hormigón en la Enfermería, pues aquellos que no busquen la mejora de su profesión no se apasionan por ella.