ALICIA ALMENDROS.- Llevan deportivas, casco, culotte y chaleco reflectante. No van a correr el Tour de Francia, ni siquiera una carrera amateur… son voluntarios que, subidos en una bicicleta, prestan asistencia sanitaria en zonas donde otras unidades no pueden acceder. CANAL ENFERMERO ha pasado un día con ellos para conocer de cerca cómo es su jornada laboral. “Llevamos 15 años funcionando. Somos los pioneros en España de equipos de emergencias sanitarias, y hace unos años que empezaron a surgir más equipos de bicicletas sanitarizadas. De hecho, tenemos en proyecto organizar un encuentro nacional de los diferentes equipos de protecciones civiles”, explica Enrique Mayo, enfermero y jefe de equipo de la Unidad Lince de Samur-Protección Civil.
Voluntarios
Enfermeros, médicos, profesores… La unidad la forman voluntarios cuyo principal requisito es la titulación de técnicos en emergencias sanitarias. “Venimos aquí en nuestro tiempo libre y después cada uno tiene sus profesiones. Yo, por ejemplo, trabajo en el Hospital de Fuenlabrada”, comenta Mayo. Cada vez que tienen que salir a un servicio, el punto de encuentro es el mismo que el del resto de unidades: la Base Central de Samur-Protección Civil de Madrid. Su primera parada es la farmacia; allí recogen el material que van a necesitar durante el servicio. “Llevamos lo mismo que puedes encontrar en una ambulancia, pero en cantidades pequeñas.
Por ejemplo, llevamos una botella pequeña de oxígeno, pero no llevamos camilla… Somos un equipo de primera respuesta”, puntualiza Mayo. Y es que la finalidad del Equipo Lince, por sus características, es llegar a lugares donde las ambulancias u otros vehículos no pueden acceder.
Puesta a punto
Si el lugar al que se dirigen está cerca —como la Casa de Campo— pueden salir desde la misma base central en bicicleta. En cambio, si está más lejos —Madrid Río, el Retiro o el centro de la ciudad— van en otro vehículo y una vez en el lugar del servicio se mueven sobre dos ruedas. “El siguiente paso es probar las bicicletas. Nos aseguramos de que todo está correcto y subimos o bajamos el sillín adaptándolo a nuestra altura para que estemos cómodos”, prosigue Mayo. Normalmente, van en parejas, por lo que el material se lo reparten entre ambas alforjas: uno lleva el material fungible y el otro la parte de oxigenoterapia. “Entre el material disponemos, además de collarines para cualquier tema de traumatismos, del balón resucitador, mascarillas, botella de oxígeno… Sin olvidarnos del desfibrilador que es muy importante”, expone Pablo Granero, técnico de emergencias de la Unidad Lince.
Aunque conocen como la palma de su mano el material necesario, antes de cada servicio lo revisan con los protocolos establecidos. “Normalmente no hay problema, porque cuando acaba una guardia se repone, pero es bueno comprobarlo para que si estás de servicio y vas a echar mano de algo en concreto no te falte”, apostilla Mayo. Aunque no es esencial para la atención del paciente, el kit de reparación de las bicicletas es clave, sobre todo si sufren un pinchazo en la rueda. “Cada uno llevamos un tetra —walkie talkie— para estar conectados con la emisora ante posibles avisos”, relata
Granero.
Expansión
Dado el éxito y la buena acogida, las bicicletas sanitarizadas se han expandido a otras ciudades de España. Rapidez en la atención, mejor accesibilidad a determinados espacios, respeto medioambiental e incremento de la visibilidad —mayor visión de la institución en la ciudad— eran algunos de los objetivos que perseguía el proyecto Unidad de Primeros Auxilios que se puso en marcha en 2014 en Granada. “La unidad comienza su andadura un par de meses antes de la Semana Santa de ese año para evaluar su efectividad de cara a incluirlo en el Plan Parihuela, que es el plan especial de cobertura sanitaria que se pone en marcha cada año con motivo de estas fiestas y el incremento de visitantes, especialmente por la zona centro y peatonal de Granada”, relata Paula Aragón, enfermera de la unidad granadina.
Y es que Granada, por su potencial turístico y sus calles estrechas, en su mayoría peatonales, era una ciudad perfecta para prestar este servicio. El objetivo es el mismo: ayudar a optimizar los recursos sanitarios de primeras prioridades y realizar una atención básica in situ, a la vez que valorar y pedir apoyo para el posterior traslado hospitalario.
Este proyecto se enmarca dentro del Plan de Salud y Socorros de la Cruz Roja en Granada al que están adscritos actualmente unos 200 voluntarios, de los que aproximadamente 50 participan en la Unidad Ciclista de Primeros Auxilios. “Todo voluntario, además de la formación básica institucional de Cruz Roja Española, recibe una específica en primeros auxilios, transporte sanitario… con sus correspondientes prácticas”, comenta Aragón. “Y si a esta formación le sumas un interés por el deporte al aire libre y una buena forma física te conviertes en un candidato perfecto para pertenecer al proyecto”, puntualiza.
Verano
Los meses de primavera y verano son las épocas donde este servicio es más demandado; principalmente en la zona centro. “Con este criterio se diseñaron dos rutas claramente diferenciadas —ruta Alhambra y ruta centro—, que enseguida hubo que ampliar”, afirma Sandro Berni, técnico de emergencias sanitarias de la Unidad Ciclista de Primeros Auxilios de Granada. “Básicamente lo que atendemos son mareos, heridas leves… Y también proporcionamos a los viandantes información preventiva y consejos de cómo protegerse del calor o las altas temperaturas”, enumera Berni. “Además, a través de los equipos de radio con los que va equipado el servicio, estamos en contacto con nuestro Centro de Coordinación, que puede solicitar nuestra presencia ante cualquier emergencia que se produzca en nuestro radio de acción o próximo a este. De modo que seremos los primeros intervinientes hasta la llegada de la ambulancia u otros servicios especializados. No hay que olvidar que los primeros auxilios se prestan en el lugar del accidente y es el primer eslabón en la cadena de supervivencia”, resalta Aragón.
Actuación
La distribución del trabajo es como la de cualquier otra unidad, aunque el mayor repunte de actividad, además de los meses de verano y primavera, se produce en los fines de semana.
Además, existen fechas o eventos, como por ejemplo la cabalgata de Reyes o el maratón de Madrid, en los que la presencia de estos sanitarios en bicicleta es clave. “Esos días nos distribuimos por zonas.
En el caso de la cabalgata nos repartimos desde el punto de comienzo, en Nuevos Ministerios, al final, en Cibeles; y en ambos lados del recorrido. Evidentemente, si por la situación hiciera falta más personal, se reclama y se va de apoyo. En ocasiones hay compañeros de otra unidad que están atendiendo a algún paciente y vamos a echarles una mano, porque además de asistencia con la bicicleta podemos hacer de barrera de contención para esos ‘espectadores’ que ante un suceso tienden a asomarse”, explica Mayo.
Además del material necesario para garantizar una asistencia de calidad, los sanitarios llevan consigo una carpeta donde recoger los informes para que todos los casos que tengan durante el servicio queden registrados. “También llevamos una hoja con los protocolos porque, aunque los conocemos, son muchos y se nos pueden olvidar”, prosigue Granero.
Zonas verdes
Si en Granada la zona centro y el entorno de la Alhambra son las zonas más transitadas por la Unidad Ciclista de Primeros Auxilios de Cruz Roja, en Madrid las zonas verdes como el Retiro, Madrid Río o la Casa de Campo son los “destinos” estrella. “Lo bueno de estos espacios es que son recorridos muy bonitos para hacer con la bicicleta, pero por las tardes o los fines de semana hay demasiada gente y es complicado moverse”, comenta Mayo. Caídas, heridas de patinadores que pierden el equilibrio o chocan con algún viandante… son algunos de los problemas a los que se enfrentan estos sanitarios en Madrid Río. “Además, hay una zona con una especie de circuito para monopatines en el que solemos atender casos de traumatismos… Hay de todo, cuando menos te lo esperas ocurre cualquier cosa: como por ejemplo algún problema cardíaco”, asegura Mayo. Precaución cuando patinan, caminan o incluso cuando van en bicicleta son algunos de los consejos que dan a los viandantes. “El uso del casco es muy importante. Hay mucha diferencia entre los traumatismos craneoencefálicos de los que usan casco con los que no”, continúa Mayo.
Protocolos
El mecanismo de funcionamiento de estas unidades es el mismo que el de una ambulancia, tienen los mismos protocolos. “La diferencia es el vehículo y que podemos acceder a zonas donde las ambulancias no pueden. Por tanto, nosotros nos encargamos de una primera asistencia y valoramos si nosotros podemos hacernos cargo, incluso dar el alta en el lugar o, si la gravedad lo requiere asistimos hasta que llegue un recurso — ambulancia o UVI— que pueda trasladarlo”, explica Mayo.
Sin duda, son profesionales sanitarios que, además de gustarles ayudar a los demás, tienen que tener una mínima preparación física y destreza, “porque hay momentos en los que tenemos que ponernos al límite: si nos avisan que a 400 metros hay una persona con una parada cardiorrespiratoria hay que llegar cuanto antes y dar un servicio digno que garantice un resultado bueno”, apostilla Mayo. Y es que estos voluntarios dan todo a cambio de nada. “Hay gente que no entiende que en nuestro tiempo libre hagamos esto, pero ver la cara de una persona cuando la has atendido, que aunque no te diga nada te da las gracias con una mirada, es muy gratificante”, finaliza.