MARÍA ALCARAZ.- Existe una falta de equidad, en lo que se refiere a la actualización de las estrategias de abordaje de la cronicidad, que depende de la enfermedad y la comunidad autónoma. Así lo confirma la investigación ‘Prevalencia de uso de las tecnologías digitales y la telemonitorización de las personas con problemas crónicos en el entorno de la atención sanitaria’, dirigida por Guadalupe Fontán.

La enfermera, coordinadora del Instituto Español de Investigación Enfermera del Consejo General de Enfermería (CGE), ha presentado la tesis doctoral este viernes en la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED).

Estudio de ámbito nacional

La investigación, de ámbito nacional, incluye tres estudios: un descriptivo trasversal, un cualitativo fenomenológico interpretativo y un cuantitativo descriptivo prospectivo. “La población sobre la que se centra el estudio son personas con problemas de salud crónicos de las enfermedades más prevalentes (Diabetes, EPOC e Insuficiencia cardiaca), familiares y cuidadores de las mismas”, explica Fontán.

El trabajo analiza la inequidad si se habla de la actualización, como se ha mencionado, de las estrategias de la cronicidad, así como el enfoque, disponibilidad y uso de tecnologías digitales. “Actualmente algunas comunidades están trabajando en actualizaciones, aunque existe el riesgo de perder el foco y centrarse en pacientes crónicos complejos que no pueden realizar autocuidados, dejando de atender a personas que pueden ser corresponsables y participar activamente en la gestión de su enfermedad”, argumenta la enfermera.

Trabajar pàra mejorar la falta de recursos

De esta manera, el trabajo resalta la importancia de “trabajar a nivel nacional” de manera conjunta para poder maximizar y aprovechar los beneficios que ofrecen las tecnologías. “Se debe hacer un trabajo tanto con la población como con las profesionales”, indica y recuerda que también “es necesario trabajar sobre la falta de recursos técnicos y sobre los problemas de ciberseguridad y confidencialidad”.

Por otro lado, una de las conclusiones de la tesis orbita sobre la demanda de la población de mejorar “la capacidad del autocuidado”, así como “potenciar el uso de tecnologías digitales y de la telemonitorización como herramientas para ello”. Esto, queda indicado, mejora el control de los síntomas, incrementa la adhesión a los tratamientos, facilitan la accesibilidad y mejorar la calidad de vida.

La brecha digital es otro de los factores que la enfermera señala como problemas que aumentan la inequidad. “La motivación y apoyo del entorno social es esencial, pero también se detecta la necesidad de abordar factores como los problemas de cobertura de datos o la falta de recursos tecnológicos”, indica.

Beneficios de la telemonitorización

Fontán concluye que un vehículo para mejorar esta situación es la telemonitorización, que puede “ser un sistema con alto potencial”. “A esta herramienta se le atribuye una amplia diversidad de beneficios, que tienen una fuerte incidencia a nivel emocional y que influye muy positivamente en la calidad de vida de los pacientes, familiares y cuidadores”, indica. En la actualidad, el uso de la telemonitorización tiene una prevalencia menor al 50%.

Como conclusión, la coordinadora del Instituto asegura que “se confirma una evidente falta de equidad, en lo referente a telemonitorización, dependiendo de la enfermedad crónica, a pesar del alto nivel de satisfacción de las personas que lo utilizan”. “Su uso está más extendido entre personas con diabetes que expresan mejor experiencia y mayor satisfacción en referencia al uso, además de percibirlo como ventaja social y laboral al haber disminuido las complicaciones, los desplazamientos y la demanda de asistencia urgente”, termina.