ÁNGEL M. GREGORIS.- ¿Qué piensa una persona antes de intentar suicidarse? ¿Qué se les pasa por la cabeza? ¿Cómo se sienten? Estas y otras preguntas son las que intenta responder el proyecto de investigación de un equipo multidisciplinar de Enfermería y Psiquiatría del Hospital Sant Pau (Barcelona), que busca conocer estos testimonios para poder utilizarlos de manera preventiva en población vulnerable. “Esta idea surge por la necesidad de hacer frente a la creciente escalada de casos de ideación e intento de suicidio que llegan a urgencias cada día, que desde la pandemia de COVID-19 no ha hecho más que empeorar”, apunta Sergio de la Hera, enfermero impulsor del proyecto.

Potenciar el trabajo de las enfermeras es fundamental en este aspecto, ya que, en la mayoría de los casos, el primer contacto que tienen las personas con el sistema sanitario es a través de las enfermeras en los servicios de urgencias. “Es aquí donde realizamos la primera entrevista de valoración y donde triamos la gravedad de la demanda. De esta manera, como colectivo, podemos ayudar a aumentar la rescatabilidad, potenciando el autocuidado y dando a la persona un rol de responsabilidad y empoderamiento. Generando así un impacto desde la puerta de entrada al circuito”, subraya De la Hera.

Señales

Aunque todavía hay que seguir analizando todos los datos, el equipo describe algunas de las señales que han identificado antes de tener pensamientos para llevar a cabo un intento autolítico. “Hemos identificado un empeoramiento del estado de ánimo y un aumento de su ansiedad basal en la mayoría de los casos, pero nos gustaría poder profundizar más en toda esta problemática para conseguir crear intervenciones adaptadas a cada persona.

Ayudar

Trabajar entre todos los profesionales e instituciones es imprescindible para ayudar a estas personas. “Es necesario adoptar una actitud empática, generando un clima de aceptación, comunicación y confianza, validando aquello que nos verbaliza la persona y favoreciendo la ventilación emocional; ya que durante mucho tiempo esta problemática ha estado invisibilizada, consiguiendo que aquellas personas que se plantearan suicidarse se sintieran culpables o incluso se les discriminara a nivel social. Es necesario que naturalicemos más esta problemática, para conseguir llegar a abordarla sin prejuicios ni estigma. Deberemos explicar a la persona y a su entorno social los posibles signos de alarma, dar herramientas de manejo y recomendar que se acuda lo antes posible al servicio de urgencias en caso de necesidad”, concluye.