ÍÑIGO LAPETRA /GEMA ROMERO.- Carlos San Juan, urólogo de profesión, se ha hecho famoso por impulsar un cambio en la atención a los mayores en la banca con su campaña “Soy mayor, no idiota”. Recientemente ha participado en el III Congreso Iberoamericano y XXVIII Congreso Nacional de la Sociedad Española de Enfermería Geriátrica y Gerontológica celebrado en Sevilla. Como mayor y como médico ha compartido con DiarioEnfermero.es su visión de la atención geriátrica y para quien «es aberrante que me trate una persona con FP en lugar de una enfermera”.

Así, para San Juan, “hablando como usuario próximo, me gustaría, desde luego, una atención especializada, adecuada, en mi casa, pues prefiero estar en mi zona de confort. Es aberrante que me trate una persona con FP1 de 150 horas. Yo quiero que me trate una persona con cuanta más experiencia, más especializada y más humanismo tenga, mejor. Yo quiero lo mejor para mí”. Unas medidas que son puramente económicas.

Nuevos titulados

Así, en el congreso se ha puesto de manifiesto que pretenden que estos nuevos titulados de FP incluso administren medicación y cuidados paliativos. “Esto es impensable – subraya San Juan – hay que pensar que hay mayores muy vulnerables y habrá quienes no sepan quién les está atendiendo”. Por ello aboga por la unión de todas las asociaciones de enfermería y las asociaciones de mayores para llamar la atención sobre este tema y que todos los implicados se impliquen para evitarlo “antes de que esto sea irreversible”, pues está convencido de que los “familiares se opondrían y las asociaciones de mayores no admitirían que personal no cualificado que ocupará otros puestos”.

Finalmente, este médico jubilado sostiene que aunque es lógico que en todas las instituciones haya distintos grados de formación para distintos puestos, lo que está claro es que “determinados cuidados tienen que requerir una experiencia y una formación adecuada, pues cada vez hay más fármacos, interacciones… El observar la reacción de un paciente es muy complicado pues pueden tener efectos adversos importantes que hay que saber detectarlos, algo que hacen las enfermeras mucho antes que el médico en muchísimas ocasiones”, concluye.