IRENE BALLESTEROS.- Las enfermeras desempeñan un papel fundamental en la seguridad de los pacientes quirúrgicos. Sin embargo, pocos estudios sobre la dotación de enfermeras se han centrado específicamente en ellos. Existe una creciente preocupación por la calidad de la atención que reciben estos pacientes y el aumento del coste de complicaciones que son claramente evitables, así como las estancias hospitalarias prolongadas o los reingresos.
Los pacientes en unidades quirúrgicas y UCI tienen más probabilidades de experimentar daños y riesgos que son prevenibles. En la actualidad, se han logrado muchos avances en la atención perioperatoria, como el uso generalizado de la lista de verificación de seguridad quirúrgica, pero todavía queda mucho camino por recorrer, ya que se estima que el 55% de las infecciones en áreas quirúrgicas son prevenibles.
Implementar listas de verificación, capacitar y formar al personal sanitario o mejorar el trabajo en equipo son algunas de las intervenciones de seguridad que se contemplan como principales soluciones a esta problemática. Pero, depositar la responsabilidad en el personal sanitario para prevenir daños sin abordar las deficiencias que rodean a la profesión enfermera, que son muchas, sigue siendo una barrera persistente para la seguridad de los pacientes.
Estas son algunas de las conclusiones que arroja un estudio realizado por investigadores de la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad de Southampton en Reino Unido, publicado en la revista British Journal of Surgery (BJS) que muestra que la falta de enfermeras da como resultado estancias hospitalarias mucho más prolongadas y peores resultados en la salud de los pacientes, incluida una mayor mortalidad.
Investigación
El estudio comprende una revisión reciente de 44 proyectos que concluyen que una mayor dotación de enfermeras se asocia con una menor mortalidad a los 30 días entre los pacientes quirúrgicos. A pesar de las soluciones que la investigación propone, la falta de enfermeras y la carga asistencial de las mismas, por sí solas, ya suponen un factor importante en la aparición de infecciones y otros resultados adversos tras la cirugía.
«La seguridad de los pacientes que se someten a una intervención quirúrgica es primordial y, con razón, se hace mucho hincapié en la necesidad de contar con sistemas, políticas y procedimientos adecuados«, explica el autor principal del artículo, Paul Meredith. «Esta investigación es un recordatorio de que la carga de trabajo también es un factor importante de riesgo y de que los daños para los pacientes quirúrgicos persisten más allá del período quirúrgico inmediato. La dotación adecuada de enfermeras en las salas es vital para garantizar la seguridad de los pacientes que se someten a una intervención quirúrgica y se recuperan de ella», sigue en sus declaraciones a Europa Press.
El estudio británico muestra que, en situaciones en las que los niveles de escasez de enfermeras estaban por debajo de la media, aumentaba el riesgo relativo de reingreso en un 2,3%. Este hecho además lo asocian con un aumento del 4,8% en la trombosis venosa profunda, del 5,7% en la neumonía y del 6,4% en las úlceras por presión. El riesgo relativo de mortalidad aumentó un 9,2% por cada día de baja dotación de enfermeras registradas.
Reclamación histórica
La falta de enfermeras es una de las denuncias históricas del Consejo General de Enfermería, que ha alertado en muchas ocasiones del problema que supone no disponer del número suficiente de profesionales, poniendo en riesgo la calidad de vida de los pacientes y comprometiendo la salud de los ciudadanos.
“Existe un déficit estructural en todo el sistema sanitario, y que pone en grave riesgo la seguridad de los pacientes en los centros sanitarios y sociosanitarios de nuestro país. El no disponer de unas plantillas suficientes de enfermeras y enfermeros que puedan ofrecer una atención y cuidados de calidad a los pacientes y al conjunto de la ciudadanía, conlleva una mayor probabilidad de riesgos, complicaciones, reingresos, efectos adversos, e incluso, fallecimientos, como constatan numerosos estudios científicos nacionales e internacionales publicados a lo largo de los últimos años”, denunciaba el presidente del Consejo General de Enfermería, Florentino Pérez Raya, en la presentación del último informe de ratios enfermeras de España presentado por la institución.
En esta misma línea, los investigadores exponen que implementar listas de verificación, capacitar y formar al personal sanitario o mejorar el trabajo en equipo son algunas de las intervenciones de seguridad que se contemplan como principales soluciones a esta problemática. No obstante, depositar la responsabilidad en el personal sanitario para prevenir daños sin abordar las deficiencias que rodean a la profesión enfermera, que son muchas, sigue siendo una barrera persistente para la seguridad de los pacientes, que están experimentando estancias hospitalarias más prolongadas y sufriendo peores resultados en su salud, llegando en muchos casos al fallecimiento.
“No podemos responsabilizar a las enfermeras de riesgos prevenibles que se solventarían con más inversión en capital humano. Nuestro sistema sanitario requiere de sistemas, políticas y procedimientos adecuados, porque la seguridad de todos los pacientes, especialmente los que se someten a una intervención quirúrgica es esencial. Y es aquí donde las enfermeras juegan un papel trascendental, por los cuidados y atención que ofrecen antes, durante y después de una cirugía, y en general en todas las etapas de la vida. Esta investigación es solo un recordatorio más de las graves consecuencias que tiene en el paciente la carga asistencial de nuestras enfermeras y la falta de profesionales que tiene España”, concluye el presidente de las más de 345.000 enfermeras y enfermeros españoles.
La situación de escasez de enfermeras y los resultados en salud relacionados se estudia desde hace años en los sistemas sanitarios occidentales. En una revisión, publicada en la Revista Internacional de Estudios de Enfermería (IJNS, por sus siglas en inglés), sobre 27 estudios longitudinales se reafirma la relación entre la baja dotación de enfermeras y la mortalidad, proponiendo que el abordaje de este problema puede llevar a la mejora de los resultados en salud de la población. Una revisión más reciente, realizada por el mismo equipo investigador, incluyó 12 estudios sobre la asociación de los niveles de dotación multidisciplinar y la mortalidad en hospitales transversales. En este estudio concluyen que una óptima dotación de enfermeras se asocia a una menor mortalidad, destacando que la investigación y el desarrollo de políticas sobre la dotación de enfermeras está justificada y es más que necesaria.