RAQUEL VILLALOBOS.- En Mauritania existe un importante déficit de personal sanitario cualificado en todos los ámbitos. En el caso de enfermeras y matronas, esta escasez repercute significativamente en la salud de la población más vulnerable, especialmente en mujeres y niños. La mortalidad materna, según datos de 2012, era de 320/100.000 nacimientos, y un país donde la mortalidad neonatal es de 34/1000 nacidos vivos, unas cifras aún muy alejadas de las metas de los Objetivos del Desarrollo del Milenio.
El problema es aún más acusado en las regiones del interior, con poblaciones aisladas, muy alejadas de los núcleos urbanos y de difícil acceso para el personal sanitario femenino, enfermeras y matronas, a las que por costumbres de tradición, vinculadas al patriarcado, difícilmente se les permite desplazarse, solas o acompañadas, a zonas alejadas o mal comunicadas.
Para contribuir a reducir el déficit de personal sanitario en la zona, en 2009 se construyó la Escuela de Salud Pública de Kiffa (ESPK), por iniciativa de Enfermeras Para el Mundo, a través de un proyecto cofinanciado por la Agencia Española de Cooperación para el Desarrollo (AECID) en el marco de la política de descentralización de la formación inicial de enfermeros y matronas, promovida por el Ministerio de Salud del país y en colaboración con este.
Se llevó a cabo también la formación de 20 profesores, que por primera vez en Mauritania se cualificaban en su propio país, siendo reconocidos por el Ministerio de Educación y el Ministerio de la Función Pública.
Impacto
Desde su construcción, se ha formado a más de 600 enfermeros, auxiliares de enfermería y matronas, en 6 promociones. Logrando unos resultados que permitieron que el Ministerio de Salud de Mauritania decidiera replicar la iniciativa en otras zonas del país con problemas similares de aislamiento y de escasez de personal sanitario.
De hecho, en 2011, se crearon otras tres escuelas, en Rosso, en Néma y en Sélibaby, en el sur del país y cercanas a la frontera con Senegal, lo que demuestra que el proyecto sigue vivo e impulsando iniciativas que refuerzan la formación sanitaria en su propósito de contribuir al acceso universal a la salud.
El doctor Cheikhna Diágana, actual director del centro ESPK, considera que “gracias al apoyo recibido por parte de EPM, la AECID y el Ministerio de Salud hemos podido construir el edificio que alberga actualmente la escuela, formar a los profesores, equipar la biblioteca, la sala de prácticas y la sala de informática…”.
Por su parte, Aichetou Ousmane Barry, enfermero y jefe de puesto de salud en la pequeña localidad de Tekadié, en la wilaya de l’Assaba, afirma que “la formación recibida en la ESPK es una formación de calidad que ha permitido a todos los alumnos formados en esta escuela gestionar bien sus puestos de salud sin dificultad alguna”.
Logros
La Escuela de Salud Pública de Kiffa, puesta en marcha por EPM, está contribuyendo de forma eficaz a mejorar las condiciones de vida de las poblaciones más vulnerables de Mauritania, constituyéndose en un referente que sigue formando a cientos de profesionales.
Aicha Alioune Bâ, formada como “enfermera médico social” (según la terminología mauritana) en la 5ª promoción de la ESPK y actualmente responsable de la maternidad del puesto de salud de Coumba N’daw, una zona de difícil acceso en la wilaya de Guidimakha, a 18 km de Selibaby, considera que gracias a la escuela consiguió cumplir su sueño: “contribuir a aliviar el sufrimiento de las mujeres que dan a luz y ayudar al bienestar de los más pequeños de su país”.
Un logro que ha sido posible gracias al firme convencimiento de todos los actores implicados de que invertir en la formación de calidad y el incremento del personal sanitario es una de las fórmulas más sostenibles para garantizar la salud de la población.
Aunque los avances conseguidos en los últimos años han sido muchos, aún quedan retos que abordar en materia de salud pública, y tanto EPM como el Ministerio de Salud, siguen trabajando para garantizar el Derecho a la Salud en Mauritania.
Para que proyectos como este sean posibles es fundamental el apoyo y el compromiso de profesionales de enfermería, empresas e instituciones y ciudadanos a título particular. EPM pide la implicación y la colaboración de todo aquel sensibilizado con los problemas de salud globales y la desigualdad.