EUROPA PRESS.- En España hay unos 2,6 desfibriladores externos automatizados por cada 10.000 habitantes, según datos de la Sociedad Española de Cardiología (SEC) que critica que con estas cifras está a la cola de Europa en la instalación de estos dispositivos, que son determinantes para atender una parada cardiaca y evitar una muerte súbita.
«Hay pocos, y encima no sabes dónde están, ni están señalados ni nada», ha denunciado el secretario general de esta sociedad científica, Ignacio Fernández Lozano, en el marco del Congreso de las Enfermedades Cardiovasculares que ha comenzado este jueves en Madrid, donde la SEC y Cruz Roja han anunciado la creación de un registro nacional de desfibriladores.
En España se producen cada año unos 30.000 casos de muerte súbita por parada cardiaca y cuando se produce la supervivencia actual es de apenas un 9 por ciento, en parte por la baja formación de la población en reanimación cardiopulmonar (RCP) y por la baja instalación de desfibriladores.
En este sentido, este cardiólogo ha lamentado que la tasa de desfibriladores de España sea cinco veces más baja que otros países como Alemania (11) o Reino Unido (12,9) y hasta ocho veces menor que Francia (18,5), que junto con Dinamarca y Suecia son la «punta de lanza» de Europa en la instalación de estos dispositivos. A nivel mundial, el país más avanzado es Japón, con 25 desfibriladores por cada 10.000 habitantes.
Asimismo, una reciente encuesta reveló que en España sólo un 8 por ciento de la población sabría qué hacer ante un paciente con parada cardiaca, cuando en Suecia 3 millones de ciudadanos (en una población de 9 millones) han realizado un curso de RCP en los últimos años y en Dinamarca también es obligatorio para la renovación del carnet de conducir. Y esto ha contribuido a que en este país la supervivencia ante una parada cardiaca sea del 25 por ciento.
«La rapidez con la que se actúa ante un caso así es fundamental, la supervivencia se reduce un 10 por ciento por cada minuto que pasa», ha señalado.
UN PLAN NACIONAL PARA FAVORECER SU INSTALACIÓN
Ante esta situación, la SEC reclama un plan nacional de muerte súbita que favorezca la instalación de estos dispositivos y acabe con las diferentes normativas autonómicas que regulan su uso, ya que según Fernández Lozano en ocasiones son «muy restrictivas» y fijan muchas dificultades para instalar un desfibrilador.
De hecho, actualmente sólo seis comunidades autónomas obligan a instalar en espacios públicos, mientras que Andalucía y Cataluña requieren una formación para su uso cuando «hasta un niño de 7 años sabría usarlo», ha exclamado este experto.
Este dirigente de la SEC lamenta que haya otras enfermedades con menos casos, como el cáncer de mama (27.000 nuevos al año), que cuenten con más recursos o que no haya una legislación tan favorable para combatir la muerte súbita como la hay para evitar muertes por accidentes de tráfico o para la instalación de extintores. «Y en España solo mueren 170 personas por fuego al año», ha destacado.
En ese sentido, plantea que todos los coches de policía lleven un desfibrilador, o la creación de ayudas, subvenciones o rebajas fiscales para aquellas empresas o comunidades de vecinos que instalen un desfibrilador (cuesta unos 1.300 euros al año incluyendo el mantenimiento).
«Aquí la legislación ha frenado que muchas empresas cuenten con uno en sus instalaciones. Si en cada cajero –de una entidad bancaria– hubiera uno se podrían salvar muchas vidas», ha advertido.
UNA APP PARA LOCALIZAR EL DESFIBRILADOR MÁS CERCANO
En ese sentido, y para favorecer el acceso a los desfibriladores existentes, la SEC y Cruz Roja se han comprometido a desarrollar una aplicación que, a partir del registro nacional que van a elaborar, permitirá localizar el dispositivo más cercano en caso de una parada cardiaca.
La iniciativa forma parte del proyecto ‘Ariadna’ y la aplicación está pensada para ser instalada en cualquier teléfono móvil pero también para que los servicios de 112 o emergencias puedan incorporarlo a sus sistemas y, cuando haya una llamada relacionada con una muerte súbita, puedan informar de dónde está el desfibrilador más cercano.
«Hay que concienciar a la población y a los políticos para que se impliquen en esta iniciativa», ha señalado el presidente de la SEC, Andrés Íñiguez.
Además, también contará con un registro de voluntarios capaces de realizar una RCP, que estarán también integrados en la aplicación y serán avisados cuando alguien active la alerta, por si pueden acudir en su ayuda.
En ese sentido, la colaboración con Cruz Roja es clave ya que, según su vicepresidenta, Manuela Cabero, cuentan con unos 30.000 voluntarios «perfectamente formados para salvar una vida por la calle».
Además, la SEC trabajará paras que los simuladores robots se incorporen de forma oficial a los planes formativos de los estudiantes de Medicina ya que reducen el riesgo de cualquier atención médica.