ÁNGEL M. GREGORIS.- La enfermedad de Parkinson es el segundo trastorno neurodegenerativo progresivo crónico más frecuente entre los ancianos, sólo superados por el alzhéimer y se estima que afecta hasta a un 2% de las personas mayores de 65 años en todo el mundo.
Más del 75% de los enfermos de párkinson siguen el tratamiento con levodopa, pero se ha comprobado que a largo plazo este fármaco ocasiona fluctuaciones muy debilitantes, es decir, fases de funcionamiento normal (ON) y de reducción funcional (OFF) y, además, como consecuencia del uso de dosis altas de levodopa al irse agravando la enfermedad, muchos pacientes experimentan movimientos involuntarios conocidos como discinesias inducidas por la levodopa.
Tras años de investigación y desarrollo, llega a España la safinamida, comercializada por Zambon como Xadago, para el tratamiento del párkinson en estadio medio o avanzado. Así, tras su aprobación en Suiza y Alemania en 2015, la safinamida llega a España como tratamiento complementario a una dosis estable de levodopa sola o en combinación con otros tratamientos. Este lanzamiento supone un importante avance para estos pacientes porque es la primera nueva molécula con un doble mecanismo de acción aprobado en los últimos 10 años y ha demostrado efectos significativos en las fluctuaciones (periodos en off) al prolongar el intervalo de eficacia sin incrementar las complicaciones motoras.
“Es muy importante que se siga investigando en este ámbito y esperamos que la safinamida sea parte del tratamiento de estos pacientes que les haga ganar calidad de vida a ellos y por ende a sus cuidadores”, afirma Beatriz González, coordinadora de enfermería de la Unidad de Trastornos del Movimiento del Hospital La Princesa de Madrid.
Presentación del medicamento
Durante la presentación del medicamento, Jaime Kulisevsky, director científico del Hospital Sant Pau de Barcelona, ha explicado que lo que se busca con la safinamida es complementar el tratamiento con levodopa y ayudar a que estos pacientes a los que se les acaba el efecto de la medicación o tienen otros efectos indeseables sean capaces de tener una mejor calidad de vida y más tiempo en periodo ON.
“Ayudar a que el tratamiento farmacológico se alargue y ese OFF tan incapacitante disminuya es una noticia increíblemente buena para los pacientes con párkinson”, añade la enfermera y miembro del grupo de trastornos del movimiento de la Sociedad Española de Enfermería Neurológica (Sedene).
Más allá de los fármacos, el papel de la enfermería con los pacientes que sufren párkinson es primordial, ya que “son los que se dedican a su cuidado, a su día a día”, cuenta González. “Les acompañamos, asesoramos y les hacemos un seguimiento para que logren tener una mayor calidad de vida”, destaca la enfermera. Asimismo, resalta la función de los cuidadores principales de estos pacientes, ya que “hay tratamientos que sin el cuidador sería imposible llevarlos a cabo en fases avanzadas”. “La enfermería tiene que ser un apoyo para estos cuidadores, que en los estadios más avanzados de la enfermedad cobran un papel importantísimo”, concluye Beatriz González.