REDACCIÓN.- El año 2020 fue declarado por la Organización Mundial de la Salud como el Año Internacional de las Enfermeras y Matronas. Un año que, sin pensarlo, se convertiría de verdad en clave para todas las profesiones sanitarias, que se enfrentaron de un día para otro y sin protección muchas veces al virus que ha azotado enormemente a todo el mundo. El presidente del Consejo General de Enfermería, Florentino Pérez Raya, hace una valoración sobre este año.
2020 fue declarado por la OMS el Año Internacional de las Enfermeras y Matronas. ¿Cuál es la valoración de este año que, más que nunca, se ha convertido en un año clave?
Habíamos planificado un año 2020 para celebrar el Año Internacional de las Enfermeras repleto de actos y eventos, pero la actual pandemia ha hecho imposible celebración alguna, el 2020 ha sido y será para la historia el año de la pandemia COVID-19.
Sin embargo, esta situación tan dramática sí que ha hecho posible que la sociedad tenga una idea real de la aportación que realizan las enfermeras y enfermeros a la salud de las personas. La gente ha visto cómo las enfermeras se jugaban la vida para cuidar de sus pacientes. Incluso en los momentos más duros, cuando no tenían material para protegerse, ni una enfermera dudó en estar en su puesto de trabajo al pie del cañón.
Las enfermeras han estado en primera línea realizando los cribados de pacientes, seguimiento de los casos positivos y sus contactos estrechos, trabajando en salud pública, realizando educación sanitaria y para la salud, participando de forma activa en el control de la pandemia y esto ha dado mucha visibilidad a la profesión en esta situación.
Las enfermeras han tenido una función clave durante esta pandemia, ¿por qué?
La aportación de las enfermeras en los hospitales es fundamental, el médico es quien diagnostica la enfermedad, pero son las enfermeras quienes cuidan de los pacientes y supervisan personalmente los cuidados necesarios para su recuperación. Son ellas las que entran en la habitación y monitorizan al paciente ya sea en situación de COVID o en cualquier otra, les realizan los cuidados necesarios y administran los tratamientos para conseguir su recuperación. En la situación actual de pandemia, su labor ha sido esencial en los pacientes ingresados en planta, en las UCIS y también en la atención de los pacientes en sus domicilios a quienes han cuidado a través de llamadas telefónicas y las visitas domiciliaras necesarias.
Son muchas las compañeras que han perdido su vida durante este año por culpa de la pandemia, hasta 1.500 tal y como dice el CIE. ¿Cómo se abordan estas cifras?
Son datos dramáticos que reflejan la dureza de esta pandemia; las cifras de contagio a nivel mundial y de muertes son terribles. Además, el COVID-19 ha supuesto mucho sufrimiento, un desgaste enorme por tantas pérdidas humanas y tanta soledad. Con un incremento de la actividad asistencial brutal, un nivel de exigencia muy alto y a esto hay que sumar el desgaste psicológico que ha supuesto la lucha contra esta enfermedad, un desgaste que sigue muy patente.
Las cifras de muertes son aterradoras y ponen de manifiesto las condiciones lamentables con las que hemos tenido que trabajar en la pandemia. Afortunadamente, hoy en día la falta de material de seguridad se está solventando en los países desarrollados, algo que tristemente no ha ocurrido en los países más pobres.
En España han muerto un total de 9 enfermeras y enfermeros por COVID-19 y aunque en las cifras oficiales de sanitarios infectados no las conocemos, el nivel de contagios ha sido muy elevado, las cifras oficiales de la primera ola sitúan en un más de un 20% las enfermeras contagiadas. El Ministerio de Sanidad no segmenta los datos por profesiones, sí sabemos que más de 65% del total representa a enfermeras, por tanto estamos en el colectivo con un mayor número de afectados.
Y ahora, en este nuevo año al que vamos a entrar, ¿qué medidas serían necesarias para reforzar el sistema?
Para empezar, hay que paliar de forma urgente el déficit de enfermeras que sufre España porque supone una sobrecarga asistencial para los profesionales que afecta de lleno en la calidad asistencial y la seguridad del paciente. España necesita 125.000 enfermeras más para igualarse a países europeos de nuestro entorno y de forma especialmente urgente se necesitan 15.000 enfermeras más en atención primaria y 8.500 en cuidados críticos.
Asimismo, es necesario llevar a cabo una revisión de sus condiciones de trabajo para que puedan llevar a cabo su labor en entornos seguros y con todas las garantías necesarias para prestar su asistencia con excelencia, salarios dignos, jornadas laborales que garanticen los descansos obligatorios y contratos estables.