A diferencia de lo ocurrido en Madrid con el consejero de Sanidad, que no ha pedido disculpas por sus polémicas declaraciones, los responsables norteamericanos sí rectifican.
ANA MUÑOZ.- Pocos días después de conocerse la noticia del contagio por ébola de la auxiliar de enfermería Teresa Romero, se ha detectado en EEUU el caso de Nina Pham, una enfermera que también padece la enfermedad. Ambas mujeres se contagiaron mientras atendían a enfermos de ébola. En el caso de Pham, la enfermera formó parte del equipo que trató al liberiano Thomas Eric Duncan, el primer paciente con ébola diagnosticado en Estados Unidos y que falleció la semana pasada en el Hospital Presbiteriano de Texas. En cuanto a Romero, la auxiliar había atendido en el Hospital Carlos III a los dos sacerdotes repatriados a España tras confirmarse su contagio: Miguel Pajares y Manuel García Viejo. Fue trabajando con el segundo cuando contrajo el virus.
A partir de aquí, tanto en la detección de los casos como en el posterior tratamiento hay numerosas diferencias. Sin embargo, llama la atención que la primera reacción de las autoridades sanitarias de uno y otro país haya sido la misma: culpabilizar en primera instancia al profesional.
Culpabilizar al sanitario
Tanto en Estados Unidos como en España, las autoridades han puesto su punto de mira en las sanitarias contagiadas como posibles responsables de lo ocurrido. En ambos casos se ha apuntado a sendos fallos humanos, a pesar de que ni en uno ni en otro caso se ha podido demostrar dónde se rompió el procedimiento establecido.
En Estados Unidos, el director de los Centros de Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC), Thomas Frieden, aseguraba que la enfermera Nina Pham no cumplió con el protocolo, añadiendo que eso demostraba que los hospitales del país están lejos de contar con el personal adecuadamente formado para combatir la enfermedad. El argumento de los CDC se basa en que las normas para la interacción con enfermos de ébola han funcionado siempre, por tanto, si algo va mal, la culpa no es de esas normas, sino de las personas que las aplican. De la misma manera, la Casa Blanca emitió un comunicado en el que se refería a una “aparente ruptura del protocolo”.
En España, el consejero de Sanidad madrileño, Javier Rodríguez, pronunció unas polémicas declaraciones asegurando que Teresa Romero “podría haber mentido” sobre la fiebre que tenía y la acusó de haber ocultado datos a los sanitarios. Poco después, en un programa de televisión, ironizaba sobre la falta de formación de los profesionales ante este tipo de casos: “Para explicarle a uno cómo quitar y ponerse un traje no hace falta tener un máster […] Indudablemente hay unos que tienen más capacidad de aprendizaje que otros”.
Reacción de los profesionales
Las declaraciones vertidas por las autoridades estadounidenses sobre el caso de Nina Pham tuvieron rápida respuesta entre los profesionales sanitarios: “Uno no designa un chivo expiatorio y le responsabiliza cuando hay un brote de una enfermedad. Hay un fallo del sistema, eso es lo que tenemos que corregir”, aseguraba Bonnie Castillo, enfermera y experta en asistencia en desastres en National Nurses United, que sirve tanto como sindicato como asociación profesional de las enfermeras en Estados Unidos.
Las críticas recibidas han llevado al propio director de los CDC a pedir disculpas por insinuar que la enfermera de Dallas que ha contraído ébola se contagió por incumplir el protocolo de seguridad: “Es una persona muy valiente que se puso en peligro por el bien de la sociedad y ahora está enferma (…) Lamento que diera la impresión de que se culpara a la enfermera de un incumplimiento del protocolo”, ha afirmado Frieden.
En España, las palabras del consejero Javier Rodríguez también provocaron una oleada de reacciones. El presidente del Consejo General de Enfermería, Máximo González Jurado, las calificó de “indignas” en declaraciones a la Cadena SER: “No se puede acusar de mentirosa a una persona a la que tendríamos que hacerle un homenaje porque ha arriesgado su vida voluntariamente en beneficio de otra persona. Sorprende que a estas horas siga siendo consejero de Sanidad”.
A diferencia de lo ocurrido en EEUU, Javier Rodríguez no se ha retractado de sus palabras ni ha pedido disculpas.