ALICIA ALMENDROS.- Gloria Rollán, enfermera de la UCI del Hospital Fundación Alcorcón de Madrid, fue de las primeras enfermeras en dar positivo por COVID-19. En su caso, no tardaron mucho en hacerle la prueba. “Tuve síntomas un viernes, dejé pasar esa noche a ver cuanta fiebre tenía y a la mañana siguiente llamé a Salud Laboral. Tras contarle mis síntomas me dijeron que me pasara por ahí y esa misma mañana me hicieron la prueba. El resultado estuvo esa misma noche y me llamaron para darme el positivo”, explica. Desde ese momento Gloria se aisló en su propia casa. “Tengo dos hijos de seis y dos años y medios. La primera medida que tomé fue que mi marido durmiera con ellos y solo en una habitación sola. También separamos los baños y cuando salía de la habitación lo hacía con mascarilla. Debimos hacerlo bien porque ellos no han presentado síntomas en ningún momento y ya han pasado 15 días”, añade. En cuanto a las causas de contagio, no tiene claro que haya sido por falta de material porque ella se contagió al principio y todavía tenían cosas y no había tenido contacto estrecho con esos pacientes.
Acompañamiento
Esta enfermera ya ha vuelto al hospital tras haber dado negativo en COVID-19. Coincide con muchos compañeros es que la soledad de los pacientes es lo más duro. “Cuando llegan les cogemos la mano y les decimos que confíen en nosotros porque todo va a salir bien. Y cuando el desenlace no es bueno y no todo sale bien intentamos estar con ellos en todo momento. Hace unos días viví una experiencia bastante complicada. Un paciente estaba a punto de fallecer y llamamos a su familia para informarles. Al principio tenían miedo de venir al hospital con todo lo que está pasando, pero una compañera les convenció de que vinieran protegidos y que, aunque quizás no podríamos dejarles entrar en la habitación a tocar a su padre, sí que podrían verle y transmitirle todo su amor desde la puerta. Cuando llegaron al hospital les dije que había contado al su padre las medidas que teníamos que seguir y se emocionaron mucho. Y es que, aunque nos hubiera gustado que pudiera pasar no nos permiten hacerlo. Aún así desde la puerta le gritaban todo lo que le querían. Para nosotros son momentos desgarradores. En mi caso fue muy duro ver como se despedían de su padre a distancia cuando yo he perdido al mío hace un año. Todo el mundo merece una despedida como Dios manda. Tras irse la familia, yo me quedé al lado del paciente, le di la mano y le dije que mientras nosotras estuviéramos ahí ningún paciente iba a morir solo. Le dije que se fuera tranquilo y no le solté hasta que falleció. Esto es lo más duro de nuestro trabajo”, sostiene Rollán.
Trabajo en equipo
En el día a día la organización entre los sanitarios es muy buena. “Trabajamos de forma diferente a como estábamos acostumbrados. Antes teníamos cada una nuestros pacientes y nos responsabilizábamos de ello y hacíamos todo. Ahora, somos responsables de ellos, pero a la hora de hacer las técnicas o aseos se requiere del equipo completo de seguridad, así que se visten dos equipos a cada lado de la unidad y ellos se encargan de hacer todo. Es una forma de ahorrar material y recursos”, explica la enfermera. El hospital también ha cambiado mucho. Las horas de trabajo están siendo duras y han tenido que reforzar la UCI. “Han intentado recopilar a todas las enfermeras que habían estado en esta unidad alguna vez y que estaban repartidas por plantas, urgencias, etc. Además, nos han reforzado con personal de quirófano que, aunque no tengan conocimientos de UVI hacen lo que pueden por ayudarnos. Habitualmente en una UVI hay pacientes de todo tipo, algunos que están peor unos que están mejor… Ahora, en cambio, tenemos a todos malos y que requieren cuidados más específicos. Además, lo más complicado es trabajar con el EPI porque es más cansado y hay que hacer tareas que ponen un poco en peligro nuestra seguridad. A mí, el primer día me costaba escuchar a la gente, por ejemplo. Es un poco difícil”, expone.
Están dejándose la piel para salvar a todo el mundo y los aplausos diarios les ayudan a seguir peleando. “Son muy reconfortantes, y eso que los primeros días sentía que no me los merecía, porque al dar positivo al comienzo de todo no podía trabajar y me sentía impotente de no poder ayudar. Pero son aplausos para todos: sanitarios, fuerzas de seguridad, empleados de supermercados, gente que no ha podido dejar de trabajar… y para vosotros, los medios de comunicación que estáis dando testimonio a todo esto”, finaliza.
#EnPrimeraLíneaDelCoronavirus,