MARINA VIEIRA.- La enfermera, al ser el profesional sanitario con un contacto más directo con el paciente, debe fomentar hábitos saludables para prevenir que la población desarrolle determinadas enfermedades. Con enfermedades como la bulimia, el papel del enfermero familiar y comunitario es fundamental para reducir el número de casos. Por esta razón Gema Arribas y Rocío Nieto, enfermeras recién graduadas por la Universidad Autónoma de Madrid han decidido centrar su trabajo de fin de Grado en la intervención de la enfermera familiar y comunitaria para prevenir la bulimia nerviosa.
Las jóvenes enfermeras observaron que a partir de la primera mitad del siglo XX se han aumentado los casos de esta enfermedad –un trastorno en la conducta alimentaria que consiste, entre otras cosas, en que el paciente se da grandes atracones de comida para después vomitarlos- y que actualmente es un problema de gran magnitud.
Por esta razón piensan que es importante que la enfermería sepa abordar este tipo de enfermedades: “consideramos que la enfermería es una profesión clave para reducir los casos de bulimia nerviosa. Somos los principales responsables de las actividades de educación para la salud, la promoción de la salud y prevención de la enfermedad, tenemos gran cantidad de herramientas que podemos utilizar para tratar de reducir los nuevos casos que se produzcan en la población. Podemos aportar formación, apoyo, asesoramiento y tal vez podamos intentar cambiar el ideal de belleza que la sociedad pretende vender”, explican las enfermeras.
El estudio se centró en población de 9 a 15 años de Rivas- Vaciamadrid, un municipio de la Comunidad de Madrid. Las enfermeras se centraron en este segmento de la población porque “según diferentes estudios, la insatisfacción con la imagen corporal, se inicia sobre los 10 años, aumentando exponencialmente en la adolescencia. La edad media de comienzo de este problema es de 23 años en mujeres, con un rango que va de los 15 a los 24 años de edad. Queríamos tratar con personas que estuviesen en riesgo de sentir esa insatisfacción por lo que fijamos el límite inferior en 9 años”, explican que también querían evitar tratar a gente que ya tuviese desarrollado el trastorno por lo que fijaron “el límite superior en 15 años. Consideramos que para que la prevención sea eficaz es necesario dar la información y la formación necesaria antes de que se desarrolle el problema”.
La investigación se realizó en los centros docentes del distrito mencionado y tenía como objetivo principal promocionar el rol de la enfermería en la educación en hábitos y conductas saludables a la población seleccionada. En la parte final del estudio las recién licenciadas determinan que es esencial desarrollar este tipo de proyectos para que la enfermería familiar y comunitaria “busque promocionar conductas y hábitos de alimentación orientados a la salud, fomentar la motivación, las habilidades personales y la autoestima”, concluyen.
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