EUROPA PRESS.- El estrés financiero, aquel que provoca la falta de estabilidad económica o de dinero, tiene según algunos estudios un impacto inmediato en el bienestar, pero ¿puede provocar dolor físico casi 30 años después? La respuesta es sí, según una nueva investigación de científicos de la Universidad de Georgia en EEUU.
El estudio, publicado en ‘Stress & Health’, revela que el estrés económico familiar en la mediana edad se asocia con una sensación de control agotados que, a su vez, está relacionado con un aumento del dolor físico años después.
«El dolor físico se considera una enfermedad en sí misma con tres componentes principales: biológico, psicológico y social. En los adultos mayores, coexiste con otros problemas de salud como el funcionamiento físico limitado, la soledad y las enfermedades cardiovasculares», señala Kandauda AS Wickrama, primer autor y profesor de la Facultad de Ciencias de la Familia y el Consumidor.
La mayoría de las investigaciones sobre el dolor son neurológicas, pero también es importante conectarlas con experiencias familiares estresantes, según los investigadores. «El doctor Wickrama y yo estamos interesados en el contexto que rodea a las familias y cómo ese contexto afecta la salud relacional, física y mental de los individuos de la familia», explica la autora principal, Catherine Walker O’Neal, científica investigadora asociada en el College of Ciencias de la Familia y del Consumidor.
«Las finanzas son un componente importante de nuestro trabajo porque es un factor de estrés contextual tan relevante que enfrentan las familias», añade la experta.
Los autores utilizaron datos del Iowa Youth and Family Project, un estudio longitudinal que proporciona 27 años de datos sobre familias rurales de un grupo de ocho condados en el centro-norte de Iowa. Los datos se recopilaron en tiempo real de esposos y esposas de 500 familias que experimentaron problemas financieros asociados con la crisis agrícola de fines de la década de 1980. La mayoría de las personas ahora tienen más de 65 años y las parejas están en matrimonios duraderos, algunos de hasta 45 años.
Incluso después de que los investigadores controlaron las enfermedades físicas concurrentes, los ingresos familiares y la edad, encontraron una conexión entre las dificultades económicas familiares a principios de la década de 1990 y el dolor físico casi tres décadas después. Los hallazgos adicionales de su estudio muestran que es más probable que la tensión financiera influya en el dolor físico, aunque el dolor físico a su vez puede influir en la tensión financiera a través de costos adicionales de atención médica.
El dolor físico es un fenómeno biopsicosocial. La investigación sugiere que las experiencias estresantes como la tensión financiera erosionan los recursos psicológicos como la sensación de control. Este agotamiento de recursos activa regiones cerebrales sensibles al estrés, desencadenando procesos patológicos, fisiológicos y neurológicos que conducen a condiciones de salud como dolor físico, limitaciones físicas, soledad y enfermedades cardiovasculares.
«En sus últimos años, muchos se quejan de pérdida de memoria, dolor corporal y falta de conexiones sociales. Casi dos tercios de los adultos se quejan de algún tipo de dolor corporal, y casi esa cantidad se queja de soledad. Ese porcentaje está aumentando, y el costo de salud por eso está aumentando. Eso es un problema de salud pública», concluye Wickrama.