La vacunación es la mayor herramienta de prevención frente a determinadas enfermedades. Con la llegada del COVID-19, una gran parte de la población se concienció de la importancia de su uso. Sin embargo, la llegada masiva de dosis para prevenir el impacto en la salud de este virus puso en duda su eficacia, y así, empezaron a proliferar los grupos antivacunas, cargados de bulos, mitos y desinformación en relación a la vacunación.
Cuatro años después de la gran crisis por COVID-19, parece que la población ya tiene claro la eficacia de las vacunas para prevenir virus de diferente índole. Pero, para seguir promoviendo un modelo de vida saludable en la comunidad, el grupo de investigación “Salud Pública-Estilos de Vida, Metodología Enfermera y Cuidados en el Entorno Comunitario” (SP_MEYCEC), adscrito a la Facultad de Enfermería, Fisioterapia y Podología de la Universidad Complutense de Madrid (UCM), y liderado por el profesor Javier Pérez Rivas, ha presentado un estudio pionero para conocer la actitud hacia la vacunación entre estudiantes universitarios.
Bajas coberturas vacunales
El estudio, que incluyó a 3.577 estudiantes de diversas disciplinas, evaluó sus actitudes hacia las vacunas utilizando el Cuestionario de Actitudes y Conductas hacia la Vacunación (CAV). Los resultados muestran que la gran mayoría de los estudiantes mantiene una actitud positiva hacia la vacunación, con una puntuación media de 3,10 sobre 4. Además, únicamente el 2% de los participantes se identifica como “antivacunas”, y un 8% busca de forma activa información generada por grupos antivacunas, lo que refleja una limitada influencia de las narrativas negativas sobre la vacunación en este colectivo.
“A pesar de que las enfermeras suelen tener una actitud favorable hacia la vacunación, esta no siempre se traduce en acción, y las bajas coberturas vacunales en este colectivo pueden deberse a múltiples factores. Entre ellos se encuentran la percepción de invulnerabilidad o bajo riesgo personal, el miedo a posibles efectos secundarios, y la desinformación sobre los beneficios tanto individuales como colectivos de las vacunas. También pueden influir la desconfianza hacia las campañas institucionales y factores estructurales, como la sobrecarga laboral, la falta de tiempo y el acceso limitado a puntos de vacunación en el ámbito laboral. Para abordar estas barreras, es fundamental diseñar estrategias específicas que integren información basada en evidencia, recursos accesibles y espacios de diálogo que permitan responder a sus preocupaciones de manera efectiva”, explica Javier Pérez, vicedecano de Calidad de la Facultad de Enfermería, Fisioterapia y Podología de la Universidad Complutense de Madrid (UCM).
A pesar de estos resultados alentadores, se identificaron diferencias significativas entre grupos. Los estudiantes mayores, con empleo remunerado y los matriculados en áreas no relacionadas con ciencias de la salud mostraron actitudes menos favorables. Por el contrario, las mujeres, los estudiantes nacidos en España y aquellos de las áreas de ciencias y salud presentaron actitudes más positivas hacia la vacunación. Este patrón refuerza la necesidad de estrategias educativas adaptadas a grupos específicos para contrarrestar posibles barreras o desinformación.
“Nuestro estudio destaca diferencias significativas en las actitudes hacia la vacunación según la edad. Los estudiantes más jóvenes, particularmente aquellos en los primeros años de su formación universitaria, tienden a mostrar actitudes más favorables hacia la vacunación en comparación con sus compañeros mayores. Este hallazgo podría explicarse por varios factores. En primer lugar, los estudiantes jóvenes han estado más expuestos a campañas recientes de concienciación, como las llevadas a cabo durante la pandemia de COVID-19, que pusieron un énfasis especial en la vacunación como herramienta clave de salud pública. Además, este grupo tiende a consumir más contenidos digitales, como redes sociales y plataformas educativas, donde es común encontrar mensajes positivos y actualizados sobre vacunas. Por el contrario, los estudiantes mayores podrían tener actitudes menos favorables debido a experiencias previas, que incluyen posibles efectos adversos leves o la exposición a narrativas negativas sobre vacunación en contextos distintos al actual”, sigue el vicedecano.
Estrategias
El estudio también incide en el rol fundamental de las universidades como el mejor entorno para fomentar la vacunación, y especialmente, para combatir los bulos y la desinformación en torno a ella. “A raíz de los resultados obtenidos, proponemos diversas estrategias para combatir las barreras hacia la vacunación en el ámbito universitario. Estas son, por ejemplo, la creación de espacios informativos en plataformas digitales, donde crear secciones específicas en las webs universitarias con información clara y basada en evidencia sobre los beneficios de las vacunas, mitos y realidades, vacunas recomendadas para la población universitaria y orientación sobre vacunación internacional para quienes realicen intercambios académicos o viajes”, puntualiza.
Otras de las estrategias que plantea este estudio es la creación de campañas lideradas por estudiantes de ciencias de la salud, donde los propios estudiantes sean los propios agentes del cambio organizando charlas y talleres dirigidos a compañeros de otras disciplinas, abordando temas clave como las recomendaciones vacunales específicas y desmintiendo bulos frecuentes. Otra de las líneas estratégicas pasa por la elaboración de talleres participativos y mesas redondas. Espacios donde los estudiantes puedan expresar sus dudas y recibir respuestas claras y basadas en evidencia por parte de expertos.
En un mundo hiperconectado y con exceso de información, otra de las estrategias que este grupo de investigación plantea es el “uso de redes sociales para difusión de información fiable. Es importante desarrollar contenido visual atractivo para redes sociales y canales digitales de las universidades, como infografías y vídeos breves que promuevan mensajes positivos sobre vacunación”, concluye el experto.
Investigación, excelencia y promoción de la salud pública. Este proyecto, publicado en la revista Vaccines, aporta datos valiosos para el diseño de políticas y programas que refuercen la aceptación de las vacunas en la población joven, un grupo clave para garantizar el éxito de las campañas de vacunación.