EUROPA PRESS.- La mitad de la población es propensa a «recordar» acontecimientos que nunca sucedieron, es decir, que creen reales sucesos que son falsos o que no tuvieron lugar como los recuerdan. Así se desprende de una nueva investigación de la Universidad de Warwick, en Inglaterra.
Lo cierto es que la información errónea en las noticias puede crear recuerdos colectivos incorrectos, que afecten al comportamiento y actitudes de la sociedad. Esto no significa que esos recuerdos sean premeditados, la memoria es susceptible de cometer errores y crear cierta confusión de manera inconsciente.
Ante el gran desconocimiento de estos ‘falsos recuerdos’, los científicos han estado utilizando variaciones sobre cómo se desarrollan desde hace más de 20 años, tratando de estudiar cómo la gente puede llegar a recordar experiencias completamente falsas.
En este estudio, la doctora Kimberley Wade, del Departamento de Psicología, demuestra que si se nos habla de un acontecimiento completamente ficticio de nuestras vidas y repetidamente imaginamos que ese suceso ocurrió, casi la mitad de nosotros aceptaría que lo ha vivido.
Los investigadores trabajaron sobre más de 400 participantes a los que se les sugirieron acontecimientos autobiográficos que podían ser ficticios y se encontró que alrededor del 50 por ciento de los participantes creían, hasta cierto punto, que habían experimentado esos eventos.
Los participantes llegaron a recordar una serie de eventos falsos como haber dado un paseo en globo cuando eran niños, realizar bromas o travesuras a sus maestros o crear problemas en una boda familiar.
El 30 por ciento de los participantes parecía «recordar» el suceso sugerido e incluso elaboró una explicación sobre cómo había ocurrido el evento, llegando a describir imágenes del momento; otro 23 por ciento mostró señales de aceptar el suceso hasta cierto punto y creyó que realmente había tenido lugar.
La doctora Wade y sus colegas concluyen que puede ser muy difícil discernir entre qué acontecimientos de los que una persona recuerda son reales o ficticios.
«El descubrimiento de que una gran parte de las personas son propensas a desarrollar creencias falsas es importante ya que sabemos, por otras investigaciones, que las creencias distorsionadas pueden influir en las conductas, las intenciones y las actitudes de las personas», explica.
Estos hallazgos tienen importancia en muchas áreas, planteando interrogantes sobre la autenticidad de los recuerdos utilizados en investigaciones forenses, tribunales y tratamientos terapéuticos. Además, abre la puesta a que los recuerdos colectivos de un gran grupo de personas o de la sociedad puedan ser incorrectos -por ejemplo, debido a la desinformación en las noticias- que tienen un efecto notable en la percepción y el comportamiento de las personas.
«Sabemos que muchos factores afectan la creación de falsas creencias y recuerdos -como pedirle a una persona que repetidamente se imagine un evento falso y vea fotos para cimentar su memoria-, pero no entendemos completamente cómo interactúan todos estos factores. Los estudios a gran escala como nuestro mega-análisis nos mueven un poco más cerca», concluye.