El 60% de los mayores de 65 años que viven en sus domicilios presenta riesgo nutricional. Esta afirmación nace del estudio presentado por las enfermeras Carmen Martín Salinas y Elena Carrillo Camacho titulado «Prevalencia del riesgo nutricional en personas mayores no institucionalizadas», y publicado en la revista “World Journal of Medicine and Health Care”.

El estudio realizado por ambas enfermeras revela que las personas mayores que viven en sus hogares presentan un riesgo nutricional alto. El hallazgo subraya la necesidad de la detección temprana y de ofrecer cuidados preventivos desde la atención comunitaria, donde las enfermeras tienen un papel relevante. Además, cuestiona la idea de que la malnutrición es exclusiva de personas en hospitales o residencias, y apunta a la vulnerabilidad silenciosa que enfrentan muchas personas mayores en su día a día como principal motivo.

«El estudio pone sobre la mesa la importancia de observar más allá del entorno hospitalario y reforzar los cuidados en la comunidad. Mediante el uso de un cuestionario validado y adaptado a población mayor, determinamos que la prevalencia global de desnutrición es de un 60% de la muestra estudiada. La malnutrición no tratada en personas mayores puede derivar en un aumento del riesgo de otras caídas, infecciones, deterioro funcional y dependencia. Sin embargo, el diagnóstico temprano permite intervenir con medidas sencillas y eficaces, como mejorar la planificación de comidas, ofrecer apoyo comunitario y ajustar tratamientos desde Atención Primaria», explican las investigadoras.

Enfoque preventivo

Este análisis subraya la importancia de que la enfermería comunitaria y de Atención Primaria incorpore evaluaciones nutricionales rutinarias como parte de los chequeos habituales en personas de edad avanzada. «La investigación destaca por su enfoque preventivo, su aplicabilidad directa en el ámbito comunitario y su origen enfermero, que aporta una mirada integral al bienestar de las personas mayores. Este trabajo invita a repensar el abordaje de la salud nutricional desde una perspectiva comunitaria y proactiva. Es necesario, reforzar la formación en cribado nutricional dentro de la enfermería e integrar esta herramienta de valoración en visitas domiciliarias, centros de salud y servicios sociales», aseguran las enfermeras.

Sin duda, investigaciones de este tipo visibilizan el papel fundamental de las enfermeras como investigadoras y agentes transformadores de la salud pública, especialmente en un contexto como el que vivimos en la actualidad, donde el envejecimiento de la población registra sus datos más elevados en décadas.

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