REDACCIÓN.- El objetivo de todos los profesionales sanitarios durante un parto es minimizar los riesgos y el dolor de los recién nacidos y sus madres. Por este motivo, las investigaciones y estudios que se llevan a cabo en este ámbito siempre ayudan a mejorar la práctica diaria. En este sentido, Javier Orenga, profesor de la Facultad de Enfermería y Podología de la Universidad de Valencia y enfermero especialista en Obstetricia y Ginecología en el Hospital Universitario de la Plana, ha participado en un estudio con el objetivo de determinar cuál es el mejor momento para llevar a cabo el pinzamiento al cordón umbilical de neonatos.
Tras analizar 156 partos para determinar la relación entre el momento en el que se ejecuta el pinzamiento y los depósitos de hierro en el lactante y la madre, el estudio revela que alrededor de los tres minutos de vida es el momento óptimo para el pinzamiento del cordón umbilical. Así, se aprecia en el neonato la ausencia de complicaciones y el aumento de los depósitos de hierro, hecho que reduce el riesgo de anemia en la época lactante. En cuanto a la madre, la investigación reporta efectos asociados a su salud hematológica, la satisfacción con el parto y la mejor adherencia a la lactancia.
El trabajo ha comparado los efectos de un pinzamiento precoz (anterior al minuto de vida), en contraposición a uno tardío (después del primer minuto de vida), y tiene en cuenta la repercusión que este momento puede tener sobre los depósitos de hierro tanto para el lactante como para la madre.
En la actualidad, si el pinzamiento se realizara cuando el cordón umbilical deja de latir, hecho que puede ocurrir más allá de los tres minutos, no se evidencia ninguna complicación materna o neonatal. Actualmente, no existe ninguna evidencia científica que justifique, en general, el pinzamiento precoz como práctica de mayor beneficio para el neonato o para su madre.
Hay que destacar que en este trabajo, publicado en el libro Influencia del tiempo de ligadura del cordón umbilical en la morbilidad secundaria neonatal, los depósitos de hierro en el neonato y lactante, y efectos maternos asociados, no se reportó ningún lactante, a los seis meses de vida, con anemia ferropénica que necesitara suplemento de hierro, pero el estudio sí considera importante demorar, como mínimo, la ligadura hasta el primer minuto de vida, por el aumento en la reserva de hierro y para contribuir a una transición natural del neonato hacia la vida extrauterina.