DAVID RUIPÉREZ.- La directora del Departamento de Enfermería de la Universidad Autónoma de Madrid, Eva García Pera, no dudo en incorporarse a la lucha contra la pandemia desde un hotel medicalizado de la capital junto a varios de sus alumnos. Eso sí, siguió compatibilizando su retorno a la enfermería asistencial con sus obligaciones académicas para que el curso universitario actual pudiera finalizarse con relativa normalidad.
¿Cómo surge tu incorporación al hotel medicalizado y cómo te organizas para dar ese giro a tu desempeño profesional?
Fue la segunda semana de marzo cuando nos comunican el estado de alerta de nuestro país y cuando llegan órdenes a las Universidades de que hay que cesar las practicas asistenciales y en apenas 48-72 horas se produce el llamamiento para reclutar estudiantes de cuarto curso del Grado de Enfermería. Desde el punto de vista profesional, una de las experiencias que más me ha dolido ha sido la de dar el listado de los estudiantes, aunque estaba obligada hacerlo tras la petición de la Comunidad y de tu país. Esa lista con nombres y apellidos de los estudiantes implicaba una grandísima responsabilidad, pues teníamos dudas sobre esa incorporación, sobre la posible inseguridad de los contratos. Lo analizamos todo muy bien porque no estaban demasiado claras las competencias, si estaban bien cubiertos por un seguro… y a la vez escuchábamos que los profesionales no contaban con materiales de protección. La sensación era que los mandábamos a la guerra, que las enfermeras éramos escudos humanos contra el virus. No me gusta nada esa expresión porque no somos escudos humanos. No estudiamos para ser escudos, estudiamos para cuidar y, si lo somos, que me lo den físicamente, que me den ese escudo de protección. Fueron decisiones muy complicadas las que hubo que tomar. Tenía que ser una decisión voluntaria de los estudiantes, que no estuvieran en absoluto coaccionados.
Dar la lista de alumnos es de las experiencias más dolorosas a las que me he enfrentado”
¿Cuál fue la respuesta de los estudiantes ante el llamamiento?
Mucha gente fue muy decidida, pero también son responsables y tienen sentido común. Cuando acabas la carrera estás lleno de inseguridades, pues más en su caso, sin haber hecho siquiera el último rotatorio. Había miedo por parte de estudiantes y sus familias ante esa situación complicada e incierta. Escribimos hasta al ministro de Sanidad expresándole nuestra preocupación sobre los estudiantes. Con rapidez contestó que sólo iban a hacer recogida de datos epidemiológicos, sin embargo quizá esa era la idea en un principio, pero las circunstancias luego han obligado a que su tarea fuera más llano ha sido ha sí han dado la talla han estado en primera línea han quedado claro que tenemos una enfermería excepcional en España.
Los padres de los alumnos tenían mucho miedo”
Si iban los estudiantes, los profesores no podíais ser menos, ¿no?
Sin duda, el departamento cuenta con profesores mayores, que son grupos de riesgo y con personas a las que les resultaba imposible conciliar, pero aquellos que podíamos nunca dudamos de que queríamos estar allí. Y todo el departamento se apuntó a colaborar con apoyo telemático, videoconsulta o seguimiento a los estudiantes. Ha supuesto un cambio brutal en la Universidad, pasando de las clases a la docencia online, algo muy engorroso y que requiere mucho trabajo. Obviamente, pedimos permiso al decano y al rector para incorporarnos a los hoteles medicalizados. Luego hubo mucha burocracia, para lo que nos facilitó mucho las cosas la gerente de Cuidados de la Comunidad de Madrid, Lourdes Martínez.
La crisis ha supuesto un cambio radical en la Universidad”
¿Cómo ha sido la experiencia en esos hoteles medicalizados?
Hubo unos coordinadores de Enfermería excepcionales. Yo estuve en el Hotel Aire Colón, que se ubica en la calle Doctor Esquerdo, así que el hospital de referencia era el Gregorio Marañón. Ha habido excelentes enfermeras en la coordinación como son la jefa del área de Psiquiatría Luis Cuesta y la enfermera de la consulta de Rehabilitación Cardiaca, Teresa Martín. Han levantado nueve plantas de hospital en un hotel y lo han hecho muy bien. Había un amalgama de personal de diferentes consultas, estudiantes, enfermeras jubiladas, todos unidos por las circunstancias y con la misión de trabajar por los pacientes. Yo estoy de apoyo a esa coordinación enfermera. Ha sido una experiencia inolvidable, ver de nuevo generosidad y buen hacer de nuestros colegas, su impresionante capacidad de resiliencia y adaptación, hemos aprendido de todos ellos y hubo muy buena sintonía con el personal médico.
La coordinación del hotel fue fantástica”
¿Cuáles fueron los retos desde el punto de vista asistencial?
Estos hoteles estaban habilitados para personas que estaban muy estables de COVID-19 y que por las características de sus domicilios, no podían aislarse en casa. Eran PCR positivos y hasta que dieran negativo vivían en estos hoteles. Se trataba de gente autónoma, nos llamaban por teléfono e intentábamos minimizar las entradas. Hicimos muchas PCR cada día para ver se iban negativizando y proceder a dar altas. Los mayores aluviones de paciente se produjeron cuando se fue vaciando IFEMA. Pero a pesar de sus características iniciales, había pacientes crónicos con patologías complejas, aunque estuvieran estables de COVID. Algunas situaciones se complicaron y tuvimos algunos sustos y pacientes derivados al hospital de referencia.
Tuvimos algunos sustos con pacientes crónicos, aunque estuvieran estales de COVID-19”
¿Se vivía un espíritu de camaradería?
Debemos agradecer la generosidad de dejar estos hoteles para ciudadanos y profesionales. Estos hoteles han quedado muy deteriorados. Estamos en deuda con ellos, pero ha habido muchísimas otras personas y empresas que han colaborado ofreciendo pequeños detalles o servicios como el restaurante que llevaba cada día una enorme paella, o los tulipanes con los que llenaron el hall, la enorme colección de libros de la agencia Dos Pasos, otras empresas donaron sábanas, toallas… Son “chutes” que te animan a seguir, como los aplausos de los vecinos a las ocho o la Policía, que venía cada día a preguntar si necesitábamos algo. Han sido gestos inolvidables.
Ha habido una gran generosidad”
¿Habíais preparado muchas iniciativas en la Universidad con motivo del Año Internacional de las Enfermeras? Al final se ha logrado la visibilidad, pero por otra vía.
Teníamos muchos actos e ideas desde Nursing Now Comunidad de Madrid, íbamos a llenar las calles de Madrid con una carrera popular dedicada a la enfermería, había jornadas, congresos… Pero el destino, siempre caprichoso, nos tenía preparado otro escenario. Un escenario en el que las enfermeras teníamos que hacer lo que sabemos hacer : cuidar y estar siempre al lado del paciente. Se ha demostrado que la enfermería ha estado a la altura y ahora sólo queda pedir que nos cuiden, porque esta crisis ha dejado muchs secuelas físicas y emocionales. Y que nos cuiden como profesión. Hemos demostrado que sabemos trabajar con excelencia. Esa visibilización que queríamos tener con el 2020 la hemos tenido a base de hechos. Que nos valoren, que valoren las especialidades de Enfermería, la enfermería de práctica avanzada, las enfermeras doctoras… Queda aún mucho por hacer.