REDACCIÓN.- La pandemia del COVID-19 ha puesto de manifiesto las deficiencias del sistema sanitario español en la atención a la cronicidad durante la pandemia del COVID-19, pero también ha acelerado la puesta en marcha de modelos organizativos y herramientas que serán clave para el fortalecimiento de un sólido sistema de asistencia al paciente crónico.

Así lo han destacado los representantes de las principales organizaciones colegiales, sociedades científicas y asociaciones de pacientes involucradas en la atención al paciente crónico en España, agrupadas en la plataforma Cronicidad: Horizonte 2025, durante la celebración de un encuentro virtual en el que se ha puesto de manifiesto la necesidad de reorientar el modelo de atención a la cronicidad tras la crisis sanitaria. “Los pacientes crónicos han estado muy desatendidos y ahora toca establecer estrategias para paliar esos déficits. Queremos poner en valor el papel de las enfermeras y enfermeros en la atención a la cronicidad, participando de forma activa y directa en el cuidado asistencial en todos los niveles –atención primaria, hospitalaria y ámbito socio sanitario y residencial– y destacando la labor que realizamos en educación y prevención sanitaria, potenciando el autocuidado de los pacientes y de los cuidadores principales. Hemos visto los déficits en las ratios enfermera/paciente y la necesidad de implementar las especialidades de enfermería, siendo clave potenciar la atención domiciliaria y la asistencia en las residencias”, comentó Diego Ayuso, secretario general del Consejo General de Enfermería.

Los expertos han recordado la especial vulnerabilidad de los pacientes crónicos frente a la pandemia del COVID-19 y la importancia de impulsar -tanto en el período de desescalada de la pandemia como en la era post COVID 19- un nuevo modelo de atención a la cronicidad basado en la promoción, la prevención y la búsqueda de la calidad de vida, con una mayor coordinación sociosanitaria y el fomento del protagonismo del paciente, su autocuidado y el apoyo a la persona cuidadora. “Es necesario volver a la normalidad asistencial con los pacientes crónicos, reestructurar el sistema sanitario, proporcionar poder de acción a la Atención Primaria y fortalecer la figura de los profesionales implicados en facilitar la atención y calidad de vida a las personas”. Desde la Alianza General de Pacientes, añadieron que “como plataforma de pacientes, pensamos que es fundamental promover la figura del paciente activo y el autocuidado y poner los medios y recursos necesarios para proteger y atender correctamente a los enfermos con alto nivel de dependencia, especialmente a los mayores que resultaron más afectados por la pandemia; todo ello, sin olvidar la importancia del acompañamiento emocional frente a las situaciones a las que nos ha expuesto la COVID-19”, afirma Pilar Martínez Gimeno, vicepresidenta de la Alianza General de Pacientes.

Todo ello, en el marco de una Atención Primaria fortalecida a través de una mayor inversión que garantice “su capacidad resolutiva, su versatilidad y su multiprofesionalidad”, fundamentales para un nuevo modelo sanitario que priorice la atención a la cronicidad y garantice la continuidad asistencial en estos pacientes. “En toda crisis, surge la oportunidad, como ha ocurrido ahora con la reclamada telemedicina, para cuyo desarrollo es necesario invertir en sistemas que acerquen esa comunicación visual y auditiva; así como potenciar el autocuidado y el empoderamiento de las asociaciones de pacientes, sin olvidar la oportunidad de despolitizar el sistema de salud: sobran puestos en la Administración sanitaria sin tarea asistencial y faltan profesionales en primera línea al lado del paciente crónico”, recalcó Rafael Micó, secretario general de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (Semergen).

Por su parte, Santiago Alfonso, vicepresidente del Foro Español de Pacientes (FEP), aseguró: “Tenemos muchas fortalezas en nuestro sistema de salud que se han puesto a prueba estos días: contamos con muy buenos profesionales, podemos tener un buen presupuesto –otra cosa es que lo destinemos bien– y, por supuesto, contamos con la tecnología, que debe ser bien aplicada. Pero también debemos tener en cuenta lo que necesitan los pacientes, conocer sus necesidades y descubrir qué expectativas tienen sobre su enfermedad”.

Fortalezas

En la misma línea, Carlos Lumbreras, secretario general de la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI) recalcó que “realmente, el sistema tiene grandes fortalezas; el nivel medio de los profesionales es muy alto, las nuevas tecnologías han demostrado su eficacia y se ha visto la importancia de que los pacientes tengan cierta capacidad de autocuidado”, pero ha añadido que los dispositivos socio sanitarios “no pueden seguir fuera del Sistema Nacional de Salud; lo que ha pasado en las residencias de mayores y en los hospitales de media y larga estancia en esta pandemia no debe volver a pasar”. A nivel hospitalario, ha dicho, se ha demostrado que es posible montar equipos multidisciplinares para la atención de los pacientes: “Hemos sido capaces de romper en horas las barreras de los servicios, poner efectivamente al paciente en el medio y enfocarnos todos en su cuidado. ¿Cómo nos vamos a negar a hacerlo ahora de forma estructurada en torno al paciente crónico, que se beneficia especialmente de la atención multidisciplinar?”.

En este escenario, las nuevas tecnologías se han presentado, aunque haya sido “por obligación y de forma acelerada”, como una herramienta especialmente eficaz para el seguimiento de los pacientes crónicos gracias a la buena comunicación que existe entre los profesionales del primer nivel asistencial, tanto médicos, como enfermeras, trabajadores sociales y farmacéuticos.
Unánime también ha sido la petición de un amplio debate para el cambio de modelo en las residencias de mayores, donde se ha constatado un claro déficit de atención y una elevada mortalidad, del 60 al 80% dependiendo de las comunidades autónomas, debido, en parte, a que muchos centros han sufrido una merma considerable del personal cuidador y por la carencia de gestores con la formación adecuada.

Deficiencias

Durante sus intervenciones, los expertos han reflejado cómo toda la prevención, la educación sanitaria y la atención al paciente crónico fuera del contexto COVID-19 han quedado relegadas durante la pandemia, en la que también se han agudizado los factores sociales negativos que condicionan una enfermedad crónica e incrementan la vulnerabilidad de los afectados. “La pandemia ha evidenciado grandes deficiencias, empezando por el ‘hospitalocentrismo’, pensado para pacientes agudos, que ha supuesto marginar al paciente crónico y ha impedido a los profesionales de Atención Primaria hacer una prevención de la enfermedad COVID-19 en estos grupos con mayor riesgo y mayor mortalidad. Es necesaria también la integración de la asistencia socio sanitaria, no sólo actuando en el ámbito de las residencias, sino también en pacientes crónicos que han estado solos en sus domicilios y que han perdido el contacto con su médico y su enfermera, que son quienes los conocen y saben cuál es su situación”, consideró Francisco José Sáez, responsable del Grupo de Trabajo de Cronicidad de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG). “Es el momento de garantizar la capacidad resolutiva de la Atención Primaria, con su versatilidad y multiprofesionalidad, así como el abordaje exclusivo mediante prácticas de valor, con menos burocracia y más clínica para asegurar la respuesta a las necesidades reales de los pacientes crónicos. Esto requiere una inversión adecuada, fortalecer la salud pública y la investigación y la revisión de los modelos de residencias de para personas mayores, así como un consenso para encontrar esos indicadores universales que midan y valoren la atención que dispensamos a los pacientes crónicos”, prosiguió Ana Arroyo, vicepresidenta de la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (semFYC).

Recursos

Las nuevas tecnologías y el buen uso de los recursos también han puesto de manifiesto el potencial de la red de farmacias, como señaló Juan Pedro Rísquez, vicepresidente del Consejo General de Colegios Farmacéuticos (CGCOF): “Los farmacéuticos, aunque a veces poco reconocidos por las autoridades sanitarias, estamos siendo enormemente valorados por la sociedad. Como sanitarios y como profesionales cercanos y de confianza, vamos a seguir al pie del cañón, velando por la seguridad de los pacientes crónicos y colaborando con todos los profesionales sanitarios. Desde el mundo de la farmacia, ha sido una satisfacción poner en valor esta gran red que tenemos en España, que ha prestado servicio a más de 30 millones de personas, dos terceras partes de la población, y en el 80% de los casos, con la dispensación de medicamentos a pacientes crónicos mayores de 65 años. Más de 2,2 millones de personas han recibido información telefónica por parte de su farmacéutico, y otros 855.000 han recibido atención farmacéutica domiciliaria. El 90% de la población ha reconocido la farmacia como un servicio público con un papel sanitario esencial”.

Y es que no sólo se han anulado consultas y terapias no farmacológicas, sino que también se ha roto la continuidad asistencial, clave para la cronicidad, en parte porque se ha priorizado la atención hospitalaria, privando a la Atención Primaria de los medios técnicos y humanos necesarios para prestar una correcta asistencia. En este contexto, han sido las personas mayores, pacientes crónicos especialmente vulnerables, las que han soportado las cifras más trágicas de la pandemia. “La pandemia ha puesto el foco más que nunca en el necesario apoyo a la Atención Primaria, y también ha hecho evidente que las personas en residencias han visto vulnerados sus derechos y sus atenciones de salud; y aunque una residencia no es un hospital, sino un espacio de convivencia e interrelación, hay que ver cómo podemos integrar en estos recursos ese factor de atención sanitaria”, finalizó Marta Cárdaba, representante del Consejo General del Trabajo Social y moderadora del webinar.