La recta final de preparación del EIR puede supone un sobre reto para las enfermeras que preparan el examen. No solo se enfrentan al empujón final tras un largo año de preparación, si no que este coincide con la Navidad, una fecha en la que los planes sociales y el tiempo con la familia impera. Estas dos situaciones crean con ‘cóctel’ que hace que la preparación se haga un poco más cuesta arriba y sea necesario un ‘sprint final’ de concentración.
“Me parece complicado compaginar el estudio con pasar tiempo de calidad con familia y amigos. A estas alturas mi mente está en el examen y solo pienso en eso”, confiesa Eva García, que terminó el grado de Enfermería el año pasado y ahora prepara la prueba para conseguir plaza como EIR de Obstetricia-Ginecología. La enfermera Ángeles Rico, que también se prepara para obtener una plaza de formación sanitaria para la especialidad de matrona, vive la experiencia de manera similar. “Es complicado compaginar el estudio con pasar tiempo con los amigos y familia y seguir estudiando con la misma rutina”, apunta.
El examen más importante de su vida
Aunque ambas evidencian que durante el grado han tenido que estudiar durante las navidades, por lo que la situación no les es ajena, también puntualizan que el EIR “es el examen más importante al que se van a enfrentar en su vida”. Algo que genera una “tensión añadida” que convive con estas festividades en las que hay mucha presión para pasar tiempo con los seres queridos.
“Mi hermana vive fuera de España, y viene de visita. Va a ser muy difícil tener que renunciar a pasar tiempo con ella por estar estudiando. Aunque tenemos descanso en los días más señalados el resto que hay un ambiente festivo con el que va a ser complicado tener la mente en el examen y el estudio”, ejemplifica Eva García.
La clave, para Rico, es seguir la rutina e intentar desconectar en los momentos de descanso. “Yo intento dejar los planes para los domingos, que es cuando no estudio. Y en los días normales, tras la jornada de estudiar, intento ver una película o estar con mi familia, para desconectar”, comenta la enfermera.
Métodos de estudio navideños
¿Qué método es el indicado para enfrentarse al estudio durante las vacaciones de Navidad? “Mi método especial de estudio es ir todos los días a la biblioteca”, se ríe Eva García, que comenta que para ella es clave cercar el estudio a un plano concreto y evitar distracciones. “Es más fácil tener la biblioteca para estudiar y mi casa exclusivamente para la familia y amigos”.
Por su parte, Ángeles Rico comenta que, desde hace unos meses, estudia con el llamado ‘Método Pomodoro’. “No sé si se debe hacer exactamente así, pero yo me pongo el cronómetro, estudio una hora, y después descanso diez; me ayuda a no distraerme”, desarrolla.
Asimismo, ambas enfermeras destacan la importancia de compartir la experiencia de estudio con otras aspirantes al examen EIR. “Yo hablo casi todos los días con un par de compañeras sobre cómo lo llevamos; nos apoyamos mutuamente y me sirve para darme cuenta de que no solo me agobio yo y que todas estamos igual”, comenta Rico que asegura que “es un proceso duro y que muchos lo viven de forma similar”.
Además, las aspirantes coinciden en que es importante apoyarse en las experiencias de los demás, pero no hacer una comparación. “Comparar mi progreso con el de otras personas me haría sentir mal, porque cada persona tiene su proceso y aprende de una manera diferente”, explica la enfermera Ángeles Rico, opinión que valida Eva García, que asegura que estas comparaciones “no benefician a nadie”.
Caldo de cultivo perfecto
La Navidad mientras se estudia el EIR es un caldo de cultivo perfecto para los nervios. “Es una situación complicada, porque yo soy una persona muy familiar, pero a la vez me voy a estar agobiado porque la fecha se acerca cada vez más”, relata Rico, que asegura que, ahora mismo “su estado de ánimo es como una montaña rusa”. “Que entremos en Navidad supone una tensión añadida e impone mucho ir acercándose al examen”, añade García.
La enfermera comenta que ese nerviosismo cada vez es más evidente. “Lo noto sobre todo cuando voy a corregir un simulacro. No quiero ni pensar cómo va a ser el día del examen, porque ya me sudan las manos al meter la planilla”, bromea. Rico, por su parte, hace hincapié en el ánimo cambiante que tiene según se acerca la fecha. “Hay días que pienso que es muy complicado, una locura, y otros que soy capaz de decirme a mí misma que no pasada nada, que mucha gente lo consigue y que, si no es este año, ya será otro”, concluye la aspirante.