ÁNGEL M. GREGORIS.- “Las heridas hablan, todas tienen un nombre y apellido y lo que hay que hacer es tratar a la persona y al entorno para conseguir un buen abordaje del problema”, afirma Joan Miquel Aranda Martínez, enfermero docente asistencial, durante el octavo Congreso de la Sociedad Española de Heridas (Seher) celebrado en Madrid, en el que se han abordado las últimas novedades sobre este tema y cómo afrontar los retos a los que se enfrentan.
El también vocal de la Seher considera que para conocer el “nombre y apellido” de las heridas es imprescindible formarse porque “si no tenemos una buena formación para hacer un buen abordaje de las heridas, difícilmente vamos a entenderlas”. En este sentido, destaca que a pesar de que este es un mundo muy conocido, queda un gran camino que recorrer. “Debería haber una asignatura específica de material de cura y de abordaje de las heridas”, constata. Asimismo, Nuria de Argila, enfermera supervisora en el Hospital de Cruz Roja, apunta que hay muy pocas escuelas que introducen las heridas y “es imprescindible que se sepa que vas a ser enfermera y que es algo que llevamos inherente”. “Muchos alumnos terminan la carrera y no saben nada, no saben de productos, no saben cómo abordar las heridas, no saben las causas… Esto es una realidad que tenemos que solventar lo antes posible”, subraya.
Tal y como ella lo define, “las heridas son algo inherente a la enfermería” y es por ese motivo por el que estos profesionales tienen una función destacable no sólo en la curación, sino en la prevención. “Tenemos que seguir desarrollando este papel preventivo porque muchas veces son evitables y las direcciones de enfermería son claves para que esto no se produzca y que cuando hay herida el abordaje sea multidisciplinar”, afirma De Argila.
Pedro Soriano, técnico de la Subdirección General de Humanización de la Escuela Madrileña de Salud, resalta el alcance que pueden tener las redes sociales a la hora de conocer esta problemática a pesar de que es una cuestión que hay se debe abordar más desde los hospitales y centros de salud. “Desde el mundo 2.0, nosotros podemos recetar links, ser capaces de ver qué recomendamos y tenemos que ser responsables a la hora de dar información”, cuenta Soriano.
El futuro, sin duda, pasa por conocer los mejores tratamientos, ya que “una herida mal curada deriva en un coste mucho más alto y en peores consecuencias para el paciente”.
Por eso, De Argila aplaude la labor del congreso, “esencial para conocer lo último, lo que se está haciendo en sanidad pública, en la privada, qué profesionales están avanzando en la terapéutica y aprender un montón de logros que aparecen cada día”.