ÁNGEL M. GREGORIS.- Una enfermera gestora de casos comunitaria es aquella profesional que ha adquirido una serie de competencias y destrezas para la toma de decisiones de forma autónoma, tiene experiencia para trabajar en equipo con un enfoque multidisciplinar y es capaz de coordinar, valorar, planificar y evaluar la necesidad de cuidados complejos haciendo participe a todos aquellos profesionales sanitarios, sociales o fisioterapeutas para realizar un abordaje integral tanto del paciente pluripatológico crónico complejo como del proveedor de sus cuidados y su entorno de vida. Contar con esta figura en Atención Primaria ayuda a disminuir la angustia de los pacientes tras un episodio de hospitalización, resolviéndoles pequeñas dudas respecto a sus cuidados o, incluso, gestionando citas con otros profesionales sanitarios y sociales para que no se demore y así proporcionar una atención sanitaria multidisciplinar e integral.

Así se pone de manifiesto en las primeras conclusiones del trabajo “Efectividad de la implantación de la enfermera gestora de casos comunitaria en Atención Primaria en la mejora de la capacidad funcional, el rendimiento cognitivo y la calidad de vida en pacientes crónicos pluripatológicos complejos dependientes”, capitaneado por la enfermera Virginia Iglesias, de Salamanca. El proyecto, que fue uno de los ganadores de la segunda edición del premio de investigación del Consejo General de Enfermería en el ámbito Familiar y Comunitario, busca demostrar la importancia de esta figura como referente en los centros de salud.

Virginia Iglesias, responsable del Centro de Salud Garrido Sur (Salamanca)

Evidencia

“Esta figura está establecida en diferentes sistemas sanitarios como en España, Europa y EEUU. La evidencia científica constata que mejora notablemente la calidad de vida de estos pacientes y son coordinadoras e interlocutoras entre los diferentes niveles asistenciales y profesionales del ámbito sanitario, social, psicólogos o profesionales de fisioterapia y terapia ocupacional”, apunta Iglesias.

Asimismo, “favorecen la adherencia terapéutica tanto a los fármacos prescritos como a la dieta o el ejercicio, proporcionan educación sanitaria para corresponsabilizar tanto al paciente como al cuidador habitual en la detección precoz de signos y/o síntomas de alarma para evitar reingresos o alta frecuentación al servicio de urgencias, incentivan a los pacientes para ser partícipes de su autocuidado, previenen la duplicidad de pruebas o citas mediante la comunicación con diferentes servicios y, por lo tanto, mejoran los resultados en salud de este tipo de pacientes”.

En esta misma línea, la enfermera puntualiza que son “incontables” las ventajas que puede aportar esta figura a este tipo de pacientes, que, además, cada vez son más numerosos dada la esperanza de vida actual.

Forma precoz

Tras los primeros análisis de resultados, Iglesias afirma que “la gestión de la enfermera gestora de casos detecta, de forma precoz, errores en la medicación prescrita, mejora la adherencia terapéutica notablemente, averigua necesidades sociales existentes, proporciona una cita al paciente y/o cuidador con la trabajadora social para disminuir los tiempos en la gestión y concesión de recursos sociales necesarios e instaura de forma temprana las citas con los profesionales de la unidad básica de salud para valoraciones posteriores, administración de inyectables, medicación, etc.”.

En estas primeras conclusiones también subraya que “el seguimiento proactivo tanto telefónico como a través de visitas presenciales del paciente por la enfermera gestora de casos incrementa la comunicación efectiva, proporciona un apoyo al familiar cuidador, favorece el conocimiento de la enfermedad por parte de las personas involucradas en los cuidados y provee de recursos de promoción de la salud para este tipo de pacientes”.

Figura

Con investigaciones como esta se demuestra la necesidad de apostar por esta figura. “Son profesionales sanitarios aliados que liberan la carga de trabajo en Atención Primaria y facilitan la coordinación entre diferentes niveles asistenciales, suministran acceso a otros profesionales y proporcionan un plan personalizado al paciente pluripatológico basado en sus necesidades y preferencias”, asevera.

Por último, consideran que estos pacientes precisan de mayor acompañamiento a través del sistema sanitario, de mayor consumo de recursos, de intervenciones de más profesionales especialistas hospitalarios, de un seguimiento continuo… y, por consiguiente, requieren de una visión global, holística e integral tanto del paciente como del cuidador principal. “Todo esto sería posible gestionarlo a través de esta figura tanto en comunitaria como hospitalaria”, concluye Iglesias.