ÁNGEL M. GREGORIS.- Hay un lugar muy especial en Glasgow que para muchos puede resultar tétrico, pero es, sin duda, uno de los sitios más visitados de la ciudad. La necrópolis de Glasgow es uno de los cementerios más bonitos de toda Escocia. Aprobado para su construcción en 1831 por la Cámara de Comerciantes, fue testigo de 50.000 entierros y cuenta con 3.500 monumentos, que lo convierten en un escenario espectacular. Entre los mausoleos hay zonas verdes, que en muchas ocasiones también son tumbas no marcadas. No es un sitio de recreo ni mucho menos, pero es una parada obligatoria durante la visita a la ciudad. Con 15 hectáreas de extensión, fue creado con la idea de ser multirreligioso y el primer entierro fue el de un judío. Justo en frente, desde la colina, se divisa la catedral de Glasgow, también conocida como la Catedral de San Mungo.

La necrópolis de Glasgow. Imagen: David C. Gimeno

Arte callejero en Glasgow. Imagen: David C. Gimeno
Las vistas desde la necrópolis con la iglesia hacen todavía más increíble la visita a este lugar. El edificio, que es del siglo XII, puede visitarse de manera gratuita, pero eso sí, en el interior de la sala principal se encuentran dos tiendas de souvenirs para turistas que desprestigian bastante el verdadero sentido de un templo sagrado. También en el East End se puede encontrar el Museo de Arte Moderno, que cuenta con exposiciones muy interesantes y justo en la puerta se alza una estatua de un caballero muy peculiar.
Dejando el este a un lado, si la visita continúa por el oeste se encontrará con algunas de las calles más bonitas del municipio. Allí se sitúa el Museo de Kelvingrove, el más visitado del Reino Unido después de los de Londres. Muy cerca de esta sala se encuentra la Universidad de Glasgow, rodeada por un paraje de naturaleza que bien podría ambientar cualquier película de cuento de hadas.
El este y el oeste ofrecen momentos inolvidables, pero nadie se puede marchar de la ciudad sin pasar por el centro. La plaza George Square tiene siempre alguna actividad que ofrecer al visitante y en ella se encuentra el Ayuntamiento, que se puede visitar.
De hecho, aquí fue donde rodaron algunas escenas de la película de Brad Pitt Guerra Mundial Z, en la que el planeta corre peligro por la invasión de un grupo de zombies. Necesario también es atravesar la calle Buchanan, el gran eje comercial de la ciudad y en el que se dan cita espectáculos callejeros de baile, música y animación. Conocer la ciudad a vista de pájaro también es un gran aliciente y eso se consigue The lighthouse, un edificio con una torre, que tiene el acceso permitido a los turistas y desde la sexta planta se puede disfrutar del skyline de Glasgow. La azotea no es muy grande y está completamente cerrada, así que lo ideal es verlo rápido y bajar porque hace mucho calor. Pero bien es sabido que una ciudad se descubre andando y en Glasgow pasa lo mismo.