EUROPA PRESS.- Hasta este momento, uno de los principales problemas para tratar el glioblastoma, un cáncer cerebral mortal, es que la quimioterapia más potente no lograba atravesar la barrera hematoencefálica para llegar hasta el agresivo tumor. Sin embargo, gracias a un grupo de científicos e investigadores de Northwestern Medicine, una empresa de Estados Unidos, han realizado el primer ensayo clínico en humanos que ha conseguido, a través de un dispositivo de ultrasonidos implantable en el cráneo, abrir esta barrera craneal y penetrar en regiones críticas del cerebro para administrar quimioterapia. Este es el primer estudio que describe lo rápido que se cierra la barrera hematoencefálica tras la aplicación de ultrasonidos.
Este procedimiento, que dura tan solo cuatro minutos, se realiza con el paciente despierto, el cual, pasadas unas horas, puede volver a casa. Los resultados, publicados en la revista científica The Lancet Oncology, muestran que la que la apertura de la barrera multiplica por cuatro o por seis las concentraciones del fármaco en el cerebro humano. El tratamiento es seguro y está siendo bien tolerado por los pacientes, quienes llegan a recibir hasta seis ciclos de tratamiento. «Se trata de un avance potencialmente enorme para los pacientes con glioblastoma», asegura Adam Sonabend, líder del estudio y profesor asociado de Cirugía Neurológica de la Facultad de Medicina Feinberg de la Universidad Northwestern y neurocirujano del mismo centro.
La barrera hematoencefálica
Anteriores estudios desarrollados en humanos demostraron que la barrera hematoencefálica se restablece por completo 24 horas después de la sonicación cerebral (aplicación de ultrasonidos) y, basándose en algunos estudios en animales, se suponía que la barrera hematoencefálica está abierta durante las primeras seis horas aproximadamente. Este nuevo estudio demuestra que este plazo podría ser más corto.
Otro aspecto innovador de este estudio es que el uso de una novedosa rejilla implantable en el cráneo con nueve emisores de ultrasonidos diseñada por la empresa francesa de biotecnología Carthera abre la barrera hematoencefálica en un volumen de cerebro nueve veces mayor que el dispositivo inicial. Esto es importante porque, para ser eficaz, este enfoque requiere la cobertura de una amplia región del cerebro adyacente a la cavidad que queda en el cerebro tras la extirpación de los tumores de glioblastoma.
Nuevo estudio en marcha
Los resultados del estudio constituyen la base de un ensayo clínico de fase 2 que los científicos están llevando a cabo en pacientes con glioblastoma recurrente. Su objetivo es que los participantes reciban una combinación de paclitaxel y carboplatino administrada en el cerebro con la técnica de ultrasonidos, e investigar si este tratamiento prolonga la supervivencia de estos pacientes. La combinación de estos dos fármacos se utiliza en otros tipos de cáncer, lo que constituye la base para combinarlos en el ensayo de fase 2.
En el ensayo clínico de fase 1, los pacientes se sometieron a cirugía para la resección de sus tumores y la implantación del dispositivo de ultrasonidos. Comenzaron el tratamiento pocas semanas después de la implantación. Los científicos aumentaron la dosis de paclitaxel administrada cada tres semanas con la consiguiente apertura de la barrera hematoencefálica mediante ultrasonidos. En subconjuntos de pacientes, se realizaron estudios durante la cirugía para investigar el efecto de este dispositivo de ultrasonidos en las concentraciones del fármaco. La barrera hematoencefálica se visualizó y cartografió en el quirófano mediante un dado fluorescente llamado fluoresceína y por resonancia magnética obtenida tras el tratamiento con ultrasonidos. «Aunque nos hemos centrado en el cáncer, esto abre la puerta a investigar tratamientos novedosos basados en fármacos para millones de pacientes que padecen diversas enfermedades cerebrales«, concluye Sonabend.