La vacunación en personas mayores institucionalizadas es una intervención de salud pública prioritaria, respaldada por evidencia robusta que demuestra su eficacia clínica en la prevención de enfermedades infecciosas, su beneficio en la salud colectiva y su sostenibilidad costoefectiva.
Conscientes de esto, la Asociación Nacional de Enfermería y Vacunas (Anenvac), en colaboración con la Sociedad Española de Enfermería Geriátrica y Gerontológica (Seegg), ha publicado la “Guía de buenas prácticas de vacunación en pacientes mayores institucionalizados”, con el objetivo de proporcionar alineamientos claros y actualizados para garantizar una atención integral, humanizada y basada en la evidencia.
Necesidad
“Hemos visto la necesidad de las enfermeras que trabajan con personas mayores y en los centros de personas institucionalizadas, de mejorar su formación y contar con una herramienta de consulta que ayude a mejorar la cultura vacunal y la necesidad de tener bien inmunizadas a toda la comunidad de las residencias de personas institucionalizadas, incluyendo a sanitarios, personas mayores, cuidadoras/es, familiares…”, apunta José Antonio Forcada Segarra, presidente de Anenvac y coordinador de la guía.
Uno de los pilares fundamentales para la atención institucionalizada es la prevención de enfermedades, y en este contexto, la vacunación juega un papel clave. Las enfermeras tienen una responsabilidad esencial en este proceso, ya que no solo administra las vacunas, sino que gestiona todo el proceso vacunal, educa a los pacientes y sus familias, garantiza el cumplimiento de los calendarios de inmunización y supervisa la vigilancia de posibles efectos adversos. Su labor es crucial para reducir el riesgo de brotes infecciosos y proteger la salud de los pacientes más vulnerables.
Características particulares
“Las personas mayores institucionalizadas presentan características particulares que las diferencian del resto de la población mayor. Constituyen un grupo especialmente vulnerable debido a una combinación de factores clínicos y sociales. Suelen presentar alta carga de comorbilidades, inmunosenescencia, polimedicación y grados variables de dependencia funcional o cognitiva, lo que incrementa el riesgo de infecciones y sus complicaciones. Estas características hacen imprescindible una guía específica que permita adaptar las estrategias de vacunación a su perfil clínico y epidemiológico, garantizando así una protección eficaz, una mayor equidad en el acceso a las vacunas y una mejora global en su calidad de vida”, explica María del Carmen Vara, enfermera especialista en Pediatría y una de las coordinadoras de la guía.
Recomendaciones clave
Así, la guía recoge principios fundamentales y recomendaciones clave para promover un entorno seguro, respetuoso y eficiente en instituciones de salud y centros de cuidado.
Tal y como expresan los coordinadores, esta guía está dirigida a profesionales de la salud, cuidadores y personal que trabaja en instituciones, así como a cualquier persona interesada en mejorar la calidad de vida de los pacientes. Su propósito es servir como un recurso de referencia para la implementación de estrategias que fomenten el bienestar físico, emocional y social de quienes dependen de estos servicios.
“Esta guía incluye información sobre las vacunas recomendadas, protocolos de actuación, manejo de efectos adversos y estrategias para aumentar la cobertura vacunal. También destaca el papel fundamental de las enfermeras en la planificación, administración y seguimiento del proceso vacunal, así como en la educación sanitaria a las personas que viven en estos centros, trabajadores, cuidadores y familiares”, explica Ana Antón, enfermera especialista en Geriatría y coordinadora de la guía.