ANA MUÑOZ.- Tradicionalmente, los medicamentos inhibidores de la bomba de protones (IBP) han sido una de las soluciones más prescritas para aquellos pacientes que necesitan aliviar los síntomas de reflujo de ácido o tratar una úlcera gastroduodenal. Aunque se comercializan bajo muchos nombres y marcas diferentes, el más conocido es el Omeprazol, un ejemplo de protector gástrico cuyos efectos secundarios son relativamente poco frecuentes. Sin embargo, un equipo de investigadores norteamericanos ha encontrado por primera vez evidencias de la relación entre el uso de IBP y un aumento del riesgo de padecer enfermedad renal crónica. El resultado de su trabajo acaba de ser publicado en la edición online de JAMA Internal Medicine.

Los científicos cuantificaron la relación entre el uso de IBP y la incidencia de la enfermedad renal crónica en la población general basándose en los datos de dos fuentes diferentes: por un lado, el estudio de Riesgo de Arterioesclerosis en las Comunidades, compuesto por una muestra de 10.482 pacientes que se sometieron a seguimiento durante 14 años de media; por otro lado, los datos de prescripción ambulatoria de IBP recogidos en el Sistema de Salud Geisinger de Pensilvania, procedentes de 248.751 participantes sometidos a seguimiento durante seis años de media.

Entre los pacientes del primer grupo hubo 56 casos de enfermedad renal crónica de entre 322 usuarios de IBP, frente a 1.382 casos entre 10.160 que no estaban tomando estos fármacos. El riesgo estimado de enfermedad renal crónica a los diez años entre los 322 usuarios de IBP fue de un 11,8%, mientras que el de los no usuarios fue de un 8,5%.

Entre los pacientes del segundo grupo, los del Sistema Geisinger, hubo 1.921 casos de enfermedad renal crónica entre 16.900 usuarios de IBP, y 28.226 entre 231.851 personas que no los estaban tomando. El riesgo estimado de enfermedad renal crónica a los diez años entre los usuarios fue del 15,6%, mientras que el de los  no usuarios fue del 13,9%.

Aunque los autores reconocen que se trata de un estudio simplemente observacional que no proporciona evidencia de causalidad, hacen hincapié en la necesidad de reducir el uso innecesario de inhibidores de la bomba de protones. La importancia de su trabajo, explican, radica en el enorme impacto que tendría esta relación entre IBP y enfermedad renal crónica sobre la salud pública de ser confirmada con estudios futuros, debido a lo ampliamente extendido que está el uso de protectores gástricos como el Omeprazol que, además, puede obtenerse en las farmacias sin necesidad de receta.