MARINA VIEIRA.- Un nuevo estudio publicado en The Journal of Neuroscience y realizado por la Exeter Medical School de Reino Unido establece algunas claves por las que los enfermos de demencia sufren, en muchos casos, desorientación espacial.
La Universidad Exeter Medical School ha desarrollado dos estudios, cada uno de los cuales nos acerca a un más claro entendimiento de qué es la demencia y establece el camino que se deberá seguir hacia futuras terapias. En ambas investigaciones, se determina cómo dos partes del cerebro dejan de funcionar en la demencia y esclarecen las razones por las que las personas que sufren de esta enfermedad pierden la orientación, síntoma muy común entre sus pacientes.
Un GPS en el cerebro
Jon Brown, uno de los investigadores que han dirigido el estudio de la Exeter Medical School, explica a diarioenfermero.es que “el cerebro funciona como si tuviera un sistema GPS integrado en él. Como es obvio, el GPS del cerebro no se rige por satélites, pero cuenta con una memoria sobre dónde se ha encontrado anteriormente, esta memoria se guarda en el hipocampo. Los circuitos neuronales del hipocampo actúan conjuntamente para que cuando el individuo está en un lugar concreto, un conjunto de neuronas emita descargas eléctricas. Cuando el individuo se mueve a una nueva localización, un conjunto diferente de neuronas vuelve a emitir descargas, estas neuronas, conocidas como neuronas de localización actúan como el círculo azul de Google Maps que identifica dónde estás”.
En el primer estudio, el equipo investigó una parte del cerebro conocida como corteza entorrinal. Esta zona cerebral, situada cerca de la base del órgano, está asociada con funciones como la memoria o la formación y contiene unas neuronas que emiten descargas eléctricas como si un diseño en forma de red se tratase, estas neuronas actúan “cómo las líneas de referencia en Google Maps” tal y como determina Brown en sus declaraciones a diarioenfermero.es. Comparando las distintas escalas empleadas en los mapas, los diseños en cuadrícula en la corteza entorrinal tienen también diferentes escalas, las neuronas que se encuentran en la parte superior del cortex tienen más actividad que aquellas que se encuentran en la parte inferior.
El equipo de investigación comparó la actividad de la corteza entorrinal en ratones sanos con la actividad de aquella zona de ratones con demencia. Encontraron que las descargas eléctricas en la corteza entorrinal no están presentes en ratones con demencia. Sus hallazgos sugieren, por tanto, que la desorientación espacial que sufren los pacientes con demencia, puede estar relacionada con un mal funcionamiento de estas neuronas, que no sueltan las descargas eléctricas sí presentes en neuronas de individuos sanos.
“Es un descubrimiento importante porque es la primera vez en la que encontramos que la actividad neuronal está conectada con el inicio tardío de la enfermedad. Ahora necesitamos seguir investigando para establecer mejor cómo estos hallazgos puedan ser trasladados a la demencia de los humanos” declara el director del estudio en el comunicado emitido por la Universidad de Exeter.
Fallos en el hipocampo
En el segundo estudio, los investigadores examinaron células localizadas en el hipocampo, la estructura del cerebro conocida como fundamental para procesar el aprendizaje y la memoria, ambos afectados por la demencia. Estas células nos ayudan a identificar cómo debemos ser en un determinado espacio.
El equipo de investigadores descubrió que el hipocampo de los ratones con demencia estaba asociado con específicas alteraciones neuronales y conexiones a nivel de red, significando que la información espacial se aplicó de forma errónea y la memoria espacial estaba deteriorada.
Brown considera que “la demencia es uno de los grandes retos de nuestros tiempos, tenemos que aprender sobre sus causas, así como descubrir más sobre cómo trabaja nuestro cerebro. Esta investigación significa un progreso para ambas áreas y esto es un nuevo pequeño paso a lo largo del camino para definir el pronto diagnóstico y encontrar nuevos tratamientos y terapias”.
El profesor Andrew Randall, que cosupervisó la mayor parte del trabajo, puntualiza que “esto ha resultado ser un camino experimental fascinante para nuestro equipo de investigación y gran parte del trabajo ha sido desarrollado por estudiantes de doctorado. Estamos deseando continuar con nuestro trabajo como miembros del equipo de investigación de la comunidad de investigación de Exeter”.
La enfermería en el cuidado de enfermos por demencia
Nuria Esandi, enfermera doctora por la Universidad de Sheffield (Reino Unido) e investigadora de la Facultad de Enfermería de la Universidad de Navarra, sigue investigando activamente sobre el Alzhéimer y sus consecuencias, y considera que “la falta de claridad sobre la etiología de la desorientación espacial en personas con demencia ha dificultado el diseño de intervenciones eficaces y la elección de terapias farmacológicas y no-farmacológicos apropiados para el manejo de este síntoma. Por lo tanto, investigaciones como las que se han llevado a cabo desde el departamento médico de la Universidad de Exeter, suponen un avance en este sentido”.
Además, Esandi considera que según se va avanzando en la investigación en la relación entre desorientación y demencia, la profesión de enfermería tiene un papel fundamental “encontrar un equilibrio entre la necesidad de autonomía de la persona con demencia y minimizar los riegos de desorientación espacial es un objetivo prioritario en el cuidado de personas con demencia” declara a diarioenfermero.es. Por lo tanto, se debe “educar tanto a los profesionales como a los familiares que cuidan de personas con demencia sobre la desorientación espacial y las posibles estrategias que puede desarrollarse para prevenir o minimizar su impacto, con seguridad y competencia”.
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