ÁNGEL M. GREGORIS.- Como cada 31 de octubre llega la noche de Halloween y con ella el momento de disfrazarse para celebrar una de las fiestas más multitudinarias en Estados Unidos, pero que cada vez cobra mayor protagonismo también en España. Miles de personas caracterizadas con trajes terroríficos llenan las calles de las ciudades para disfrutar de la noche más tenebrosa del año. Desde Drácula hasta los zombies de ‘The Walking Dead’, muchos son los atuendos elegidos para esta festividad. Sin embargo, el Observatorio Enfermero del Consejo General de Enfermería de España ha detectado este año el oportunismo de determinadas empresas que han decidido aprovechar la crisis mundial por el virus del ébola para comercializar unos disfraces que bajo la descripción de “enfermera antiébola” representan un ejemplo de hasta dónde puede llegar la indignidad, el mal gusto e incluso el insulto hacia la profesión que mayor índice de riesgo asume a la hora de cuidar de los pacientes infectados por esta enfermedad. Ofenden tanto a las que ya se están jugando la vida en muchas zonas del mundo para atender a estos enfermos como a aquellas que, sin estar en contacto con la enfermedad, no dudarían ni un solo segundo a la hora de atender a un paciente.
Que una enfermedad como esta, que ya se ha cobrado la vida de casi 5.000 personas y cuenta con más de 13.000 infectados, según la OMS, se convierta en parte del negocio para algunas compañías ha desatado la indignación general en la profesión. “El mortífero virus del ébola ha aterrizado en EE. UU. y la crisis ha llegado a nuevos niveles. Asegúrate de estar preparado ante un posible brote en tu fiesta de Halloween”, afirma la publicidad del portal Brands on Sale, especializado en disfraces, que remata con un “este es literalmente el traje más ‘viral’ del año”. Con este eslogan, la empresa considera acertado anunciar este desafortunado vestuario, que se espera que sea uno de los disfraces más usados esta noche.
Determinados disfraces suponen una auténtica falta de respeto hacia los profesionales»
Estos trajes contienen las gafas, el buzo -un vestido corto para las mujeres-, los guantes y la mascarilla. En ninguno de los dos modelos se incluyen las botas, pero la empresa te da la opción de comprarlas por separado. En el disfraz de hombre, que cuesta 80 dólares (unos 63 euros), se puede apreciar una cierta similitud con el verdadero Equipo de Protección Individual, pero en ningún caso cumple las medidas de seguridad necesarias para atender a afectados por ébola. El mayor desatino viene de la mano del traje de mujer, que es 20 dólares más barato, puesto que añade la coletilla “sexy” y no lleva buzo, sino una bata blanca y corta con medias altas.
Indignación en redes sociales
“Una festividad como Halloween no puede servir como excusa, una vez más, para promover una visión vejatoria y ofensiva hacia las profesionales sanitarios. Resulta patético y denigrante que se siga trasladando este tipo de estereotipos sexuales a la sociedad, especialmente a los más jóvenes que son los que más han adoptado esta costumbre anglosajona en los últimos años. Pero resulta aún más indignante el hecho de mezclar este atuendo provocativo con los trajes de protección frente al virus del ébola. Es inadmisible frivolizar de esta manera con una infección que se ha cobrado cerca de 5.000 vidas en África y que ha estado a punto de costarle la vida a nuestra compañera Teresa Romero, mientras otros muchos profesionales sanitarios se enfrentan a esta infección letal”, asegura el presidente del Consejo General de Enfermería, Máximo González Jurado.
Tras la campaña de la empresa para vender el traje, la noticia ha corrido como la pólvora en las redes sociales y no ha hecho mucha gracia entre los internautas de todo el mundo, que han visto en esta estrategia de marketing un innecesario oportunismo. De momento, el disfraz sólo está disponible en Estados Unidos. En España, numerosas tiendas con las que ha contactado DIARIO ENFERMERO no tienen pensado vender algo así en sus establecimientos.
El director general de Brands on Sale, Johnathan Weeks, defendió el disfraz, resaltando que cualquiera puede comprar en cualquier sitio web una máscara de zombie para un niño de ocho años con cortes y cicatrices y no pasa nada. “Es Halloween. Es un día. Si la gente se toma esta festividad tan en serio, no saben de qué va Halloween”, apuntó en declaraciones a The Atlantic.
Tópicos innecesarios
La profesión está más de actualidad que nunca en las últimas semanas, pero esta no es la primera vez que las enfermeras sufren un desprecio así, ya que uno de los disfraces más demandados en todo tipo de fiestas es el de “enfermera sexy”. Estos trajes sólo alimentan los tópicos en torno a las enfermeras, de cuidadoras del enfermo con la cofia, la minifalda y un gran escote. En muchas ocasiones, además, estos disfraces pueden llegar a ser vejatorios para la mujer porque se intenta plasmar una realidad falsa que no corresponde con la profesión.
“Determinados disfraces atentan contra la dignidad de la mujer y pueden ser considerados por algunos de dudoso gusto, pero desde el punto de vista profesional suponen una auténtica falta de respeto hacia unas profesionales, las enfermeras, con formación universitaria y cuya función primordial es dirigir, evaluar e impartir cuidados de salud a los ciudadanos. Personas que, cada día, lo dan todo para atender a sus pacientes y proporcionarles la mejor calidad de vida”, destaca Máximo González Jurado.