Elena Fernández-García, profesora del departamento de enfermería de la Universidad de Sevilla, ha presentado en el Congreso del CIE en Helsinki una comunicación sobre “Consecuencias de la Omisión de Cuidados en las Unidades de Cuidados Intensivos: impacto en los pacientes y enfermeras” en el que con un estudio cualitativo para analizar cómo se siente las enfermeras cuando no pueden ofrecer los cuidados necesarios en la UCI y qué factores provocan que no se presten esos cuidados. Así, “hay que cuantificar el impacto real de los cuidados que no se prestan”.

¿En qué consiste el trabajo que se va a presentar en Helsinki?

La comunicación que tengo la oportunidad de presentar en el Congreso Internacional de Enfermería en Helsinki, se “Consecuencias de la Omisión de Cuidados en las Unidades de Cuidados Intensivos: impacto en los pacientes y enfermeras”, y nace de una preocupación muy real que compartimos muchas profesionales que trabajamos o investigamos en entornos críticos: los cuidados que, por distintas razones, no llegamos a realizar. El estudio que presento es de tipo cualitativo, con enfoque fenomenológico. Lo desarrollamos a través de grupos focales con enfermeras y enfermeros de tres hospitales de distintos niveles asistenciales, entre enero y mayo de 2024. El objetivo era explorar cómo se sienten los profesionales cuando no pueden ofrecer todos los cuidados necesarios en las Unidades de Cuidados Intensivos (UCI), y qué factores influyen en esa omisión.

¿Cuáles son las principales conclusiones?

Los resultados son tan reveladores como preocupantes. Lo que se observa es que la omisión de cuidados no es algo puntual, sino que se produce con frecuencia, condicionada por la sobrecarga de trabajo, la falta de personal, la fatiga acumulada y, muchas veces, por problemas organizativos que escapan al control del profesional. Las enfermeras con las que hablamos expresaron sentimientos de frustración, culpa e inseguridad. Muchas priorizan los cuidados técnicos, dejando en segundo plano la atención emocional o social del paciente, pese a que sabemos que también son fundamentales para su recuperación y cuidado. Me impactó especialmente escuchar cómo algunas compañeras se marchaban a casa con la duda de si habrían hecho todo lo necesario, aunque su jornada hubiera estado llena de actividad.

¿Por qué es un trabajo relevante para la enfermería y cómo podría aplicarse en el día a día de la profesión?

Este trabajo me parece especialmente importante para la enfermería porque visibiliza algo que está muy presente en nuestro día a día, pero de lo que se habla poco: lo que no llegamos a hacer, no por falta de voluntad, sino por condiciones estructurales que nos lo impiden. Creo que reconocer la omisión de cuidados como un fenómeno con impacto real es el primer paso para poder abordarlo. Y eso implica también mirar hacia dentro de nuestras organizaciones: ¿cómo se están distribuyendo los recursos?, ¿cómo se organizan los turnos?, ¿qué apoyo emocional se ofrece al personal?

¿Cuál es el futuro y por qué se debe seguir investigando en este ámbito?

En la práctica, los resultados de este estudio pueden ayudarnos a tomar decisiones más acertadas. Evaluar la complejidad en cuidados, rediseñar las cargas de trabajo, introducir protocolos que aseguren una atención integral, y fortalecer el trabajo en equipo, son acciones posibles que pueden mejorar tanto la calidad del cuidado como nuestro bienestar profesional. También necesitamos seguir formando a las enfermeras en competencias afectivas, porque cuidar va mucho más allá de la técnica.

Por tanto, creo firmemente que hay que seguir investigando en este ámbito. Nos hace falta cuantificar el impacto real de la omisión de cuidados, tanto en los resultados clínicos como en la salud mental del personal. También debemos explorar qué estrategias pueden prevenirlo: cambios en la organización, nuevas formas de liderazgo, herramientas de apoyo a la toma de decisiones. Y por supuesto, hay que seguir escuchando a las enfermeras, que son quienes mejor saben lo que pasa en el terreno.

Hablar de omisión de cuidados no es fácil, pero es necesario. Si queremos avanzar hacia modelos de atención más humanos, más sostenibles y más seguros, no podemos seguir dejando en la sombra aquello que no se hace.

Autores: Elena Fernández-García, Cristina Reguera-Carrasco, Sergio Barrientos-Trigo , Alonso Naharro-Álvarez. Ángela Corral-Cortés, Víctor Manuel Jiménez-García, Cristina Ramos-Brito, Sergio Cazorla-Calderón y Jose Antonio Suffo-García.