FERNANDO RUIZ / DAVID RUIPEREZ .- Volver al plato de cuchara, a la comida de nuestras abuelas. Esa es una de las recomendaciones de esta enfermera experta en diabetes, Ángeles Álvarez Hermida, coordinadora de la Guía Manejo del Paciente con Diabetes tipo 2. En 2030, se prevé que uno de cada diez adultos padezca diabetes. Por eso, uno de los objetivos hoy es la prediabetes, donde las enfermeras de Familiar y Comunitaria tienen mucho que hacer en la prescripción de hábitos de vida saludable como alimentación o ejercicio físico.
Ahora que se habla mucho de la pandemia que estamos sufriendo, siempre se ha dicho que la diabetes es una auténtica pandemia por el número de personas a las que afecta y, además, los datos y las proyecciones para los próximos años indican que va a tener un gran impacto en nuestro sistema sanitario, porque además nuestro país tiene una sociedad muy envejecida ¿Cómo es el panorama que se nos avecina?
Tenemos una situación complicada. Ahora estamos viviendo una pandemia respiratoria, pero también tenemos una pandemia en diabetes, sobre todo en la tipo 2 que es la que podemos prevenir. Tenemos que tener en cuenta que, en el año 2030, una de cada diez personas adultas padecerá diabetes, entonces tenemos que trabajar antes, tenemos que trabajar la prediabetes. En este sentido las enfermeras familiares y comunitarias tenemos mucho que actuar en campos como la prevención de obesidad, prescripción de ejercicio físico o alimentación, como es nuestra maravillosa dieta mediterránea que muchas veces se nos olvida… Todas esas cosas las tenemos que trabajar para no llegar a ese futuro tan negro que se presume.
En el año 2030, una de cada diez personas adultas padecerá diabetes»
Uno de cada diez adultos tendrá diabetes dentro de una década, pero si nos fijamos en el grupo de los mayores de 65 años la prevalencia puede llegar a una cuarta parte de la población de ese tramo de edad ¿es así?
Exacto. La diabetes tipo 2 afecta también más conforme aumenta la edad del paciente. Nos iríamos a unas cifras inabordables. Debemos trabajar desde ahora ya, y por eso se ha publicado esta guía.
Y esta guía, elaborada por el Instituto Español de Investigación Enfermera del Consejo General de Enfermería, ¿qué crees que puede aportar a las enfermeras?
Desde el principio nos planteamos que esta guía llegara a todo el mundo y fuera útil para todas las enfermeras, desde aquellas que trabajan en atención primaria, a las que trabajan en hospitales, en residencias sociosanitarias… en definitiva, que llegara a todos los ámbitos. Además, queríamos que tuviera, desde unos conocimientos mínimos a unos conocimientos más profundos, aunque es una guía pequeña en tamaño, tiene mucho contenido. Trabajamos desde el punto de vista enfermero, evidentemente, pero trabajamos además no sólo la parte de tratamiento, el cómo trabajo la insulina o cómo manejar esa medicación; sino también la prescripción de ejercicio físico, la alimentación, las nuevas tecnologías, que están aquí y han venido para quedarse. Si no les enseñamos nosotros a nuestros pacientes con diabetes, se enfrentarán ellos solos a la enfermedad y tendremos muchos problemas.
Queríamos que esta guía tuviera, desde unos conocimientos mínimos a unos conocimientos más profundos»
¿Cuáles pueden ser los retos que tenéis las enfermeras en materia de educación diabetológica?
Habría que cambiar todo. Hay que tener en cuenta una cosa: hay tipos de diabetes que no podemos tratar, como la diabetes tipo 1, aunque hacemos referencia también en esta guía. Sin embargo, en la diabetes tipo 2 tenemos mucho que hacer desde el principio, desde la base, porque tenemos niños con diabetes tipo 2, y eso nos indica que nuestra sociedad está fallando en la base. Hay que volver a los platos de cuchara, a la comida de nuestras abuelas. Si pensamos cómo comíamos antes, eso lo tenemos que volver a implementar. Eso lo tenemos que hacer en el colegio, en los centros de salud, en los hospitales… tenemos que hacerlo en todo nuestro ámbito. Al final, las enfermeras somos agentes de salud. Cuando tú estás comiendo con familiares o amigos tenemos una oportunidad de dar información. Al final es educación terapéutica tanto en ese aspecto como en la prescripción de ejercicio físico. En este sentido, no se trata de decirle a alguien “salga usted a caminar”, eso no sirve para nada, es mejor trabajar individualmente con esas personas, y eso es un gran reto.
Pero cómo hacer que esa persona con la que estamos hablando nos haga caso y cambie sus hábitos nocivos de alimentación, sedentarismo..?
Pues yo siempre digo que hay que escuchar. ¿Qué necesita la persona que tengo enfrente? ¿Por dónde empezamos? ¿Qué puedes hacer tu? No es lo que quiera hacer yo, porque yo puedo querer la luna, pero cuando sale de mi consulta está solo. Vamos ha hablar con ellos: “Dime qué sería fácil para ti, ¿por dónde empezamos?” y a partir de ahí debemos crearnos retos, nosotros al final somos acompañantes. Somos «coach», el que se pone la bata y le dice: “Tú tienes que hacer esto porque aquello no sirve”. ¿Cómo lo hacemos? Escuchando. Escuchando y respetando al otro. También respetando cuando te dicen “Este no es el momento, no puedo”. Bueno, pues cuando me necesites aquí estoy. Eso las enfermeras lo hacemos muy bien, tenemos un nivel de empatía tremendo, pues vamos a trabajar en ello.
Hay que volver a los platos de cuchara, a la comida de nuestras abuelas»
Pero es complicado porque con el exiguo tiempo que hay para una consulta, profundizar hasta ese punto es complicado, ¿no?
Pues ahí está la gestión del tiempo en consulta. Tenemos que gestionarnos nuestro tiempo. Si yo tengo una insulinización en ese momento, a lo mejor no es el momento de empezar, salvo que sea una situación de emergencia. Puedo empezar un día después, o dos días después… y darle ese minuto más a esa persona con diabetes. Hay que invertir el tiempo, porque depende de cómo yo le dé el diagnostico. Hay muchos estudios que aseguran que la evolución de la enfermedad depende del diagnóstico. A lo mejor tenemos que dejar de hacer cosas que no sirven para mucho y hacer cosas que sí sirven. Por ejemplo ¿nos sirve de algo tomar la tensión a los pacientes cada vez que vienen a la consulta? Igual es preferible invertirlo en otras cosas. No es perder el tiempo, es invertirlo en mejorar su calidad de vida. ¿Cuántas veces nos pasa en las consultas de Atención Primaria que vienen a hacerse la prueba del Sintron y ya de paso piden «tómame la tensión, mírame el azúcar…» ¿Sirve para algo ese dato? No. Tenemos que educar, tenemos que aprender a gestionar nuestras propias consultas, a gestionar nuestro tiempo, y eso, desde los equipos directivos de los centros de salud y de los hospitales es algo que también tenemos que implementar. Cada persona es distinta. Para ti igual necesito 20 minutos, para otra persona 10 y para otra quizás sólo 5. Lo mismo por teléfono, tenemos que trabajar una serie de cosas, prepararlas antes. Hay que darle una vuelta a cómo trabajamos en función de cómo queremos trabajar. ¿Trabajamos a destajo o trabajamos con calidad? Eso es lo que tenemos que definir
Tenemos que aprender a gestionar nuestras propias consultas, a gestionar nuestro tiempo»
¿Cómo está afectando la situación actual del COVID-19, con las restricciones en los centros de salud, a la evolución de esos pacientes? ¿Teméis los expertos en diabetes que el paciente esté teniendo una peor evolución porque esté acudiendo a menos consultas o está más focalizado en el miedo al virus y quizás descuida otras parcelas como esta?
La pandemia de COVID-19 ha empeorado todo el control de las enfermedades crónicas en general y de la diabetes en particular. Y esto es así por varias razones. Primero porque durante un tiempo hemos sido hospital y primaria COVID, y entonces no podíamos llegar a todo. Además, hay una situación de miedo del paciente con diabetes. Tendremos que hacer consultas de alta resolución, intentar hacerles todo lo posible. Tenemos que intentar que sea una cuestión proactiva, que sea fácil para poder seguir adelante. Por desgracia han empeorado muchísimo las condiciones. Antes, con una lesión mínima en el pie venían, ahora vienen cuando ya casi no les queda más remedio porque les da miedo venir, y es normal, son personas vulnerables. Tenemos por un lado el problema de accesibilidad de los hospitales y centros de salud, y no porque estemos cerrados, porque la realidad es que estamos abiertos y trabajando más que nunca, pero sí es más difícil que la persona acceda, y por el miedo de la persona con diabetes
Puedes descargarte aquí la guía: Guía de manejo del paciente con diabetes tipo 2 para enfermeras