ÁNGEL M. GREGORIS.- La sepsis es una infección generalizada producida por la presencia en la sangre de microorganismos patógenos o de sus toxinas. Este problema está implicado en la mitad de las muertes hospitalarias y mata casi a 17.000 personas en España anualmente.

Ahora, investigadores de la Universidad de Duke (EE.UU.) han descubierto un biomarcador de respuesta inmune a la sepsis, que podría mejorar el diagnóstico precoz, el pronóstico y el tratamiento.

La sepsis es difícil de diagnosticar y aún más de tratar, por lo que el nuevo biomarcador (MTA) puede ayudar a predecir qué pacientes tienen más probabilidades de morir a causa de la enfermedad. Este hallazgo, que se ha publicado en la revista Science Advances, también ayudará a determinar si los pacientes podrán beneficiarse de terapias que mejoren o supriman el sistema inmunológico, allanando el camino para nuevos tratamientos.

“Este ámbito ha sido nulo para la industria farmacéutica con más de 100 ensayos clínicos fallidos de terapias que se dirigen a la respuesta anormal del cuerpo a una infección”, afirma Dennis C. Ko, profesor de Genética Molecular y Microbiología de la Facultad de Medicina de la Universidad de Duke. Además, resalta que “puede ser que estos ensayos fallidos no sean de tratamiento, sino de diagnóstico, por lo que con mejores biomarcadores podemos ser capaces de agrupar a los pacientes con sepsis en categorías más refinadas para probar más eficazmente e incluso resucitar fármacos viejos”.

Las personas que sufren sepsis suelen ser tratadas con antibióticos y otros medicamentos de apoyo que van contra los gérmenes ofensores, pero no se hace nada para enfrentarse a la respuesta inmune, que resulta más mortal que la infección en sí.

Tras descubrir que la MTA podría servir como biomarcador confiable de la sepsis, los investigadores se preguntaron si podrían cambiar el curso de la infección manipulando los niveles de la molécula. En las primeras pruebas con ratones han visto que estos vivían más tiempo cuando se administraba MTA antes de la infección, lo que da pistas de que podría ser utilizado para regular la respuesta inflamatoria que conduce a la sepsis.

Aun así, Ko considera imprescindible que se siga investigando en esta línea antes de poder ponerlo en marcha a nivel asistencial.