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4 Comentarios

  1. 4

    María

    Amo mi trabajo, pero mi salud se resiente cada vez que tengo que asumir una ratio desproporcionada de pacientes a mi cargo, en una planta de hospitalizacion de medicina interna en el bendito Servicio Andaluz de Salud. Mis dolores de cabeza, palpitaciones y falta de energía tras la jornada laboral todavía no me han hecho dudar pero se que esto, es un aviso.

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  2. 3

    Asun

    Me parece muy interesante el artículo. Hay mucha falta de motivación y la sensación de que nuestro trabajo no se valora. Se nos sigue considerando heroínas ( por no decir chicas para todo), que tenemos que ser resignadas y siempre calladas para que no te pongan el cartel de » problemática» o de «loca». Realmente va a ser un problema esta escasez de enfermeras, como no se haga algo y recordemos que todos tenemos falta de salud, en algún momento de nuestra vida. Ahí si que no se puede mirar para otro lado.

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  3. 2

    Rosa ridruejo

    Me ha gustado el tema
    Yo era feliz en mi trabajo. Comtenta con mis pacientes y ellos conmigo
    Mi medica y mi supervisora han conseguido q me vaya de baja…
    El acoso existe.
    No tengo apoyo

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  4. 1

    Isidoro Jiménez Rodríguez

    ¿Y SI HABLAMOS DE DIGNIDAD Y RESPETO PROFESIONAL?
    Grave es el tema que trata la noticia anterior sobre el abandono de enfermeras. A diario en nuestros puestos de trabajo escuchamos los comentarios de compañeras y compañeros que no dudarían en abandonar su profesión y dedicarse a otra, aunque esta última no guardase relación con la Enfermería. Y ello me preocupa profundamente y me hace pensar que es lo que falla. Hablo de error porque en nuestro caso, en España, nunca la profesión enfermera ha tenido un desarrollo legislativo y académico como el que vivimos.
    En primer lugar me pregunto porqué esta evolución, materializada en la formación académica y en el reconocimiento de los cuidados profesionales, a nivel legislativo, no se ha proyectado en unas mejoras laborales y en el acceso (real) a la gestión y administración de la sanidad por las enfermeras.
    Tampoco entiendo como la Enfermería, sin duda la rama sanitaria con la mejor proyección de futuro, si tenemos en cuenta las condiciones sociales que ya se empiezan a vislumbrar (envejecimiento de la población y aumento de enfermedades crónicas) y que no harán sino afianzarse en el futuro, puede ser ignorada y ninguneada a la hora de abordar este porvenir.
    Es frecuente en nuestros días asistir a continuos ataques a la profesión enfermera, desde los sectores más diversos y variopintos. Y así alguna profesión sanitaria, cuyo contenido y campo, han quedado obsoletos, no dudan en querer abordar tareas preventivas y de promoción de la salud. A estos en mi pueblo los llamaríamos sencillamente «meanidos», pues lo único que persiguen es hacer daño.
    Más triste es aún la tradicional postura de otro colectivo sanitario, que día a día nos demuestra que no ha salido de los tiempos pasados, defendiendo el vasallaje y endiosamiento que las distintas administraciones siempre les han consentido…y les siguen permitiendo gozar. Estos demuestran ser como «el perro del hortelano», por lo que siguiendo la nomenclatura de mi lugar de origen, no dudaríamos en denominarlos «cuatreros», pues hacen y deshacen a su antojo, sin que nadie les pida responsabilidad alguna.
    Pues bien, en medio de este panorama al que podríamos sumar las mil y una ocurrencias que vivimos continuamente en nuestra administración relacionada con los temas de salud, la Enfermería en nuestro país no puede evolucionar y desarrollarse de una forma natural. Y esto implica un alto coste para nuestra sociedad. Un coste muy caro, bajo mi punto de vista. Realmente el paciente no es el centro de nuestro sistema sanitario, sino los intereses corporativos de algunos casposos y consentidos colectivos.
    Espero que nadie se sienta molesto por los términos empleados en las líneas precedentes. También podemos hablar de ruindad, mezquindad y fariseismo para describir las atenciones que nuestra administración brinda a la Enfermería en España. Tales términos resultan muy moderados, si tenemos en cuenta que ya bastante avanzado el siglo XXI, las enfermeras no pueden organizar, dirigir y evaluar su propio trabajo.
    Por lo tanto hablemos de respeto, dignidad, salarios adecuados, reconocimiento o empoderamiento a la hora de abordar la situación que vive, al menos en nuestro país, el principal colectivo de su sanidad.

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