ALICIA ALMENDROS.- La palabra diversidad define a la perfección la región de Innsbruck. Y hablamos de región porque la visita obligada abarca Innsbruck, la capital del Estado Federal de Tirol, y las localidades situadas en un soleado altiplano con fantásticas vistas sobre la ciudad que la rodean. De un lado, una ciudad activa y bulliciosa, sobre todo los meses de verano, del otro, un océano de montañas bajo la atenta mirada del águila real.
En ninguna ciudad europea, de tamaño parecido, están tan cerca la activa vida urbana y la soledad de la montaña como en Innsbruck. Gracias a los funiculares, los viajeros pueden tomar un café en el centro histórico de la ciudad y 20 minutos más tarde disfrutar de las vistas a 2.300 metros de altitud.
Las huellas de los Habsburgo son omnipresentes en esta región. En la iglesia de la Corte, también conocida como iglesia de los hombres negros (Schwarz-Mander-Kirche), 28 hombres de bronce de tamaño sobrenatural rodean la tumba del emperador Maximiliano I —una de las tubas imperiales más espléndidas de toda Europa—. Muy cerca se encuentra el palacio Imperial, uno de los tres monumentos culturales más importantes de Austria, junto con el de Viena y el del Schönburnn.
Muestra de amor
Sobre una colina al sur de Innsbruck, se puede observar el Castillo de Ambras. Este edificio, que domina el paisaje, es una muestra de amor que el archiduque Fernando II hizo a su esposa, la plebeya Philippine Welser. La cámara de los tesoros y el resto de rincones de esta fortaleza permiten acercase al espíritu curioso de la época del Renacimiento.
Tradiciones
Arte, cultura y tradición ocupan una parte muy importante del calendario anual de eventos: mercados navideños, bajadas del ganado de los pastos de verano, o los conciertos al aire libre bajo las estrellas en el patio interior del Palacio Imperial de Innsbruck conviven en perfecta armonía con eventos como el Festival de Música Antigua, festivales de vanguardia como Klangspuren o el festival New Orleans Jazz.
Gastronomía
El buen comer es un plus a tener en cuenta a la hora de realizar una escapada, y la comida austriaca siempre tiene un papel destacado: Knödel (albóndigas de pan, patata u otros ingredientes) en todas sus variantes: con tocino ahumado, Kapressknödel (albóndigas de pan con queso), Marillenknödel (con albaricoque).
Zwetschgenknödel (con ciruelas) son algunos de sus platos típicos. Entre los platos de carne no puede faltar el cordero ni tampoco las vísceras, además de otros platos más conocidos como la escalopa vienesa, el asado a la parrilla o el Tafelstpitz (carne de ternera cocida con caldo al estilo vienés). Entre los pescados más típicos figuran la trucha y el salvelino, ambos procedentes de lagos y ríos regionales.