EUROPA PRESS.- Investigadores del Laboratorio de Neurociencia Cognitiva y Computacional (UCM-UPM) del Centro de Tecnología Biomédica (CTB) de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM), en colaboración con el médico del servicio de Neurología y Radiología del Hospital Ramón y Cajal, Guillermo García-Ribas, han desarrollado un método que permite el diagnóstico precoz de la enfermedad de Alzheimer con técnicas no invasivas.
En concreto, los expertos han conseguido demostrar que las alteraciones de las redes funcionales, medidas mediante magnetoencefalografía (MEG), se correlacionan con el nivel de las proteínas beta amilode y fosfo-tau en el líquido cefalorraquídeo (LCR) de pacientes con deterioro cognitivo leve (DCL).
Unas proteínas que son esenciales para el diagnóstico de la enfermedad de Alzheimer, y determinados valores en LCR son predictores para el paso a etapas subsiguientes de este trastorno neurodegenerativo.
Por tanto, el hallazgo supone que con una metodología completamente no invasiva como la MEG y en una fase inicial de la enfermedad, ya se puede observar cómo las redes funcionales están alteradas como causa del daño provocado por la acumulación de amilode en cerebro y la fosforilación de la proteína tau. Esto permitirá realizar un diagnóstico temprano del alzhéimer con técnicas no invasivas.
Valores más alterados en la conectividad funcional
Los resultados se han publicado en la revista Journal of Neuroscience y muestran que aquellos pacientes con DCL prodrómico que convertían a enfermedad de Alzheimer eran los que presentaban unos valores más alterados en la conectividad funcional.
Además, el daño en la integridad de la sustancia blanca en regiones mediales del lóbulo temporal, en particular del cíngulo del hipocampo, se correlacionaba con el grado de alteración de las redes funcionales, estableciendo un vínculo entre conectividad anatómica y funcional en esta enfermedad.
De hecho, la consecuencia esencial de este estudio es demostrar que una metodología no invasiva, que puede describir el daño temprano de la estructura de conexiones funcionales, puede servir como biomarcador temprano de la enfermedad y predecir el progresivo deterioro cognitivo en estos pacientes.
Finalmente, los expertos han comentado que futuros ensayos clínicos podrían utilizar la MEG como monitor de los cambios producidos a nivel de las redes funcionales como efecto de la terapia farmacológica o cognitiva.