ALICIA ALMENDROS.- Se extiende entre ríos de “oro líquido” a las faldas del cerro coronado por el Castillo de Santa Catalina. Aunque para muchos es una ciudad desconocida, Jaén invita al visitante a perderse por sus empinadas callejuelas para ir descubriendo en su caminar la fascinante historia a través de los numerosos monumentos y rincones con encanto que el viajero encontrará a cada paso.

Desde todos los rincones de la ciudad se divisa, imponente, el Castillo de Santa Catalina. Actualmente, esta fortificación alberga un interesante Centro de Interpretación de la ciudad y su historia. A la derecha, un pequeño camino conduce a La Cruz, mandada colocar en el punto más ele-vado de la ciudad como símbolo de la conquista cristiana de Jaén. La ciudad andaluza celebra este mismo mes, el 25 de noviembre, la romería de Santa Catalina, patrona de Jaén. Este día los jiennenses suben en romería para celebrar una misa, una procesión y una comida campera en la que no pueden faltar las sardinas asadas.

Obra maestra

Visita obligada es también la Iglesia Catedral de Jaén. Es considera una obra maestra del Renacimiento español en Andalucía y ha servido de modelo para la construcción de muchos templos en Hispanomérica. Dentro del templo destacan por su interés artístico la Sacristía, la Sala Capitular, el Coro, el Presbiterio y la Capilla Mayor que alberga la famosa reliquia del Santo Rostro, y en el exterior la fachada monumental y el friso gótico en la parte posterior.

A Jaén se la conoce por su apelativo “Capital Mundial del Aceite de Oliva”.

A Jaén se la conoce por su apelativo “Capital Mundial del Aceite de Oliva”.

Construcción renacentista de finales del siglo XVI, el Palacio de Villardompardo fue residencia del Virrey del Perú Fernando de Torres y Portugal. Pero no es un palacio sin más, en el subsuelo se encuentran los baños árabes construidos entre los siglos XXI, siendo el testimonio más importante que conserva la ciudad de época islámica. De hecho, estos baños son en la actualidad los de mayor extensión y mejor conservados de la Península Ibérica.

Aceite

Conocido por mucho como el “oro líquido”, el aceite de oliva fue introducido en la península por fenicios y griegos. En la actualidad la producción obtenida del mar de olivos que baña la ciudad y su provincia convierte a Jaén en la mayor productora de aceite de oliva de España y del mundo. De ahí procede, su apelativo de “Capital Mundial del Aceite de Oliva”.

Gastronomía

Al conocido aceite de oliva se une el tapeo o “cocina miniatura”, una tradición de esta tierra. Recorrer los diferentes bares de la zona permite saborear gratuitamente platos típicos como el popular bocado de pan, aceite y bacalao, boquerones en vinagre, alcaparrones y las múltiples variedades de aceitunas en aliño. Y es que la cocina de Jaén ha sabido conservar muchas de sus recetas tradicionales que se alternan con otras más elaboradas, ocasionando una fusión que ha dado lugar a un cocina creativa. Los platos más típicos son las famosa pipirrana (ensalada con tomates, atún, huevo y miga de pan), los flamenquines (filetes empanados y frito que sorprenden por la superposición de sabores), berenjenas con miel, caracoles en caldo, paté de perdiz, lomo de lorza o las famosas habas de Jaén con huevos. Sin duda un recorrido gastronómico con el que alegrar cualquier estómago.

Y como a nadie le amarga un dulce, el arroz con leche, las gachas y la lecha frita sirven como colofón a este recorrido culinario. Y los que quieran llevarse un trocito de la gastronomía de la ciudad en los hornos, las tahonas y algunos conventos se pueden adquirir especialidades de repostería como pestiños, alfajores, almendrados, los ochios, hornazos y las tortas de manteca.

Y para quienes tengan tiempo de recorrer los alrededores de Jaén, Baeza y Úbeda pue-den son una oportunidad para conocer verdaderas joyas renacentistas.