GEMA ROMERO.- Jerónimo Romero-Nieva tiene una profunda vocación de servicio. A lo largo de toda su carrera profesional ha ejercido como enfermero, ha dirigido una ONG y ha sido concejal en el ayuntamiento de su pueblo, en Manzanares (Ciudad Real), entre otras muchas cosas. En enero de 2016 se jubiló como enfermero y tras dejar la política en febrero al comprobar que, al no tener capacidad de gobierno, realmente no podía mejorar la acción social y política de su municipio, dejó la concejalía. En ese momento ya estaba en proceso de discernimiento para decidir volver a ingresar en la Orden Hospitalario de San Juan de Dios, pues él se hizo enfermero al ser religioso de la orden.
“Siempre he tenido una voluntad clara y expresa de servir a la ciudadanía. La enfermería es una profesión que te pone los railes y la vía perfecta para hacer un servicio ciudadano de ayuda y cooperación de manera muy abierta y clara. En mi caso subyacía una idea también más religiosa, más de fe. Por eso pienso en la posibilidad de volver a la Orden e inicio el proceso de discernimiento de la vida religiosa, a través de una cooperación en la atención y cuidado a las personas mayores en una residencia en Antequera (Málaga).
Empecé en octubre de 2019 y la última vez que me comprometí a estar unos días fue aprovechando la festividad de San Juan de Dios (8 de marzo). Llega el tema de la pandemia, del estado de alarma y para estar confinado y no hacer nada en casa, pensé que lo adecuado era pasar el confinamiento en la residencia.
Se fueron restringiendo visitas, los accesos, y en cuanto se dieron instrucciones se cumplieron de manera estricta. La afección llegó, pero con bastante suerte. Se pudo habilitar una zona para los que eran positivo, y el resto en una zona distinta, aunque estuvieran confinados en sus habitaciones. Ha sido una situación llevadera, y ahora mismo ya no queda ningún caso positivo.
En un momento determinado se hace un control a todo el personal y entre los casos asintomáticos que surgen yo doy positivo. Me tengo que aislar, dentro de la zona hospitalizada, sin sintomatología, al menos aparente. He vivido la situación con una contradicción tremenda, yo me había plantado estar en una residencia para ayudar y me convierto en un problema. Había ido a cuidar y al final me tienen que cuidar a mí. Eso me hacía sentir mal, porque si hubiese tenido algún síntoma al menos tendría un sentido, pero en ese asilamiento tan duro, psicológicamente, me revelaba contra esa situación. Al final han sido 37 días, por la decisión de esperar un segundo test negativo para levantar el aislamiento, pues al estar en una residencia eso era garantía para los residentes.
Toda esta situación me ha enseñado que la vida hay que aprovecharla todos los días y que puede tener sentido, cuando uno tiene un compromiso profundo, entregar la vida por los demás, en función de las posibilidades que uno tenga, y que sí merece la pena. Es algo que a mí me vale y que me da fuerzas para seguir viendo si respondo a la vocación religiosa”.
Un Comentario
Fany García
Mucho ánimo y mi respeto para Jerónimo…le recuerdo con cariño y a todos por Madrid, España.
Debemos cuidarnos y apoyar en lo posible.
Saludos desde Honduras!