RAQUEL GONZÁLEZ ARIAS.- El juego es un derecho del niño y como tal está recogido en el artículo 31 de su Convención de Derechos. Y es que jugar es fundamental para su desarrollo tanto físico como emocional. Contribuye a la construcción de su identidad, autoestima y personalidad. Permite fomentar valores como la solidaridad y, además, les distrae y les relaja. Según el juego, también se fomenta la actividad física, mejora su capacidad cardiopulmonar y psicomotricidad y contribuye así a la prevención de enfermedades.
Juego y juguetes
Y si hablamos de jugar, hablamos de juguetes, aunque no siempre estos tienen por qué comprarse. A veces, los niños pueden pasar horas entretenidos con unas cajas de cartón y no prestar atención a determinados juguetes que, no pocas veces, cuestan mucho dinero. Y, por supuesto, hablamos de tiempo, del tiempo que hay que dedicar a los niños para jugar con ellos y, por qué no, de reciclar envases y otros objetos de nuestro alrededor para construir ese camión de bomberos o esa cocinita que les va a divertir durante horas mientras crece su autoestima.
De todo ello, nos ha hablado Montserrat García Sastre, enfermera de la Asociación Española de Enfermería de Salud Mental que trabaja en el Hospital Príncipe de Asturias de Alcalá de Henares.
Niños “hiperregaldos”
Más allá de los beneficios del juego, están los riesgos asociados, no tanto al hecho de jugar como sí al exceso de juguetes que muchos niños reciben con motivo de las fiestas navideñas y que, a menudo, no son capaces siquiera de digerir. Hablamos ya de niños “hiperregalados”.
Una avalancha de presentes no va a hacer más feliz a los niños y, sin embargo, puede hacerles mucho daño. Entre los riesgos, explica Montserrat García Sastre, está el de que “no se valore lo que se recibe”. Además, el niño tampoco puede prestar a cada juguete la atención que requiere y no va ser capaz de aprovechar todo su potencial. El exceso puede llevar incluso a su propio aburrimiento, advierte, y hacer de ellos niños más egoístas, egocéntricos e impacientes con baja tolerancia a la frustración. Todo ello, sin hablar del despilfarro económico y hasta de los conflictos familiares que pueden surgir cuando padres, abuelos… se organizan o desorganizan, según el caso, para regalar.
Elegir y acertar
Desde la Asociación Española de Enfermería de Salud Mental, nos dice Montserrat García, defienden la regla de los cuatro regalos: uno que se pueda usar, otro relacionado con la lectura, un tercero deseado y un cuarto que se necesite. Un pijama, un cuento, una muñeca y una mochila serían cuatro ejemplos de regalos que cumplen esta regla.
Pero para acertar con los regalos, hay que tener en cuenta varias cosas. “La primera de ellas –nos dice Montserrat García- es pensar en el niño, hacerle protagonista de lo que necesita, de la edad que tiene y de aquellos intereses que parece que va desarrollando”. Además, advierte, “ocurre que, en ocasiones, no discriminamos si los juguetes se están regalando en función de lo recomendado. No debemos olvidar que detrás del diseño, la construcción o la fabricación de un juguete hay un pensamiento que va más allá y que tiene que ver con el hecho de que ese juguete está orientado a un determinado niño con un nivel de desarrollo concreto. En las cajas está bien especificado, pero, a veces, nos guiamos más por la imagen que por las recomendaciones que nos dan los fabricantes”.
Entre las recomendaciones que esta enfermera hace a los padres a la hora de comprar los juguetes está la de “hacerlo de manera razonada, sin prisa, con calma”. También insiste en la importancia de “acudir a tiendas especializadas y pedir asesoría antes de adquirir un juguete; no guiarse por el impulso de comprar por comprar o de la publicidad que, en un momento determinado, nos pueden resultar muy apetitosos, pero que no cumplen ni con las necesidades, ni con los intereses ni son acorde a la edad de los niños a los que van dirigidos”.
Solidaridad y sostenibilidad
Dentro de la vorágine consumista que arrastra a muchos en estas fiestas, hay espacio para fomentar valores como la solidaridad e involucrar a los niños en ellos. Hacerles ver que esos juguetes en buen estado a los que ya no prestan atención pueden hacer felices a otros niños con menos recursos es una forma de empezar. Otra posibilidad es dar esos juguetes a amigos o familiares a los que les puedan venir bien, haciendo ver a los pequeños de la casa la importancia de reciclar.
Guía de juguetes por edad
Montserrat García nos propone una guía de juguetes por edades para no equivocarnos:
Hasta los 6 meses: sonajeros, manoplas y calcetines con sonido, carruseles musicales, peluches con sonido, móviles de cuna, mordedores, muñecos de goma y cadena de muñecos ensartados en una goma para sujetar a la silla de paseo.
De 6 a 12 meses: andadores, alfombras de actividades, pelotas sonoras o luminosas y pelotas pequeñas y blandas, tentetiesos, juguetes suaves y juguetes para el momento del baño, muñecas de trapo y aquellos apilables y encajables.
De 12 a 2 años: correpasillos, sillas pequeñas, platos y cucharas de plástico, encajables y apilables, cubos y palas, coches y camiones, muñecos y peluches, juguetes que sean suaves y aquellos que se desplazan y emiten sonidos y luces, libros de imágenes en cartón duro y cuentos con texturas y sonidos.
De 3 y 4 años: bicicleta, coche de pedales, canasta pequeña de baloncesto, juego de bolos de plástico, banco de carpintero, arquitecturas de encajes, coches, camiones, trenes, casitas de tela, muñecos y vestidos, títeres, cocinita y cacharritos, disfraces, pizarra, puzzles, cuentos, lápices de colores, plastilinas…
De 4 y 5 años: bicicleta, disfraces, juguetes de oficios, rompecabezas, pinturas, pizarra, plastilina, muñecos, teatro de marionetas, caja registradora, accesorios de actividades domésticas, garajes y cochecitos, trenes con vías, juegos para organizar pueblos, granjas… caleidoscopio, juego de memoria, dominó sencillo, parchís, oca, cartas, juegos de habilidad…
De 5 y 6 años: bicicleta, patines, patinetes, balones, raquetas, cuerda para saltar, cocinitas, mecanos, coches teledirigidos, casas de muñecas, disfraces, juegos de exploradores, microscopio infantil, reloj de juguete, juegos de mesa sencillos…
De 6 a 12 años: bicicleta, patines, canicas, aviones, construcciones, yo-yo, juegos de letras, telares, costuras, títeres y marionetas, cuentas para engarzar collares, kits de cuidado de la naturaleza, juegos de mesa, también los de química, electricidad o un microscopio, mecanos a motor, cometas, iniciación al modelismo…
A partir de los 12 años: libros, música, ropa y videojuegos (controlando luego el tiempo de exposición y los contenidos).