GEMA ROMERO.- Julio Fernández Garrido es el decano de la Facultad de Enfermería y Podología de la Universidad de Valencia. Actualmente preside la Conferencia Nacional de Decanos y Decanas de Enfermería (CNDE). Con él repasamos lo que han supuesto estos 40 años de enfermería en la universidad. 

¿Qué balance haría de estos 40 años?

Mi balance es, evidentemente, positivo. A poco que revisemos los modos de trabajo, la responsabilidad y sobre todo, la preparación de las enfermeras de unas décadas atrás, estamos a gran distancia de aquella época previa. Se ha normalizado la figura profesional, se ha estandarizado el trabajo, se ha ganado representación y protagonismo social, se ha prestigiado la profesión. Hay que seguir y desde luego no hemos hecho tope, pero estamos infinitamente mejor preparados, considerados y valorados.

¿Cómo ha sido la evolución de los estudios?

La enfermería desde el punto de vista académico, ha sabido adaptar perfectamente la idea de pasar del que simplemente hace técnicas para ayudar a otro profesional a cuidar y velar por la salud y la calidad del cuidado de las personas. Creo que el plan de estudios fue diseñado para poder acometer ese reto de ganar independencia y un cuerpo científico de contenidos que permitiesen asumir el compromiso con garantías. La formación universitaria aportó rigor, conocimiento y, sobre todo, idoneidad formativa a un trabajo que ya desarrollábamos, pero cuyas decisiones sobre la formación pertenecían a otros profesionales. Eso fue clave.

Es evidente que ese proceso de mejora no acabará jamás, porque la ciencia es un organismo vivo, pero la incorporación de materias relacionadas con la metodología de investigación resulta fundamental. La realización de los Trabajos Fin de Grado ha supuesto un salto cualitativo evidente y en pocos años se va a notar en la asistencia que hoy tenemos una enfermería mejor formada, más preparada, más madura.

Si tuviera que destacar un hito de estos 40 años, ¿cuál sería?

Destacaría dos: primero, equiparar nuestra formación al resto de titulaciones, la misma duración, el mismo nivel académico…, la superación de esa sensación de que enfermería, al ser diplomatura, éramos mas ‘pequeños’ ha sido muy importante. Y para mí, el segundo hito ha sido la posibilidad de acceder al doctorado. Poder alcanzar el mayor rango académico siendo enfermeras, sin tener que peregrinar previamente por facultades de antropología, psicología, historia, etc., para poder hacer una tesis doctoral, que no siempre era suficientemente entendida en esos contextos relacionados pero no propios de la enfermería, ha sido una de las cosas más importantes para la enfermería académica y, en definitiva, también para el mundo asistencial, porque estoy convencido de que todos esos avances científicos ahora presentados como tesis doctorales, impactarán dentro de unos pocos años en la actividad diaria de nuestro colectivo. Esa es ahora mi mayor obsesión, que la enorme producción científica enfermera actual trascienda a las personas y mejore su salud y su calidad de vida.

La enorme producción científica enfermera debe trascender a las personas

¿Cómo ha cambiado la investigación enfermera y los cuidados en este tiempo?

La investigación ha pasado de ser algo prácticamente voluntarioso de unos pocos sin recursos y sin conocimientos, y lo digo con todo el respeto y cariño, porque hicieron más de lo impensable, a ser, como somos, la segunda área de mayor crecimiento investigador en España, y el 6º país productor de artículos de enfermería en el mundo y el 3º en Europa. Es un logro que cuesta creer, sobre todo por venir de donde venimos, pero es absolutamente cierto y en algunas áreas como Cuidados Críticos o Atención Primaria estamos aún mejor situados frente a otros países.

¿Qué retos tiene pendientes la enfermería en la universidad?

Ahora mismo lo más crítico es consolidar las plazas de profesorado. La enfermería académica está perdiendo mucho profesorado titular por jubilación de los actuales y no está resultando fácil sustituirlo. Los elevados criterios establecidos por la ANECA para poder acceder a las plazas, la exigencia de abandonar la actividad clínica durante al menos 5 años para poder ser profesor ayudante Dr. (profesor en formación), y los escasos salarios del profesorado universitario en precario, hacen que hoy por hoy la profesión de profesor de universidad sea muy poco atractiva. Necesitamos que se incorpore profesorado y para ello debemos conseguir que el camino hacia la docencia sea atractivo.

Somos el sexto país productor de artículos de enfermería en el mundo

Y hay un segundo reto. La fusión de titulaciones de enfermería bajo el paraguas de las Facultades de Ciencias de la Salud, que ha hecho que muchas Facultades de Enfermería desaparezcan de manera independiente. Ese aspecto tiene connotaciones positivas y negativas, pero es evidente que resta protagonismo y presencia social a nuestra formación.

¿Cuál es el futuro de la titulación?

La titulación de Enfermería goza de una salud envidiable e iremos cada vez mejor. Debemos internacionalizarnos más, poner grupos de docencia en inglés y también conformar grupos de investigación potentes en las Facultades de Enfermería. Es una reto dificilísimo que cuesta mucho esfuerzo, mucho trabajo, y sobre todo mucho dinero que actualmente las universidades públicas no tienen. Hace falta financiación. La universidad española está absolutamente maltratada por sus gobernantes y hasta que no se den cuenta del enorme potencial que están despreciando, no podremos tener mejores resultados. Pero Enfermería es una titulación de supervivientes, de gente que sabemos arremangarnos sin prejuicios y reinventarnos cada ciertos años, de luchadores y luchadoras y estamos aquí para aportar muchísimo a la universidad y a la sociedad.