GEMA ROMERO.- “Los casos de la covid-19 que requieren hospitalización presentan desnutrición aguda por el mismo proceso de la infección en sí misma que además, es tan severa, que conlleva disminución o incluso falta total de apetito”, explica MariLourdes de Torres, delegada de nutrición del Consejo General de Enfermería y miembro de la Junta Directiva de la Alianza Másnutridos. Por este motivo la Alianza ha presentado un manifiesto sobre el Abordaje de la Desnutrición Relacionada con la Enfermedad en pacientes con COVID-19 en el que piden que se realice una valoración e intervención nutricional a estos pacientes.
“Si aparece anorexia, pérdida rápida de fuerza y de masa muscular, caída brusca de peso, abundantes alteraciones digestivas como diarrea, una seria dificultad respiratoria, tenemos los sumandos necesarios que aseguran la aparición de una desnutrición súbita y grave que a su vez conlleva un ataque brutal sobre el sistema inmunológico y bajada de defensas”, explica De Torres. Todos estos síntomas son “los parámetros necesarios para provocar la desnutrición relacionada con la enfermedad (DRE) de la que en tantas ocasiones hemos descrito en este medio y en la que la enfermería estamos tan implicados”.
Además, se debe tener en cuenta, que muchos de estos pacientes ya tienen un alto riesgo de sufrir desnutrición por tener enfermedades crónicas o ser pacientes de edad avanzada que asocian una mayor prevalencia de comorbilidades y cambios en la composición corporal, como la pérdida gradual de la masa muscular esquelética y el deterioro de la función muscular (sarcopenia). Por ello, “una adecuada valoración y diagnóstico del estado nutricional del paciente, así como la prescripción de un tratamiento nutricional adaptado a sus necesidades, es esencial para reducir complicaciones, mejorar los resultados clínicos, así como conseguir una recuperación temprana y eficaz, lo que disminuirá sin duda el riesgo de reingresos hospitalarios”, subrayan desde Másnutridos.
Así, en el manifiesto que acaban de publicar señalan que “la valoración y la intervención nutricional deben integrarse en el manejo del paciente con COVID-19, tanto en la fase aguda de enfermedad, representada en el ámbito hospitalario, ya sea en la UCI o en las Unidades de agudos, como en la fase de seguimiento posterior, coordinado desde Atención Primaria o centros sociosanitarios. Por ello, es fundamental que todos los profesionales sanitarios implicados, enfermería, farmacéuticos, médicos y dietistas reciban la mejor formación y dispongan de las herramientas necesarias para el manejo del paciente con DRE tanto en el ámbito hospitalario como en el comunitario”.
Además, recomiendan “la realización del cribado y la valoración nutricional, a todos los pacientes adultos con COVID-19, tanto ambulatorios como hospitalizados. Los pacientes hospitalizados serán considerados pacientes de riesgo”.
“Desde la Alianza Másnutridos, a cuya Junta Directiva pertenezco en representación del Consejo General de Enfermería, siempre ha sido nuestro objetivo el abordaje precoz de la lucha contra la DRE, pero en esta pandemia nos hemos hecho más fuertes en nuestra convicción de que la desnutrición siempre es un escollo en la evolución de un paciente con patología grave, como es el caso de la covid-19. El hecho de que desde el Consejo se dé un lugar importante al tema de los cuidados nutricionales es síntoma de la importancia que tiene la enfermera en el abordaje de la desnutrición relacionada con la enfermedad por una parte; y en la educación nutricional dentro de la educación para la salud, en la que enfermería es el pilar fundamental como nexo con la población en sus distintas etapas del ciclo vital”, explica De Torres.
Papel de la enfermería
A este respecto, la enfermería tiene dos intervenciones relevantes en el proceso atención de la DRE provocada por covid-19.
En primer lugar, explica la representante del Consejo General de Enfermería en la alianza estaría la detección mediante el cribado nutricional precoz. “En los momentos álgidos de la pandemia no ha sido posible, pero ahora deberíamos arbitrar mecanismos de detección ya desde la AP en cuanto un paciente presenta sintomatología no leve con pérdida de apetito, para realizarle un cribado nutricional contando con todas las medidas de protección.”, explica Marilourdes de Torres.
Por otro lado, tampoco hay que olvidar “los cuidados nutricionales en los pacientes menos graves con una intervención dietética directa. Hemos de aplicar una dieta de fácil masticación dada la pérdida aguda de fuerza muscular y el cansancio generalizado; y que sea hiperproteica e hipercalórica enriqueciéndola para que, aprovechando el mismo volumen de ingesta, sea mayor el aporte de nutrientes fundamentales. En el caso de presentar diarrea, además tendrá que ser astringente y con la aparición de fiebre debemos asegurarnos una buena hidratación, en ocasiones disfrazando el sabor del agua que les resulta tan poco agradable”, subraya De Torres.
Finalmente, “cuando esa alimentación fortificada culinariamente no resulta suficiente, se deberá enriquecer con suplementos nutricionales orales (SNO)”.
Por todo ello, tanto en la aplicación como en el seguimiento de este plan nutricional, “la enfermera es uno de los pivotes fundamentales ya que el objetivo es retrasar al máximo –o incluso evitar- el momento de que deba instaurarse una nutrición enteral”, destaca la delegada de nutrición del CGE.
Para consultar el manifiesto completo pulse aquí.