DAVID RUIPÉREZ.- Manuel Moreno Preciado es profesor de la Escuela Internacional de Ciencias de la Salud (EICS), de la Universidad Camilo José Cela y de la Universidad Católica San Antonio de Murcia. Obviamente es enfermero, pero también antropólogo y de cómo ambas disciplinas se complementan nos habla en su nuevo libro Enfermería cultural, una mirada antropológica del cuidado.

¿Cómo puede mejorar el trabajo de las enfermeras si aplicamos una perspectiva antropológica a los cuidados?

Por desgracia, la formación de las enfermeras ha tenido siempre un enfoque excesivamente biológico, sin tener en cuenta que el ser humano no es sólo biología y anatomía, sino que se compone también de una perspectiva psicológica y también social. Y la rama que mejor puede aportar a la enfermería los conocimientos sociales es la antropología. De hecho, la gran mayoría de patologías actuales, según recientes estudios, tienen una composición etiológicamente social, como ocurre con las adicciones o los trastornos de la alimentación, etc. Por eso yo creo que la perspectiva antropológica puede ayudar mucho a la enfermería, enriquece su trabajo.

¿Qué encontrarán los lectores en tu nuevo libro Enfermería cultural, una mirada antropológica del cuidado?

No se va a encontrar en el libro manuales, protocolos o procedimientos que digan cómo hay que hacer las cosas, va a encontrar muchas más preguntas que respuesta porque hay muchas incógnitas nuevas y se invita a la reflexión sobre el significado de la cultura en el cuidado. Pretende mostrar a enfermeras y enfermeros que los pacientes hoy han cambiado y nosotros también tenemos que cambiar, que nos exigen cosas que no exigían hace años y que quieren que se atienda más teniendo en cuenta el factor humano, el relacional, lo que pueden aportar ellos como personas que viven la enfermedad.

El escenario ha cambiado: del paciente que venía como un corderito a la consulta se ha pasado al paciente proactivo, empoderado. Hablabas de esa demanda de humanidad, pero los cuidados enfermeros per se incorporan siempre cercanía y humanidad. Ahora se habla de humanización como si hasta ahora hubieran trabajado robots… ¿Dónde están esos matices culturales para afrontar los nuevos problemas de la sociedad?

El paciente ha cambiado, está más informado y al mismo tiempo es más exigente, ese nuevo paciente requiere de un acercamiento a sus preocupaciones y sus problemáticas. A medida que la medicina ha profundizado en los aspectos tecnológicos se ha perdido la perspectiva humanística de la asistencia. Este nuevo paciente se resiente, quiere que hagamos las cosas bien, pero también pide que las hagamos con humanidad. La enfermería siempre ha tenido esa vocación humanitaria, pero el modelo está muy imbuido por esa fascinación por la tecnología que afecta, no sólo a la medicina, sino que es algo común en la sociedad. Ambas perspectivas deben armonizarse y convivir. La tecnología debe estar al servicio de las personas y no al revés.
Enfermeras y enfermeros también viven esa fascinación por la tecnología, pero hay que estar alerta para no caer en esa tecnificación. Aunque la robotización permite operar a distancia a una persona, desde la distancia nunca se podrá cuidar a una persona. porque el cuidado necesita una cercanía, un contacto físico y esas cosas, afortunadamente, no las pueden dar las máquinas.

El libro aborda un montón de problemas de toda índole como las drogas, trastornos alimentarios, pobreza, turismo sexual… ¿Qué puede hacer la enfermería ante esos problemas de la sociedad actual?

Tiene mucho que aportar porque siempre ha tenido mucha vocación por lo social, aunque el modelo tecnológico limita mucho. Pero estas nuevas problemáticas de salud con esa composición social exigen que la enfermera cambie la mirada hacia esas nuevas demandas, estar a la escucha de las demandas de la población. Estas grandes temáticas y otras, como los problemas medioambientales, reproducción asistida, etc, no se pueden abordar sin la contribución de una enfermera que tiene que salirse de las funciones clásicas.

Dices que la enfermería es una ciencia relativamente joven, pero los cuidados son milenarios, pero ¿cómo ves el futuro?

El futuro no se puede predecir, si no no sería futuro, pero pienso que la enfemera necesita formación en esas nuevas demandas. Los profesionales son muy proclives a la formación continuada, pero deben intentar formarse incluso alcanzado el máximo nivel como el doctorado, al que ahora podemos acceder. Otro factor a mejorar es la ética: se ha producido una revolución ética de la sociedad, la gente no va a aceptar cosas que se hacían antes, fraudes en la investigación, titulitis… Hay que mirar de cerca y hacer un cambio de ética, la salud no se debe comercializar y enfermería tiene mucho que decir. Los aspectos formativos y éticos son esenciales en el futuro.