EUROPA PRESS.- La Asociación Nacional de Directivos de Enfermería (Ande) ha firmado acuerdos con sus asociaciones homólogas en Portugal, la Associação dos Directores de Enfermagem (Ade) y la Associação Portuguesa dos Enfermeiros Gestores e Liderança (Apegel), para la mejora de la gestión de la enfermería en la península.
La firma de los convenios ha tenido lugar en el marco del 21 Congreso Nacional de Hospitales y Gestión Sanitaria, que se ha celebrado con el objetivo de poner en marcha iniciativas conjuntas al menos hasta 2020.
El presidente de Ande, Jesús Sanz Villorejo, ha afirmado que la firma de estos convenios «es un paso importante para las tres asociaciones y para los gestores y directores de enfermería de toda la península ibérica. La colaboración entre todos enriquecerá la profesión y permitirá un intercambio de información, conocimiento y actividades formativas, algo que es vital para su desarrollo».
Gracias a los acuerdos firmados, han asegurado, se realizarán cursos y programas para lo que se acordará conjuntamente el perfil de los alumnos y se promoverá la participación en los eventos científicos de cada organización. También, han añadido, se realizará, con alternancia de país y al menos cada dos años, una actividad docente.
Asimismo, se establece la presencia oficial de dos miembros de cada asociación en sus respectivos actos anuales, en los que aseguran se propiciará la participación de los asociados portugueses y españoles como ponentes e intervinientes.
Los dos convenios formados hoy, han concluido, promueven el intercambio de documentación, artículos y publicaciones y la colaboración y participación en nuevas experiencias de gestión, proyectos de innovación e investigación. Además, han hecho hincapié en la colaboración técnica y científica para presentar trabajos a premios de cada asociación y crear equipos y grupos de trabajo conjuntos.
¡SI AHORA RESULTA QUE EXISTE UNA GESTIÓN SANITARIA!
Pues que sea muy bienvenida. Y que empiecen a gestionar de una vez, porque visto lo visto, no se a que se habrán dedicado hasta ahora. No es mi intención herir la sensibilidad de nadie, y mucho menos, los sentimientos de ninguna compañera o compañero. Vaya esto por delante.
Como tuve la oportunidad de señalar en Acta Sanitaria días atrás (https://new.diarioenfermero.es/la-asociacion-nacional-de-directivos-de-enfermeria-firma-un-convenio-con-sus-homologos-lusos/?idU=1), me causa curiosidad que alguien se considere que lleva algún tipo de dirección en nuestra sanidad pública; nunca he trabajado en el ámbito privado. Me pregunto qué clase de gestión se puede llevar a cabo cuando a cada integrante del colectivo médico se le permite hacer y deshacer a su antojo, con total impunidad. Y no solo en su ámbito competencial, sino sobre otros colectivos sanitarios.
El resultado de esta “ley del embudo” está bien a las claras: un brutal desviamiento en la plantilla de médicos, con respecto al número de enfermeras. Y si alguien lo duda, sólo tiene que ver las estadísticas de países de nuestro entorno. Ello dificulta y entorpece la tarea asistencial.
Un ejemplo, desde ayer se obliga a las empresas españolas a que registren el control horario de sus puestos de trabajo. Me pregunto cuándo se va a exigir este control en nuestra sanidad. Resulta un poco cínico que nuestra administración pretenda hacer justicia (y la aplaudo por ello) con los trabajadores de las distintas empresas privadas y no comience por hacerla con los trabajadores que dependen de ella. Me explico, las enfermeras y enfermeros que trabajan en hospitales públicos, y posiblemente también de otros ámbitos asistenciales, se ven obligados a regalar, cada día una media hora, o más, a la nuestra administración. Es el denominado “solapamiento de jornada”, imprescindible para prestar una atención adecuada a nuestros pacientes.
Como es lógico, para los profesionales cuyas plantillas están sobredimensionadas, y a los que aludía con anterioridad, las reglas son bien diferentes. Nadie ejerce ningún tipo de control sobre el cumplimiento de su jornada laboral, y mucho menos sobre la eficiencia de su trabajo. Un buen número de ellos, llegan cuando les apetece, y se marchan cuando les viene en gana. Para ellos las esperas de sus enfermos no significan nada. Al contrario, si crean artificiales listas de espera, estarán mejor valorados. Es curioso como a nadie se le ocurre hacer un estudio sobre este aspecto. Ni siquiera a quienes se consideran gestores de nuestra sanidad y hacen “congresos”. ¿O será que, incomprensiblemente, la mayoría de estos últimos son también médicos?
No repito aquí mi punto de vista sobre las direcciones de enfermería y supervisiones, ya expresada en el comentario referido con anterioridad.