ÁNGEL M. GREGORIS.- “Se oye una canción, que hace suspirar…” ¿Quién no ha tarareado, cantado o escuchado alguna vez en su vida esta melodía? La mítica película de Disney, que en 1991 ya rompió todos los esquemas al emparejar a una bellísima dama con un príncipe embrujado y convertido en bestia, ha regresado a las salas de cine con su adaptación en acción real y ha vuelto a reventar las taquillas. De momento, a nivel mundial, ya ha logrado recaudar más de mil millones de dólares y se mantiene un mes después de su estreno como una de las películas más vistas en todas las salas donde se proyecta.

Aunque sí es cierto que hay sutiles diferencias con la original, pequeños cambios y algunas escenas nuevas, La Bella y la Bestia actual, dirigida por Bill Condon, ha conseguido mantenerse muy fiel a la de dibujos animados y obtener así el beneplácito de la crítica y los espectadores.

El gran acierto del filme son, sin duda, los dos protagonistas. Emma Watson (Bella) y Dan Stevens (Bestia) bordan un papel que, sobre todo a la primera, les viene como anillo al dedo. Cuesta imaginarse a cualquier otra de las actrices de moda en la piel de Bella, uno de los personajes animados más famosos de la historia. A pesar de que para muchos siempre será Hermione Granger, Watson logra alejarse casi por completo del lastre de “amiga de Harry Potter” en esta nueva versión del largometraje.

Banda sonora

Con La Bella y la Bestia Disney ha superado dos metas. La primera, se ha vuelto a ganar a los niños, ahora adultos, que vivieron y sintieron el filme hace 26 años, y la segunda, ha afianzado a aquellos pequeños que acaban de ver la película original y que la adaptación humana les ha trasladado aún más la magia. Para aquellos nostálgicos, es de agradecer que la compañía haya decidido no modificar la letra de las canciones antiguas y haya incluido dos temas nuevos (Evermore y Days in the Sun) para momentos inéditos.

A los que como a mí nos encantan estas reminiscencias, La Bella y la Bestia les dejará con un buenísimo sabor de boca. A los que, por el contrario, prefieren nuevos temas, se les puede llegar a hacer monótona y aburrida porque, además, una de las grandes diferencias con la anterior, es que esta película cuenta la misma historia que la de 1991, pero alargándola casi 40 minutos más.