EUROPA PRESS.- La consejería de Sanidad de Valencia de Sanidad ha actualizado el listado de enfermeros acreditados para dispensar medicamentos al cumplir con los requisitos requeridos por constar la posesión de una experiencia profesional mínima de un año, computando los servicios prestados desde su nombramiento inicial en el ámbito del sistema valenciano público de salud hasta el día 30 de septiembre de 2020, inclusive.
Así figura en una resolución, publicada en el Diario Oficial de la Generalitat Valenciana, en la que se modifica a la primera acreditación, de 1 de julio de 2019, dado que al estimarse algunos de los recursos de reposición interpuestos por personas interesadas afectaba a la relación de enfermeros incluidos en su anexo.
De este modo, se incluye igualmente a los profesionales de los Consorcios y establece que la fecha para el cálculo de los servicios computados para obtener la citada acreditación será el 30 de septiembre de 2020.
La nueva resolución, por tanto, establece la acreditación para la indicación, uso y autorización de dispensación de medicamentos y productos sanitarios de uso humano, en el ámbito de los cuidados generales, de las enfermeras y los enfermeros con una experiencia profesional mínima de un año en centros, servicios e instituciones sanitarias de gestión directa dependientes de la consellería competente en materia de sanidad y adscritos a la misma.
El texto destaca que la indicación, uso y autorización para la dispensación de medicamentos y productos sanitarios de uso humano es «una reivindicación tradicional» de los enfermeros. Además, destaca que esta actividad ha demostrado ser «eficaz y eficiente» en todos los países donde se ha implantado, «reduciendo el gasto sanitario, optimizando los recursos y mejorando la calidad asistencial y la satisfacción de las personas usuarias de los servicios de salud».
Del mismo modo, resalta que la medida «impacta positivamente» en la seguridad de los pacientes, ya que «contribuye a reducir la automedicación, permite detectar más rápidamente los posibles efectos farmacológicos adversos y fomenta el cumplimiento y adhesión al tratamiento farmacológico», a la vez que «viene a normalizar una realidad cotidiana del desarrollo de las competencias de estos profesionales».